CAPITULO 12. REVELACIONES

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Sergio y Nohelia luego de tres escalas estaban aterrizando en el aeropuerto de Bora Bora, miró maravillada ese paraíso en la tierra rodeada de agua cristalina, fueron trasladado  al resort.
Entraron al ascensor y sin perdida de tiempo, Sergio la empotra contra la pared metálica levantó su vestido amplio y pasó su mano por ese desnudo coño, y fue una sorpresa para él, y la miró fijamente a los ojos, y mordiendo su labio inferior  por las ganas que tenia de saborear ese paraíso húmedo, un dedo se adentró muy despacio en ella, Nohelia gimió del corrientazo de placer que sentía con ese va y ven de los dedos de Sergio.
—Sergio, Sergio. —clamaba con voz melosa.
Sergio seguía, mientras sus dedos se adentraba en su intimidad, su boca entreabierta, era devorada por Sergio mientras ella gemía, jadeante y deseosa.
Las puertas metálicas se abrieron, y entre besos llegaron a la habitación y nuevamente se entregaron a la pasión de su amor.
Era un  viaje de luna de miel, a la pequeña Arielle la habían dejado para poder disfrutar de su amor y entrega cada ves que su deseo los invitaba,
En Bora Bora, quedaron grabadas en cada uno de los lugares donde se entregaron a su pasión.
—Elia, está noche vamos a la playa, quiero hacerte el amor bajó la luz de la luna. —le susurró en el oído mientras besaba se cuello.
—¡Mmm..! Lo deseo tanto, quiero que me ames bajo la luz de la luna y quiero ver el amanecer junto a ti.
—Así será mi vida. —respondió Sergio con voz melosa y siguió besando esos labios que eran irresistibles par el.
—No sé por qué soy insaciable de ti, te amo cada día y siento que no me es suficiente.
—Lo mismo me sucede, siempre quiero más de ti. —Sergio unió sus labios a los de Nohelia y profundizaron el beso.
El sonido del teléfono los interrumpió, se separaron y Nohelia miró la pantalla y era Marisa.
—Es Marisa mi amor, a ver qué sucedió. —expresó Nohelia algo ansiosa. Abrió la llamada y respondió .
—Dime Marisa, ¿Sucedió algo con mi princesa?.
—No hija, solo llamaba para saber cómo la están pasando, trato de no molestar ni interrumpidos, pero quiero saber de Sergio.
—Estamos muy bien Marisa, y Sergio está muy feliz. —respondió Nohelia sintiendo tu rostro arder por la vergüenza que sentía al mirar a Marisa sonriendo de verla en cama a esa hora.
—Bueno mis hijos los dejo creo que interrumpí algún proceso. La nena está jugando en el jardín con su abuelo. Disfruten.
Marisa y Nohelia se despidieron, Sergio y Nohelia  continuaron entregando se  a su amor, luego se arreglaron y salieron para pasar la noche en la orilla de la playa.
Dos semanas pasaron en ese paraíso amándose en cada lugar donde el deseo los llamaba.  Ahora estaban abordando el Jets para volver a Rusia.

Mientras Sergio y Nohelia regresaban, Marisa recibían las noticias como cada tres meses lo hacía, el investigar estaba pendiente de cada lado que daban Jórdan y Julianne.
Marisa muy concentrada mirando la pantalla de su portátil sin prestar la atención de lo que decía Alexander.
—Me alegra mucho saber que cada día se complementan más nuestro hijo y Nohelia. —dijo Alexander.
—Si, y también julianne y Jordán, ves que todo salió bien, esa pequeña crece con su padre y Sergio ve crecer a su pequeña, suya.
—¿Y tú cómo es que lo sabes? —interrogó mirando la fijamente.
Marisa tragó el nudo formado en su garganta, logró hilar las ideas y respondió algo temerosa.
—Alexander, todo esté tiempo supe de ella desde que le libere de Sergio, no le perdí la pista, no me quiero arriesgar de que se entere.
—¿Qué hiciste Marisa? De que no tenía que enterarse Julián.
Marisa miró a su esposo y parpadeó, vio que ante él estaba descubierta y le contó la verdad.
—Alex, yo hice algo sin consultarte.
—¿Y tú cuando me consultas algo Marisa? ¿Dime qué hiciste?
Marisa se puso de pie y camino al rededor de la oficina.
—Envié unos papeles solicitando el  divorcio a Julián en nombre de Sergio.
—¿Qué hiciste qué? ¿Acaso te volviste loca Marisa? tú me dijiste que ella había enviado los papeles solicitando el divorcio.
Marisa apretó los labios formando una línea en ellos, y vio lo enojado que estaba Alexander.
—Lo hice por ella, agradecida debe estar, tu sabes muy bien que no amó nunca a nuestro hijo.
—Pero eso no te da derecho a hacer lo que hiciste mujer .
—Solo pensé en el bienestar de mi hijo.
—Solo espero que cuando...—Marisa interrumpió sus palabras.
—El es un hombre inteligente,  comprenderá y lo agradecerá, él sabe que los médicos no dieron esperanzas y agradecerá que libere a ese supuesto gran amor de la tortura que era estar al lado de él, ¿ella  lo hubiera estado como lo estuvo  Noelia? Todo este tiempo todo estos años.
—¡No le diste la opción de escoger!—aseveró Alexander muy enojado.
—Hizo su vida, ella continuó, y no le estoy reprochando.

Un hijo para el CEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora