Aquel sonido le alerta que alguien se acerca, con pánico mira hacia atrás, reconoce al imbécil de Andrew, luego lo tiene sobre él intentando abusar de él. Pero luego no está más.
El miedo se disipa poco a poco al ver esos ojos entre la oscuridad de la noche y las sombras de los arbustos.Se acerca a pasos lentos hasta la silueta alta, corpulenta y negra, alza sus brazos temblorosos y cuando está por descender la capucha de la sudadera escucha ese gruñido que le eriza los bellos de la piel y lo hace estremecer.
Retrocede un par de pasos y cae contra sus nalgas al húmedo y pastoso césped.—¡Jimin, despierta! —alza su voz Jia, golpeando con sus manos la mesa de trabajo en la que la cabeza del rubio descansa—. Llevo esperando por ti casi media hora afuera.
—Lo siento, perdí la noción del tiempo —se disculpa, enderezando su espalda. —Tuve ese maldito sueño de nuevo —le plática a su amiga mientras se pone de pie.—Dirás pesadilla —murmura la pelirroja. —Cenare con mamá, pero antes dejare los arreglos que me mencionaste —habla mientras observa muchas flores, brillantinas de muchos colores, corazones de diferentes y texturas, madera, y diversos materiales que Jimin utiliza para la elaboración de obsequios.
—¿No te cansas de esto? —verbaliza en tono desagradable.
—Me gusta lo que hago así que no —contesta Park. —Listo, ten cuidado con los globos y las rosas, el oso llévalo en el baúl y que lo saque el novio —le indica el rubio.
—Como digas —canturrea Jia, cargando el arreglo floral y los globos.
Jimin toma el oso mediano de peluche con un corazón de color rosa en su pecho, sale de tienda y se asegura de dejar el oso en el baúl y por último le da un vistazo al arreglo floral y a los globos.
—Gracias por ayudarme, te debo una cena —dice el chico abrazando a la pelirroja.
—No quiero una cena, quiero que me lleves a un club —masculla con diversión sobre la comisura de la oreja izquierda del rubio.—Se lo comentare a Hoseok —murmura Park, rompiendo el abrazo.
—Odio que hagas eso —protesta Jia.
—Y yo odio que te emborraches y luego no quieras escucharme —replica Jimin. —Vete o llegaras tarde, yo debo cerrar la despensa de mi tía. Te quiero Ji —se despide.
—También te quiero, Ji —recitan los labios color rosa de la chica.
El rubio se encarga de apagar todas las luces de su pequeña tienda de obsequios, coge su mochila, la coloca sobre sus hombros, toma las llaves, activa la alarma y luego cierra el local.
Se detiene frente a su vehículo, se retira la mochila, la lanza al asiento del acompañante y luego toma asiento, se abrocha el cinturón, cierra la puerta, enciende el motor y arranca rumbo a la despensa de su tía.
Después de veinte minutos, estaciona el vehículo en el lugar vacío que utiliza su tía, se retira el cinturón, coge la llave, abre la puerta y sale de su vehículo.—Jimin, hola.
—Buenas noches, Jimin.
Lo saludan el vigilante y la chica que trabaja por turnos cuando su tía o él no pueden atender la tienda.—Casi termino —dice la castaña, dejando una caja de frituras picantes.
—Terminare por ti, ve.
La mirada de la chica se posa en el rubio, asiente y luego en voz baja menciona—. Gracias, Jimin. Buenas noches.
—Por favor cierra la puerta y coloca el letrero de cerrado —le ordena mientras se coloca de cuclillas frente al estante vacío. —Cuídate, buenas noches —la despide.
Mientras se concentra en terminar de apilar ordenadamente las frituras picantes en el estante, tararea cualquier ridícula melodía que se le viene a la cabeza para no sentirse demasiado solo en la tienda. Escucha el sonido cantarín y ruidoso de la campana que anuncia que alguien ha entrado a la tienda.—Daniel, ¿eres tú? —duda, alzando su rostro mientras espera por unos segundos. —¿Daniel? —repite, moviendo sus ojos de izquierda a derecha a la espera de respuesta.
Se pone de pie cuando no escucha pasos, ni respuesta alguna dejando en el suelo la bolsa de frituras que sostenía con su mano izquierda.
ESTÁS LEYENDO
MY BEAST
WerewolfJungkook Jeon, el segundo lobo con mucha fuerza, con la cualidad de ser cambia forma como un par más dentro de la manada. Jimin Park, humano, encargado de su propia tienda de obsequios y ayudante de medio tiempo en la pequeña despensa de su tía. Un...