La noche continuó y Sergio no sé percataba de la incomodidad de Nohelia, desde que hizo preguntas ella trató de aparentar una tranquilidad que no sentía.
La cena pasó, y era la hora del postre, había pedido una cassata sisiliana que había descubierto era su postre favorito .
—¡Mm! Se ve muy delicioso, y me gusta mucho, cuando estaba embarazada solo quería este postre.
—A mi también me encanta. —respondió Sergio sin saber por qué lo dijo
—Si, me lo dijo Marisa que te gustan mucho, y debe ser ella quien te lo dijo.. —contestó Nohelia sin imaginar que Sergio jamás había preguntado tales cosas.
—No me lo dijo mi madre. —habló mecánicamente. Nohelia lo miró y volvió a sentir el temor más grande.
—¿No? —Preguntó Nohelia sintiendo un temblor en su cuerpo. ¿Acaso Sergio tenía recuerdos del pasado? Solo pensar en eso le causó un temor muy grande.
—No, simplemente lo sé. —respondió mirándola fijamente.-Nohelia parpadeó tragó el nudo formado en su garganta y pudo articular palabras.
—Sergio, será mejor que regresemos, es muy tarde y hoy no vi a mi princesa, solo hablé con ella. Por favor regresemos.
—Está bien mi vida, yo no la vi, solamente por una videollamada que me hizo. —Nohelia dibujó una línea formando una sonrisa en sus labios.
Salieron del bar subieron al auto y regresaron a la mansión.
Sergio abrió la puerta del auto y ayudó a Nohelia a salir de él.
—Estas fría mi vida. ¿Acaso estás enferma? No me lo dijiste.
—Solo es un poco de frío, no estoy enferma.
Nohelia se adelantó y entró a la sala seguida por Sergio.
—¿Cariño, te pasa algo? —Interrogó él, al verla de comportamiento esquivo.
Nohelia tragó el nudo en su garganta, sabía que el tiempo se estaba acercando, seis meses y ahora estaba dando señales de recuperación de la memoria. Nohelia miró a Sergio y se abrazó a él, el respondió a ese abrazo, la cargó y la llevó a la habitación.
A su paso fueron dejando un camino con sus prendas.
Una vez más se entregaron a la pasión que desbordaba de su ser.
El amanecer les llegó Nohelia, dormía plácidamente los brazos de Sergio, el despertó y la miró, delineó su rostro con besos y caricias.
—¡Mmm! Cinco minutitos mas, por favor. —Gimió con mucho sueño.
—Vamos mi bella durmiente, despierta tengo algo que preguntarte.
Nohelia sintió un vuelco en el corazón al escuchar esa frase, se sentó en la cama y lo miró.
—¿Qué sucede Sergio? —preguntó algo temerosa de la respuesta.
Sergio la miró nuevamente preocupada.
—¿Qué pasa mi vida? Desde ayer te veo como preocupada por algo, como si le tienes miedo a la idea de que yo recuerde.
—Sergio. —pronunció en un susurro.
—¿Qué pasa amor? Dime.
—Tenemos que ir con el neurólogo, me preocupa tu estado. —dijo intentando salir de la cama, Sergio la tomó del brazo y la detuvo.
—Cariño, yo estoy bien, pero aún así iremos al médico, pero a ti te pasa algo más que no me has dicho.
Nohelia parpadeó, cerró los ojos respiró profundamente, con ganas de gritar esa verdad atragantado en su garganta, sabía que Sergio tarde o temprano terminaría recordando todo.
Los días pasaron y Sergio no dio señales de alguna otra sensación de recordar.
Cada día salían a dejar a Arielle al colegio y de ahí a la oficina, Nohelia tenía un poco de tranquilidad, cada día entre juntas y reuniones con socios y personal administrativos, la pasaban juntos, y dándose escapes para demostrarse su amor
Las horas pasaron, Sergio y Nohelia regresaron a la mansión como cada atardecer, la hora de la cena llegó y todos en el comedor junto a la pequeña con sus ocurrencias.
—¿Cómo estuvo tu día hoy en el colegio? Cariño.
—Feliz papi, ya tengo novio.
—¿Cómo que mi princesa tiene novio?
—Si papi hoy decidí que Nikita será mi novio.
—No mi princesa, estás muy chiquita para tener novios. Sabes hoy llego una compañera nueva papi, se llama Juliana.
—Su nombre es Julianne. —respondió Sergio automáticamente. Nohelia lo miró y sintió un estrujón en su corazón.
¿Quién era Julianne?. pensó
—No papá, su nombre es Juliana. —insistió la pequeña. Nadie dijo una sola palabra más, Nohelia dejó a Arielle en su habitación y fue a la suya, vio a Sergio acostado en su lado mirándola y sonriendo.
—¿Cansado? —Preguntó ella acercándose.
—Solo un poco de dolor de cabeza, olvidé los medicamentos hoy.
Nohelia dio las medicinas a Sergio y se acostó a su lado.
—Te estás estresando mucho en el trabajo, y yo estaré más pendiente de tus medicinas. Ahora duerme, descansa mi vida.
Sergio no escuchó las palabras de Nohelia cerró los ojos y durmió.
Nohelia se cambió de ropa tan rápido como pudo y fue a lado de la mansión donde Marisa.
—¡Hija! ¿Pasó algo, le lado algo a Sergio? —interrogó al verla angustiada. Nohelia la miró fijamente y preguntó.
—¿Quién es Julianne en la vida de Sergio? —Soltó de una, y Marisa palideció.
—¿Julianne? ¿Dónde escuchaste ese nombre?
—De Sergio. —respondió sin quitar la mirada. Marisa cayó sentada en el sillón tras de ella.
—Dios mío.
—¿¡Que pasa Marisa!? ¿Quién es esa mujer en la vida de Sergio para que en su inconciencia el tenga un recuerdo, y sea su nombre. Quiero toda la verdad. Quiero saber a qué enfrentarme el día que Sergio recupere la memoria completamente, porque eso es lo que está sucediendo. —como que ordenó. Ya no sabía cómo expresarse de la angustia que sentía. Marisa con todo y su temor a la reacción de Nohelia contó la historia de Sergio y Julianne. Nohelia la miró fijamente mientras sus lágrimas rodaban por sus mejillas.
—Me mintió Marisa, me dijo que no tenía una esposa.
—No la tenía, esa mujer utilizó a mi hijo, nunca lo amó.
—Pero era su elección, sus sentimientos, y nadie podía entrometerse en ellos. Se da cuenta que en su inconsciencia Sergio aún la recuerda, y cuando él despierte seguramente va a buscarla.
—Hija..
—¡Hija nada Marisa! me mintieron los dos, me dijeron que Sergio no tenía a nadie y era un hombre casado. ¡Dios! Sergio me odiará, cuando recuerde todo, y más a mi cuando me vea, Dios mío y mi hija. —Nohelia caminó de un lado a otro sintiendo su corazón doler solo de imaginar lo que pasará y , Sergio recordando en nombre de otra mujer.
—¿Qué sucede Nohelia? Te escuchas muy angustiada. —Nohelia fulminó con la mirada a Alexander.
—Usted también es cómplice de la locura que hizo Marisa, y me arrastraron a ella.
Nohelia se desahogó de toda esa tensión que tenía dentro y salió de ahí, caminó por el jardín tratando de poner en orden sus ideas.
Subió a su habitación y lo miró, quedando sorprendida al verlo.
Mientras Nohelia hablaba con Marisa y Alexander. Sergio estaba sumergido en el más profundo y placentero sueño. Una leve sonrisa se dibujaba en su rostro" Sergio estaba en una habitación, era todo lleno de neblina, no podía ver a la mujer que estaba con él, pero podía sentir el grande amor por ella.
Se escuchó hablar y podía escuchar esa voz confusa en su inconsciente.Nunca, nunca me arrepentiré de nada mi mujer bonita, siempre te amé en silencio, y nunca dije nada por que dejé que te centraras en tus metas, y ese fue mi error, no confesarte mi amor antes.
Prometo que cada día voy a conquistar tu corazón, voy a enamorarte, a consentirte. Y un día tú despertarás y me recordarás y vas a sonreír y dirás, tenías razón, fui feliz todo este tiempo junto a ti.
Sergio se acercó a los s esa mujer que no podía ve su rostro, su cercanía era tanto que sus respiraciones se mezclaban, muy despacio fue uniendo sus labios a los de ella.
" Sergio. —susurró mientras apretó sus labios formando una línea.
" Déjame amarte, déjame hacerte feliz. Cásate conmigo.
"Sergio..
"Se mi esposa Julianne.'Sergio empapado de sudor, abrió los ojos y se encontró con esa mirada llena de amor y tristeza.
—Bonita. —pronunció y luego quedó en silencio.
—Creo que tenías una pesadilla mi amor. —dijo Nohelia tratando de esconder su dolor .
—No sé si era una pesadilla, te pedí matrimonio. —dijo y se quedó recordando el nombre de la mujer su sueño, miró a Nohelia y se abrazó a ella, sintió que la estaba traicionando en sus sueños.
—Tranquilo mi vida, estoy seguro que fue el sueño más hermosa que tuviste.—dijo ella sintiendo pesar, se acostó a su lado y fingió dormir.
Sergio la miró con los ojos cerrados, pasó una de sus manos por sus cabello sintiendo frustración.
—¿Como es posible que esté soñando con una mujer que no conozco, pero su nombre me resulta familiar.
La mañana llegó, Sergio despertó y vio a Nohelia profundamente, la sintió dar vueltas mientras el estaba como una estatua sintiéndose culpable por creer que la traicionó en sueños.
Bajó a la cocina preparó el desayuno, y volvió a la habitación.
Nohelia sintió que Sergio salió de la habitación, abrió los ojos y sus lágrimas rodaron, fue al baño y bajo la lluvia artificial se mezclaron con el agua, se sentía impotente, y derrotada.
Salió envuelta en un albornoz, y Sergio estaba ahí parado frente a ella.
—Buenos días mi mujer bo...—Nohelia lo miró y se quedó callado, sabía que no era un apelativo que siempre usara con ella. Pero esa palabra le resultaba familiar.
—Te traje el desayuno mi vida. —dijo sintiendo presión en su pecho.
Nohelia caminó al guardarropas ignorando sus palabras y fue seguida por él.
—Amor. ¿Qué sucede? —Interrogó sin entender la actitud de Nohelia.
—No tengo hambre Sergio, me duele mucho la cabeza. —hablo, aguantando las ganas de gritarle a la cara toda esa verdad que la amarga a en su interior.
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Un hijo para el CEO
RomanceSergio Bright, eterno enamorado de Julianne Ferrari, cumple su más anelado sueño, casarse con la mujer que ama, olvidando por completo la enfermedad que lo debilita día a día. Un día menos esperado se ve obligado a alejarla de su vida, pues el médic...