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-¿A qué horas vamos a descansar? -pregunta la pelirroja, cargando un par de abrigos.

-Jia, por favor deja de quejarte -le pide el castaño.

-Gracias, Hoseok -sonríe Jimin. -Y Jia, deja de quejarte, te dije muchas veces que veníamos a practicar senderismo -le recuerda.

-Sí, lo recuerdo -articula con voz cansina la chica-. También recuerdo que accedí a venir porque me gusta el amigo de Hoseok.

-Bueno, para que él te note debes ir a su lado y no ser de los últimos -chista el castaño.

-Pues no soy la única que va de último -pronuncia a la defensiva la pelirroja.

-Si vamos de último es por ti, ahora acelera el paso que anochece -interviene Jimin.

Ambos chicos cogen una mano de la chica y de esa manera se aseguran de que acelere sus pasos, y así poder alcanzar al resto del grupo con el que practican senderismo.

Después de un poco más de quince minutos de retraso, Jia, Hoseok y Jimin llegan al punto de encuentro.

-¡Por fin aparecieron! - exclama el amigo de Hoseok.

-Pudiste ir a buscarnos, Andrew -verbaliza Hoseok.

-Sí, pero decidí esperarlos aquí. Te dije que la chica no debía venir -contesta el azabache, ganándose una mirada de decepción por parte de Jia y una de sorpresa por parte de Jimin.

La pelirroja se suelta del agarre de sus amigos, se da la vuelta y se aleja del grupo.

-Andrew, eres un idiota -dice una chica rubia.

-Jimin, ¿Quieres algo de beber? -pregunta el azabache, mirando al de ojos marrones.

El rubio niega con sutileza y luego se da la vuelta, da un paso y choca contra alguien.


-Auch -se queja.

-Escuche algo en los arbustos del fondo -menciona asustada, Jia.

-¿Qué hacías cerca de los arbustos? -la cuestiona Hoseok.

-Quiero orinar -responde ella entre dientes.

-Yo también, te acompaño -murmura Jimin, tomando la mano de la chica.

-Te juro que escuche algo tras los arbustos -le comenta, sujetando con fuerza el antebrazo del rubio. -Seguro y es uno de esos animales horribles -añade con temor-

-Cálmate, sí -le pide Jimin-. Ve tras ese, te esperare aquí.

-No debí venir a esta mierda de senderismo -protesta la pelirroja
haciendo reír a Park.

El rubio se cruza de brazos a la espera de su amigo, la poca luz del sol cada vez desaparece, escucha un par de pasos, gira su cuerpo y mira como Andrew se acerca a él.

-Jia, date prisa -le exige a su amiga. -¿Sucede algo? -cuestiona al azabache.

-No, solo quería aprovechar que estamos solos -musita con coquetería el contrario.

-Oye, ¿Qué te ocurre? -lo confronta Jimin, al ver que lo toma de la cintura con brusquedad. -Déjame -le ordena entre dientes.



-Listo...

Los ojos de Jia se ensanchan, camina hacia ellos, pero Jimin niega y le pide que vaya por Hoseok.

-Suéltame, idiota abusivo -brama el rubio.

-Cállate y quédate quieto -demanda el azabache, luego de haberle propinado un par de bofetadas al rostro de Park.

-No, no, no -chilla Jimin, cuando es derribado por Andrew. -Déjame -alza su voz.

-Te daré lo que siempre has deseado -balbucea el azabache, recargando el peso de sus rodillas sobre el dorso de las manos de Park. -Voy a coger ese lindo y provocativo culo -articula como demente mientras se desabrocha el pantalón.

-Imbécil -solloza el rubio, moviendo sus pies con fuerza cuando siente las manos de Andrew sobre el tirante de su pantalón deportivo-. No lo hagas. Por favor, déjame.

Jimin cierra sus ojos al sentir que el azabache comienza a bajar su pantalón deportivo junto a su ropa interior. Sus manos le duelen al igual que su cabeza, abre sus ojos al sentir una fuerte brisa y al no sentir a nadie sobre él.

Se sienta sobre el césped húmedo y ve cerca de los arbustos como la silueta alta y corpulenta golpea con brusquedad a Andrew.

Sube su ropa interior y su pantalón deportivo, está por ponerse de pie, pero no lo hace al ver como Andrew corre torpemente en su dirección. Abraza sus pantorrillas y oculta su rostro en sus piernas. Pasa un par de minutos en esa posición hasta que siente como le dan un par de toques a su tobillo derecho.

Con temor alza su rostro y observa la misma silueta vistiendo todo de negro frente a él, extendiéndole una de sus manos para ayudarlo a ponerse de pie.

El chico acepta la ayuda, cuando está de pie se da cuenta que la persona frente a él le lleva casi una cabeza más de estatura. Intenta ver su rostro, pero lo único que nota y llama su atención es su ojo color ámbar brillante.

-Gracias -gesticula con voz asustada. -Gracias -repite de nuevo, sintiendo la mano pesada y caliente del contrario cubriendo la suya-. Tú...

El hombre misterioso suelta la mano de Jimin y le hace señas para que se marche, la mirada confundida del rubio lo ve desconcertado.

-Vete -verbaliza con voz ronca-. Largo de aquí.

-Pero..., mis amigos y...

-Lárgate, vete -insiste, propinándole un empujón al rubio.

Jimin se da la vuelta, da un par de pasos y luego se detiene, mira hacia atrás sobre uno de sus hombros y ahora ve el ojo del hombre misterioso de color zafiro brillante.

-No te detengas, vete -le pide con voz hipnótica.



El rubio mira hacia el frente y empieza a correr, nota a Jia y a Hoseok caminar hacia él, abre su boca y grita-. ¡Debemos irnos! ¡Vámonos!

Ambos se detienen, se dan la vuelta y corren a toda prisa hacia el punto de encuentro, de manera precipitada cogen sus cosas y emprenden de nuevo su camino hacia las afueras de la Selva Headwaters.

Unos gritos se escuchan, pero no se detienen, continúan. La mente de Jimin repite una y otra vez la voz del hombre misterioso pidiéndole que se marchará y no se detuviera.

-Algo nos sigue -dice asustada, Jia, sin dejar de correr.

-No se detengan -les pide Hoseok.

Cuando están por salir de Headwaters, Jimin escucha un gruñido que hace que los vellos de su piel se ericen y su corazón palpite con más intensidad. Pasa saliva y no se detiene hasta que sus zapatos han tocado cemento. Lleva sus manos sobre sus rodillas y toma grandes caladas de aire intentado tomar oxígeno.

Las luces del auto se encienden, Hoseok lo maneja y lo estaciona frente a Jia, mientras la chica sube Jimin mira hacia atrás y puede jurar que lo único que mira son dos ojos de distinto color mirarlo fijamente.

Permanece inmóvil concentrado en aquellos ojos color ámbar y zafiro que lo miran intensamente.

Escucha de nuevo el mismo gruñido y eso le recuerda la situación en la que está.

-¡Jimin, sube al maldito auto! -grita exasperada, Jia.

El rubio se da la vuelta da unos cuantos pasos y entra en la parte trasera junto a su amiga. Mira hacia la selva y se da cuenta que todo está oscuro, nota como algunos arbustos se mueven y siguen el camino del auto, piensa que es su imaginación y desea que eso sea.
Le resulta una locura creer que esos mismos ojos son del hombre misterioso que lo salvó de Andrew.

-No haremos más senderismo, lo digo enserio -habla la pelirroja, abrazando con fuerza a Jimin.

-Jia, lo que nos seguí...

-Es un animal, Jimin. ¡Mierda! Te dije que no debíamos venir -le recuerda la chica.

Cuando entran de nuevo a la ciudad, con cuidado mira hacia atrás y ve a lo lejos la Selva Headwaters, inspira profundo y luego regresa su mirada al frente. Ve a su amiga y por fin está de acuerdo con ella, no más senderismo por un largo tiempo.




MY BEASTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora