Marisa, Alexander y Nohelia llegaron al hospital, esperaron un momento y luego de cinco minutos la enfermera los hizo pasar.
—El médico espera señor.
Nohelia sentía nervios, ya conocía a su bebé, pero aún no podían saber el sexo.
—Esperemos que está ves si podamos saber si será un niño o una niña. —dijo Marisa muy emocionada.
—Esperemos. —Respondió Alexander.
Nohelia respondió las preguntas de rutina que el Galeno le hacía y luego pasó a la camilla para realizar el ultrasonido.
Descubrió su abultado vientre, la enfermera puso un poco de gel y el Galeno empezó a pasar el transductor y miró la pantalla indicando cada partes del bebé. El sonido de los latidos del corazón se escucharon fuertes y era como una melodía para sus oídos, todos sonreían y más Nohelia.
"Mi bebé, tienes que despertar Sergio, tienes que despertar para que veas a nuestro hijo. —pensó y volvió a pedir lo que hacía desde que empezó con las citas medicas.
—Por favor, quiero cada detalle grabado, quiero que Sergio vea cada revisión de su bebé cuando despierte.
—Todo está grabado hija, cada detalle de todo. —Respondió Marisa.
El Galeno siguió y dio la tan esperada noticia.
—Muy bien ésta señorita por fin se descubrió, es una hermosa princesa, y tiene la talla y peso normal para el tiempo de gestación. Felicidades Nohelia serás madre de una niña.
Nohelia sintió latir su corazón, sus lágrimas rodaron pero por sus mejillas, mientras Marisa las enjugaba con un pañuelo.
—No llores hija.
—Lloro de felicidad, tenía tantos planes cuando emprendí mi viaje, todo lo imaginé, menos ser mamá, y ahora ver a mi bebé que está creciendo fuerte y sanita me da mucha felicidad.
—Lo entendemos hija, no creí que encontraremos a alguien que aceptara la locura más hermosa que se le ocurrió a mi esposa, ahora estamos aquí viendo a mi nieta crecer dentro de ti. —expresó con mucho cariño Alexander.
—Cuando Sergio despierte verá todo esto y será feliz de ver a su pequeña creciendo. —dijo Marisa.
Nohelia se puso de pie se acercó a Marisa y se abrazaron.
—Sergio va a despertar, lo sé, y estoy muy segura de eso. —dijo Nohelia.
Recibieron las indicaciones del Médico y salieron del consultorio y se marcharon.
—¿Deseas ir de compras ahora que ya sabemos que es una princesa?
Nohelia sonrió y respondió con algo que no se esperaban Alexander y Marisa.
—No, quiero ir directo a ver a Sergio, quiero decirle que tendremos una niña.
Marisa y Alexander se miraron y sonrieron. ¿Acaso Nohelia estaba teniendo sentimientos por su hijo?.
Claro que los tenía, desde que inició con las terapias personalizadas ella pasaba mucho tiempo con el, le hablaba y cada día, poco a poco, empezó a crecer un sentimiento que ella se negaba a a rotar y reconocer pero era muy evidente para los demás.
Alexander manejó y una hora después ya estaban llegando al área donde estaba Sergio, Nohelia se apresuró a salir del auto y caminó para tomar el ascensor.
Marcó el dígito y subió, seguida por Alexander y Marisa que lo hacían en completo silencio.
Las puertas metálicas se abrieron y Nohelia salió, y la escena que vio le sacó lo que tenía reprimido. Los celos.
Diana estaba muy cerca de los labios de Sergio.
—¿Qué crees que estás haciendo, Diana? —como que gritó, en esa pregunta. Diana se levantó de un solo y dio la espalda a Nohelia.
"¡Carajo! Tenía que interrumpir esta idiota". — pensó sintiendo bullir su sangre.
—¿Qué carajos crees que haces? Estabas a punto de besar a mi esposo, atrevida. ¡Sal de aquí inmediatamente! Y no quiero que vuelvas a estar cerca de Sergio.
—¿Qué sucede hija, ¿Por qué estás tan alterada? Tranquila eso no te hace bien.
—Esta mujer está besando a Sergio. —habló tan furiosa y mirando mal a Diana.
Marisa abrió la boca al igual que sus ojos, no creía la falta de profesionalismo de la enfermera.
—Estás despedida por atrevida, se te paga para que cuides de mi hijo, más no para que estés abusando de él en ese estado en el que se encuentra. Te voy a denunciar, atrevida. —aseveró muy furiosa Marisa y sacándola casi a arrastras.
—Señora, no es lo que parece, ella se confundió, le estaba arreglando la almohada, ¿Cómo cree que haría algo así? —Trató de justificarse haciendo ver confusa a Nohelia.
—¿Acaso estás diciendo que estoy mal? Que no se lo que vi. Marisa, yo se lo que vi, no lo estoy imaginando.
Nohelia entró a la habitación de Sergio, se acercó a el y acarició su mejilla.
—¡Dios! Creo que quedé en evidencia, Sergio, tendremos una nena, serás padre de una hermosa princesa mi príncipe durmiente. Despierta, despierta para que puedas verla crecer, y juegues con ella.
Nohelia tomó la mano de Sergio y la puso sobre su vientre, en ese preciso momento sintió los movimientos fuertes que hacía su hija.
—Mi amor, es papá quien te está tocando, y tú, Sergio, siente los movimientos de nuestra hija, despierta cariño, despierta por nosotras por favor. —Nohelia como cada día le hablaba y pedía que despierte.
Continuó hablando por mucho tiempo más y mientras ella estaba ahí dentro, Marisa y Alexander hablaban con el abogado para asesorarse sobre que medidas tomar con respecto a Diana.
—Le juro que la señora Nohelia mal interpretó todo, le estaba arreglando la almohada, se lo juro. —pedía casi suplicando.
—Mira, no voy a creer en tu palabra, ni en la confusión de Nohelia, serán las evidencias las que muestran tu culpabilidad y tú inocencia. Vamos.
Ordenó Alexander y Diana miró salir a Nohelia de la habitación y siguió a los demás.
Nohelia caminó junto a Marisa quien trató de tranquilizarla.
—No te alteres hija, esa mujer está despedida, no molestará más a mi hijo.
—No lo inventé Marisa, lo estaba basando la muy sinvergüenza, lo estaba besando Marisa. —repitió apretando sus puños tan fuerte.
—Hija, ¿te puedo hacer una pregunta?
Nohelia tensó su cuerpo, nuevamente no había controlado sus impulsos, y se sintió descubierta.
—Marisa ...yo, yo, discúlpame, solo me dejé llevar por mis ...
—¿Celos? ¿Acaso sientes celos de esa mujer y la cercanía que tiene a mi hijo?—preguntó, aseguró Marisa y Nohelia no podía pronunciar palabras, sentía que estaba faltando a ese contrato que era solamente, traer un hijo para el CEO durmiente.
—Yo también falté a mi palabra, lo siento, yo..—sus palabras fueron interrumpidas por una sonriente Marisa, no podía contener la emoción de saber que había una mujer que estaba amando a Sergio.
—Hija, me creerías que rompí ese contrato, que ya no existe, lo destruí cuando descubrí que tú sentías amor por mi hijo.
Nohelia quedó en silencio, miró a Marisa y esta la abrazó.
—Nada me hace más feliz saber que amas a mi hijo, y que estarás a su lado a pesar de.
—Marisa, yo, como es que lo supo.Flash Bakc.
Nohelia había pasado dos meses que visitaba a Sergio, le hablaba contándole sobre su embarazo, y lo que ella hacía cada día mientras le hacía terapia, lo que el terapeuta le había enseñado, ahora estaba ahí mirándolo fijamente y acariciando sus cabello
"Te ves muy guapo mi amor"
—Pero que carajos estoy pensando, si me escucharas no se lo que me dirías, talvez me dirías estoy contigo mi amor.
Esto es una locura, yo solo soy un vientre de alquiler.
Nohelia enjugó unas lágrimas que corrieron por sus mejillas, darse cuenta y aceptar sus sentimientos hacia Sergio la tenía confusa, sabía que solo era contrato, y que no podía enamorarse. "Pero en el corazón no se manda, y yo te estoy amando" pensó.
Acarició el rostro de Sergio y dejó un sutil beso en la frente, no pudo controlar la tentación y besó sus labios.
—Te amo mi príncipe durmiente, voy a esperar a que despiertes y estés junto a nosotros.
Marisa estaba en la puerta sin ser vista por Nohelia, escuchó cada palabra y cada gesto que ella tuvo hacia él, ella sonrió al descubrir que había una mujer que amaba a su hijo.
Cerró la puerta de la habitación y salió sin ser vista por Nohelia.
Fin Flash Bakc.Nohelia escuchó cada palabra de Marisa, sentía arder su rostro por la vergüenza de saberse descubierta, sus cachetes estaban de un rosa intenso, y Marisa la tranquilizó.
—También fallé, no tengo derechos de juzgar a esa mujer. También hice lo mismo.
Marisa sintió pena y acarició la mejilla de Nohelia, sentía alegría de saber que ella lo estaba amando, y la tranquilizó dejando saber quién era ella en la vida de Sergio.
—Tu eres la esposa de mi hijo, y tienes todo el derecho de estar a su lado, de darle cariño y amor aunque esté así.
Nohelia sintió un poco de tranquilidad al escuchar que esas palabras de Marisa, ella era su esposa legalmente, ya no por un contrato, ahora tenía derechos sobre Sergio.
Alexander despidió a Diana haciendo que la destituyan del cargo por lo poco profesional que fue con un paciente.
Diana salió furiosa de la mansión, y días después recibió la notificación de su destitución al cargo.
—Malditos, me las pagarán muy caro, y más tú, perra mojigata, tu pagarás caro tomarte tantas atribuciones sobre Sergio, solo eres una maldita incubadora, nada más.
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Un hijo para el CEO
RomanceSergio Bright, eterno enamorado de Julianne Ferrari, cumple su más anelado sueño, casarse con la mujer que ama, olvidando por completo la enfermedad que lo debilita día a día. Un día menos esperado se ve obligado a alejarla de su vida, pues el médic...