CAPITULO 24. ¡ESA MUJER ES MÍA!

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Nohelia caminó en compañía de Nikolay, sus lágrimas rodaban por sus mejillas, escuchar las frías palabras de Sergio, le confirmaba que él no la amaba, que solo deseaba a su hija.
"Es mi hija Nohelia, y la quiero conmigo. No quiero recordarte el contrato de vientre de alquiler."
Estas palabras no salian de su cabeza.
Nikolay la abrazó para poder tranquilizarla.
—Recuerda que tienes que estar tranquila, el bebé percibe cada una de tus emociones.
—Lo se Nikolay, pero escuchar a Sergio hablar de ese modo, me desconcierta.
—¿Aún lo amas? Es eso.. ¿cierto? —preguntó, sabiendo la respuesta. —
—Nikolay, yo..
—Tranquila, mientras yo esté a tu lado, no alejará a Arielle de nuestro lado, no lo permitiré nunca.
—No entiendo su cambio, él .. —sus palabras quedaron atragantadas en su garganta. Recordar la manera en la que fue sacada de la mansión era algo que aún le dolía y vino a su mente el recuerdo de que Marisa rompió aquel contrato.
—No lo voy a permitir Nikolay, Marisa rompió el contrato de vientre de alquiler, no puede alejarla de mi, no existe ese documento.
—No sucederá, yo pedí toda esa información y está borrada del sistema de los archivos del abogado, no pasará, no te alejarán de tu hija, no tengas miedo mi reina.
Nohelia trató de tranquilizarse para poder hablar con su hija y su madre, caminó al interior de la residencia, tratando de ocultar su angustia.
—Ya está la mesa servida hija, vengan. —dijo su madre, y esta viendo la angustia de su hija, y tratando de estar tranquila por Arielle.
—Gracias mamá, no tengo hambre. —respondió.
—Pero tienes que comer algo, no puedes estar así, no te hará bien a ti ni al bebé.
—Vamos cariño, come algo, o si deseas salir para despejarte un poco, dime dónde te llevo. —sugirió Nikolay tomando sus manos entre las suyas.
—No lo sé, no quiero que Arielle me vea preocupada, ella es muy receptiva.
—Entonces ve hija, sal y relájate, trata de poner en orden tus ideas y regresa para que hables con Arielle, ella comprenderá.
Nohelia salió en compañía de Nikolay, subieron al auto seguido por los custodios, y llegaron al malecón.
Miró a la nada mientras en sus pensamientos era Sergio el que causaba un caos.
Nikolay la giró dejándola frente a él.
—No me gusta verte así Nohelia, habla con él, tienes que hacerlo por la tranquilidad del bebé, la tuya y estabilidad de Arielle.
—Se que tengo que hablar con él, no creí que viniera por Arielle, no me preparé para esto, no la quiere y ahora que ..
—Yo estaré contigo siempre, lo sabes. ¿Cierto? —habló Nikolay dejando un beso en su mejilla. Nohelia lo miró y sintió un poco de tranquilidad .
—Lo sé Nikolay, se que puedo contar contigo, sabes, si en otro tiempo me hubieran dicho, que estaría bajo tu protección, no lo hubiera creído jamás. —Nikolay acunó su rostro y dejó un tierno beso, casi un roce de labios, mientras ella estaba sostenida de la cintura de él.
—Y si a mí me hubieran dicho que aquella mujer rebelde, gritona y peleonera me iba a cautivar tanto, jamás hubiera dejado que te alejaran de mi.
Nikolay abrazó a Nohelia y ella correspondió a ese abrazo.

Sergio luego de dejar a Arielle con la madre de Nohelia, pasó la tarde vigilante y vio cada paso que Nohelia dio junto a Nikolay, miró fijamente cada momento y bebía como agua el contenido de la botella, y sin saber por qué sentía la necesidad de ahogar esa sensación de impotencia, la necesidad de no sentir esa sensación de pérdida que estaba doliendo y quemando las entrañas tanto que no aguantó más.
Su sangre bullía al ver la escena en el malecón. Cerró los ojos y recordó aquellas palabras que ahora entendía el significado.

"Sergio, solo recuerda que te amo y te voy amar siempre, no importa lo que que hagas, te voy amar vida mía."
—Si me amas, ¿Cómo pudiste? —se dijo mirando la.
Lo amaba y el le hizo el peor de los daños, echarla de su lado y quitarle a su hija. ¿Acaso dejó de amarlo? Se cuestionaba en ese momento.
Apretó el volante tan fuerte que sus nudillos se tornaron blancos, tensó su mandíbula tanto que sus dientes dolieron.
—Es mi mujer... mía, y tu no puedes Nikolay Shevchenko, aunque lleve un hijo tuyo en su vientre, esa mujer es mía.

Un hijo para el CEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora