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Jimin se mira en el espejo mientras acomoda los mechones de su cabello para que no caigan en su frente, se da la vuelta y ve el cuerpo corpulento del cambia formas al lado izquierdo de su cama.

Coje su mochila con sus cosas y se acerca de forma cautelosa hacia el pelinegro, pasando por alto los excelentes y extraños poderes que Jungkook tiene.

El chico se acerca un poco, hace la intención de tocarlo, pero no lo hace. Se gira de manera asustadiza y camina hacia la puerta.

—¿Piensas irte sin mí? —lo cuestiona con voz ronca el alfa.

—No quería despertarte —dice nervioso, Jimin.

—Desperté desde que te levantaste de la cama —le hace saber Jeon, poniéndose en pie.

—¿Eso quiere decir que has estado fingiendo? —inquiere el rubio, ocultando sus mejillas con las palmas de sus manos.

—No quería que te sintieras incomodo —menciona el pelinegro, acercándose a él—. Te vi muy tranquilo, muy limpio, muy lindo y muy...

—Cállate —articula, alterado para luego salir de la habitación a toda prisa.

—No tienes por qué avergonzarte. No solo hiciste que mi lobo se emocionará —bromea el más alto.

—Basta, Jungkook —le pide con tono serio. —Por favor —agrega, tomando las llaves de su auto.

El cambia formas asiente, ve a Jimin acercarse a la puerta y de inmediato él se coloca detrás del chico sobresaltándolo un poco.

—¿A dónde vamos? —pregunta, curioso.

—¿Vamos? —repite Park, alzando sus cejas al mismo tiempo que se da media vuelta para ver a Jeon.

—Yo voy contigo —le informa el pelinegro.

—¿Qué no debes presentarte con tu manada? —lo cuestiona el rubio. —Dijiste que eres el sub-alfa o algo así —le recuerda.

—Sí, pero prefiero estar a tu lado.

—Ok, eso es extraño y me asusta —confiesa Jimin.

—Es cosa de lobos y cambia formas —comenta Jungkook, haciendo una mueca de desilusión al recordar que el chico no comprende lo que es estar imprimado de alguien.

—Sobre la imprimación —duda el rubio, causando que el semblante en el rostro del pelinegro cambie a uno más alegre.

—Sí —responde. —No quiero asustarte, pero es algo que no puedo controlar todo el tiempo —se sincera el mayor.

—Lo sé, es solo que es un poco difícil para mí comprender eso —murmura Jimin mientras abre la puerta de su departamento.

—¿Eso quiere decir que intentas comprender mi mundo? —lo interroga Jeon, cerrando la puerta tras de él.

—Eso no fue lo que dije —habla entre dientes el menor.

—Jimin —lo llama el pelinegro, tomando con sumo cuidado el antebrazo izquierdo del rubio.

—Esto está yendo muy rápido —parlotea con voz nerviosa mientras señala al cambia formas y luego a él mimo.

—¿Rápido? —gesticula entre risas, Jungkook. —Creo que vamos lento. En mi mundo ya habríamos cogido y estoy seguro que tendrías mi marca en tu cuello y estuvieras en cinta —farfulla el cambia formas, acariciando el estómago del humano.

Jimin carraspea su garganta, siente sus mejillas calientes y esa es la señal que le indica que sus mofletes están ruborizados.
Pasa saliva con dificultad y una vez más aclara su garganta, separa sus labios con la intención de decir algo, pero solo se limita a ver el atractivo rostro del cambia formas frente a él.

El pelinegro desciende su rostro a la altura del rubio. Sus ojos bicolores lo ven con ese brillo que hipnotiza a Jimin, los belfos de Jeon se posan sobre los de Park. Un roce de sus labios basta para que el lobo de Jungkook se remueva de felicidad.

—Lindo humano —musita mientras una sonrisa coqueta surca sus belfos.

—B-bestia —titubea Jimin, haciendo que la sonrisa en el rostro de Jungkook se haga más grande.

El cambia formas coge la mano izquierda del rubio, descienden los escalones, salen del edificio y se detienen frente al vehículo del humano.

—¿A dónde vamos? —pregunta una vez más, Jungkook.

—¿En serio no te meterás en problemas? —indaga Jimin, preocupado.

—Iré a ducharme a la selva y a cambiarme de ropa, luego regresaré y te ayudaré en tu trabajo, dijiste que soy tu ayudante o algo así —le recalca.

—Puedo llevarte a la selva si

MY BEASTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora