IMPERIO CASSANOVA© (2 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]

XXIX

Cuando amas; lo haces con todo el corazón.

―Elliot Cassanova.

ELLIOT:

   —¿Sabes algo? He aprendido hoy, a no amenazar, sino, a actuar. —Empujo su cuerpo hacia la pared, evitando que se escape—. No te mato porque estamos en un espacio público, pero voy a cerrar esa puta boca tuya.

   Él me mira seriamente, para luego explotar de la risa. Se está riendo a carcajadas.

   —Ya lo veremos. —responde él con escepticismo.

   —Cómo que me llamo Elliot Cassanova, te mato, porque te mato. —Amenazo queriendo ponerlo en su lugar por ser tan insensible a mi dolor.

   Mi hija acaba de salir de cirugía y este hombre no puede aguantar hasta que esté en posición de recibirlo, porque ajos justamente no puedo.

   Él me mira fijamente a los ojos. Me está retando.

   —Lárgate de aquí... —empiezo a caminar hacia él mientras que él retrocede cada paso que doy hacia donde él está.

    Y no aguantando que lo esté siguiendo, se da la vuelta y sale de mí vista.

   Enzo inmediatamente coloca su mano en mi hombro.

   —Tranquilo. —giro mi rostro para mirarlo—. Concentrate en la recuperación de Isabelle y en cuidar a Victoria. —se acerca a mí para abrazarme—. Ya mandé a buscar 100 de mis hombres para que vengan a acompañarte.

    Asiento lentamente.

   Acaricio mi cabello hacia atrás y doy un largo y ruidoso suspiro.

   Quiero paz.

   Quiero que Isabelle, Victoria y yo, desaparezcamos del mapa. Tan solo por unos días, no puedo pedir tanto.

   —¿En qué piensas? —me pregunta Enzo cruzando sus brazos.

   Sé que mi rostro luce cansado y preocupado.

    —Pensaba en desaparecer del mapa por un buen tiempo. —cruzo mis brazos para pensar—. Creo que al menos una semana estaría bien para mí y para Victoria e Isabelle.

   Enzo golpea mi espalda dos veces.

   —Deberías de irte por un mes. Puedes encargar a Jasper de la mercancía. —comenta Enzo como recomendación.

   —No lo sé. Aún no creo que esté preparado para tener todo ese peso en sus manos. —expreso en voz baja porque él está cerca de nosotros.

   Enzo me empuja para que caminemos un poco más alejados de la puerta.

      —No es un opción. Es tu mejor hombre y tu familia necesita descansar, al igual que tú.

   Lo que dice Enzo tiene razón. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras mi hija está ahora delicada de salud y mi mujer está triste por la situación.

   Le digo que si, lo que hace que él inmediatamente sonría.

   —Quisiera ir contigo, pero no puedo. —Responde con una sonrisa—. ¿Cuando se van?

   —Voy a esperar a que Isabelle se recupere. —Acaricio mi cabello—. Esta situación me tiene con la cabeza revuelta.

   Él asiente estando de acuerdo conmigo.

   En cuanto termino de hablar con él, solo espero que mi hija se mejore rápido para poder escuchar su voz.