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-Gracias, cariño -gesticulan los labios color rosas de la mujer. -Espero no haber interrumpido nada importante -añade, viendo como el pelinegro baja del vehículo.

-No, para nada -dice Jimin, saliendo de la casa de su tía con una sonrisa que se borra de su rostro luego de ver a Jungkook acercarse a la puerta.

-¿Quién es él? -indaga la platinada, evaluando al alto y corpulento chico que se acerca con sus manos dentro de los bolsillos de su sudadera.

-Un amigo -murmura con rapidez. -Nos vemos, debo llevarlo a su casa y cada vez anochece más -miente.

-Está bien, conduce con cuidado -le pide la mujer abrazando el cuerpo del rubio.

Un gruñido se escucha, pero Jimin tose un par de veces para que su tía no le preste atención.

-Te amo, escríbeme cuando estés en casa -le recuerda, dejando un beso sobre la frente de su sobrino.

Otro gruñido se escucha y esta vez sí es escuchado por Injae Park.

-¿Qué fue eso? -pregunta, observado hacia fuera.

Jimin se da la vuelta con su entrecejo fruncido, niega mientras ve a Jungkook, pero deja de hacerlo al ver la intensidad de los ojos del pelinegro.

-Es el tono de mi celular -miente una vez más. -Entra, descansa, te amo -se despide de forma precipitada.

Cuando la mujer ha entrado camina hacia Jungkook, le propina un golpe en el brazo izquierdo y luego camina molesto hasta su auto.

-Si golpeas a un cambia formas lo estás provocando a una pelea -menciona Jeon, acomodándose en el asiento del copiloto.

-¿Qué tratas de decirme? -replica disgustado, Jimin-. Quieres pelear conmigo porque te golpeé, ¿Es eso?

-No quiero pelear contigo, te dire lo que quiero luego.

-Bien, pero antes vamos a dejar algo muy claro -formula el rubio mientras se coloca el cinturón de seguridad. -El día que le pongas una mano o pata a mi tía, te juro que te vas arrepentir -le advierte.

-El resto de personas no es mi prioridad -espeta el pelinegro-. Mi prioridad eres tú. Lo comprenderás pronto.

Jimin no dice nada, retrocede y luego pone en marcha el vehículo. Mientras conduce piensa cuál sería el lugar adecuado para la conversación. No piensa volver a la parte del bosque, tampoco ir a la Selva Headwaters y mucho menos hablar en público, no desea ver cómo la gente se aterra al ver a un cambia formas frente a ellos.

Está a una cuadra de llegar al pequeño edificio donde alquila un departamento que él considera espacioso.

-Llegamos -anuncia Jungkook, ganándose la atención del rubio.

-¿Cómo lo sabes? -lo cuestiona de inmediato, entrando al estacionamiento de la zona.

-Solo lo sé y ya -murmura el pelinegro.

-Estas empezando a asustarme -confiesa Jimin mientras se retira el cinturón y coge las llaves.

-Asustarte no es mi intención, solo quiero saber que estás bien todo el tiempo.

-Eso suena a obsesión -refuta Park, entrando al edificio con Jeon tras de él.

-¿Para los humanos eso es malo? -inquiere el pelinegro, subiendo los escalones después del rubio.

-Tú, ¡Dios! -exclama, empujando la puerta de emergencia del segundo piso. -También eres humano. Bueno, es lo que aparentas, evita expresarte de esa manera -le aconseja.

Al llegar a la puerta correcta el chico introduce el código y luego entra, mira a Jungkook por unos segundos pensando en si es buena idea el dejarlo entrar a su hogar y escucharlo. Inspira profundo al verlo cruzarse de brazos y apoyarse en la pared frente a su apartamento dejándole claro que no se marchará.

Abre de par en par, se da la vuelta luego de decirle que cierre cuando esté dentro.

El pelinegro mira cada detalle de la casa, se queda de pie frente a la sala, mira una televisión mediana en la sal frente a un sofá largo, escucha pasos, se da media vuelta y ve aparecer a Jimin descalzo.

-Si arruinas algo lo pagas, ponte cómodo, pero no abuses. ¿Quieres algo de beber? No sé con exactitud que les gusta a los...

-Agua está bien -interviene Jeon.

MY BEASTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora