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—Gracias por su compra, que tenga un buen día —se despide y agradece, Jimin.

Alza su rostro y lleva su vista hasta el reloj digital de pared que se encuentra arriba del umbral de la puerta de su negocio. Se da cuenta que falta poco para que se han las 5:00 pm hora en la que Jungkook irá por él a la ciudad para por fin llevarlo a la selva y conocer su casa y la manada.

—¿Puedo ayudarte en algo? —le pregunta a la única chica que se encuentra en su tienda, mientras guarda un par de cosas.

—¿Qué es esto? —inquiere la chica, alzando sus cejas mientras observa el local.

—Una tienda de obsequios —contesta el chico, tomando el dinero de la caja registradora. —Escucha, debo cerrar, mi novio vendrá por mí y debo estar listo —añade.

—¿Novio?

—Lamento hacer esto, pero necesito que te marches. Te daré un descuento a la próxima, no olvidare tu rostro —farfulla, mientras dirige a la chica hacia la puerta.

La chica se detiene y observa al rubio detenidamente, esboza una sonrisa socarrona y asiente.

—Volveré pronto —asevera y luego abandona la tienda.

Park la ve alejarse sintiendo una extraña sensación.

—Eso fue raro —murmura para sí mismo, regresando a la tienda por su mochila y dinero.

Apaga las luces, activa la alarma y por último cierra el local. Mientras espera afuera saca su celular y responde los mensajes de sus amigos y le avisa a Jungkook que está esperando por él.

Después de un par de minutos de espera escucha un gruñido que lo hace alzar su rostro y buscar al dueño de ese sonido.

—¿Qué te he dicho sobre gruñir en la ciudad? —lo cuestiona, molesto Jimin.

—Que no debo hacerlo porque las personas pueden escucharme —responde el pelinegro, abrazando por la espalda al más bajo.

—¿Y por qué lo sigues haciendo? —lo reta el menor.

—Porque me gusta ver cómo te preocupas por un cambia formas —acota en voz suave, sobre la comisura de la oreja derecha del rubio.

—¿Quién ha dicho que me preocupo por ti?

Jeon lo gira y posa sus manos sobre la delgada cintura de Park.

—No te preocupas —balbucea el mayor.

Jimin niega.

—De repente me dieron ganas de sacar a pasear a mi lobo —dice Jungkook, quitando sus manos de la cintura del más bajo.

—No, espera, no —verbaliza de manera precipitada el rubio, abrazando al cambia formas.

—Nos quedó claro que te preocupas por nosotros —susurra divertido el pelinegro.

—Ahora tú y tu lobo hacen bromas —gesticula Jimin, intentando pellizcar la piel del abdomen de Jeon.

—Mi lobo y yo queremos besarte —masculla Jungkook, descendiendo su rostro hacia el del contrario. —Besarte y devorarte —agrega entre besos.

—Jungkook —chilla el más bajo.

—Ok, guardare silencio, solo queríamos que lo supieras —parlotea el cambia formas. —Espera aquí, iré por un café helado y regreso —le pide.

Deposita un beso sobre la frente de Park y luego camina hacia la cafetería de la esquina.

—Lindo lobo —escucha Jimin.

Gira su rostro hacia la izquierda y ve a la misma chica de su tienda acercarse a él.

—El de tu mano —añade la chica, señalando la figura del lobo del brazalete que Jungkook le obsequio un par de días atrás. —¿Te gustan los lobos? —lo cuestiona.

—Oh, me lo obsequio mi novio. Y sí, me gustan los lobos —responde con una pequeña sonrisa en su rostro.

—Sí, así pensé —susurra la chica—. A mí también me gustan los lobos.

—Disculpa, no sé quién seas, pero hay algo en lo que pueda ayudarte —duda el rubio.

—¿El pelinegro que te besaba es tu... tu novio? —indaga la chica, ignorando las palabras anteriores de Jimin.

—Sí, él es mi novio y...

—No, no lo es —lo interrumpe.

—¿Disculpa? —verbaliza Park, frunciendo su entrecejo.

—No te disculpo, y él no es tu novio. Él es mío y yo soy suya —expone la chica.

—Creo que será mejor que vaya por Jungkook —murmura el rubio.

MY BEASTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora