Los meses siguieron pasando, Nohelia había dado órdenes de acondicionar una habitación a lado de la de Sergio.
Cada día y cada noche estaba ahí pendiente de él, hablaba de su hija ponía su mano sobre su vientre y la pequeña hacia sus movimientos, sentía la conexión entre ellos dos.
Marisa entró a la habitación de Sergio, vio y escuchó a Nohelia hablando le, se acercó muy despacio sonriendo.
—Hija, no debes esforzarte tanto, ya estás de siete meses y tienes que cuidarte más.
—Lo sé Marisa, solo deseo que Sergio esté conmigo el día del nacimiento de nuestra princesa.
—Lo estará hija, estará presente por que tú lo llevas en tu corazón.
Marisa acarició la mano de Sergio, saber que pronto llegaría su nieta era la mayor felicidad que sentía.
Nohelia había despertado con un poco de malestar, sentía mucha pesadez y justo en ese momento, sintió unas leves contracciones.
—¡Mm! Marisa, no tengo idea de que me pasa pero amanecí muy cansada, y siento un leve dolor.
—Vamos para que el doctor te revise, no es normal, además faltan dos meses para que nazca.
Marisa la ayudó a Nohelia a ir al consultorio del Galeno para una revisión.
—Nohelia, ¿Qué sucede? ¿Estás bien?
Interrogó el médico al verla con un gesto de angustia por la intensificación de la contracción.
—Doctor, revise la, por favor, no sé está sintiendo bien.
El Galeno la hizo pasar a la habitación donde le realizaría una ecografía.
La enfermera aplicó el frío gel sobre su abultado vientre y el médico pasó el transductor.
—Veamos, mmm, ya está encajada, lista para salir, aquí la pregunta es si traerlas a tu hija por parto fisiológico, o por cesárea.
La respiración de Nohelia era agitada, se sentía nerviosa mientras Marisa sostenía su mano.
—Doctor, que sea lo menos riesgoso, pero por favor que sea pronto ya no soporto estos calambres. ¡Aaah! Doctor ya por favor.
El Galeno ordenó preparar rápidamente el quirófano, pues sería por medio de una cesárea.
—La pequeña tiene el cordón envuelto en su cuello, y es un riesgo muy grande el nacimiento natural.
—Que sea lo que mejor resulte beneficioso doctor. —expresó Marisa mientras trataba de tranquilizar a Nohelia.
Mientras Nohelia era llevada a la sala de cirugía, Marisa cogió el teléfono y marcó el número de Alexander.
—Cariño, nuestra nieta está por nacer, ven pronto por favor.
—Enseguida voy mi vida, ¿pero como? si le faltaban dos meses.
—Se adelantó, ven pronto.
Marisa colgó la llamada y caminó de prisa al área de cirugía.
—¿Puedo pasar señorita?
—Si, venga a cambiarse para que este a su lado.
Marisa paso por el protocolo de desinfección y estuvo a lado de Nohelia.
—Tranquila hija, nuestra pequeña princesa pronto estar con nosotros.
Nohelia se sentía nerviosa tomo la mano de Marisa y cerró los ojos.
Sus pensamientos estaban en Ecuador, junto a su madre.
"Madre mía, bendice me desde donde estés, perdóname, perdón madre por no decirte la verdad." Nohelia poco a poco fue cayendo en la inconsciencia. Cerró los ojos y en la lejanía de su letargo escuchaba hablar al médico y a Marisa.
—No deje que se duerma, háblele.
—Hija abre los ojos por favor, mira tu hija ya está naciendo.
Nohelia sentía un frío recorrer su cuerpo, escuchaba a Marisa pero ella no podía responder, su cuerpo estaba adormecido, y sentía su lengua pesada.
—¡Su presión está bajando doctor.!
Marisa apretaba la mano de Nohelia, mientras cerraba sus ojos y pedía al cielo que todo saliera bien.
Mientras Nohelia sentía y se veía flotar en el aire, se veía ahí con una máscara de oxígeno mientras luchaban por revivirla, miró a su hija llorar, quiso sostenerla en brazos, pero no podía cargarla.
"Aquí estoy, denme a mi hija por favor"
"Marisa, mírame, mírame aquí estoy"
¿Acaso no me escuchan?
Se acercó un poco más y se vio inmóvil, una lágrima rodó por sus mejillas y de pronto sintió una calidez tras de ella, se giró y vio a Sergio sonreírle.
"Sergio, estás aquí conmigo, mira a nuestra hija, es hermosa.
"Lo es mi amor, es muy hermosa, se parece a ti, vuelve con ella.
"Si, y tú vendrás conmigo, tú y yo tenemos que volver juntos, vine por ti para que vayas conmigo y ver crecer a nuestra hija.
Sergio acarició su mejilla y dejó un beso en sus labios.
"Aún no puedo volver mi amor, tu estarás con ella mientras yo regreso por ti, cuida de mi hija, y espérame que yo volveré a ti, y nuestra princesa, y jamás te irás de mi lado, quiero que mi princesa lleve el nombre de Arielle, mi princesa Arielle. Ahora ve mi hermosa mujer, ve con ella.
"Sergio, ven por favor, ven conmigo mi amor, te necesitamos, todos deseamos que vuelvas"
"Voy a volver mi amor, voy a volver a ti y seremos felices para siempre.
Sergio se alejó y Nohelia lo vio desvanecerse como el humo, y luego volvió a mirarse ahí inconsciente. Miró a su hija y luego a Marisa llorar sobre ella.
" Tengo que volver, mi hija no puede quedar sin mi, ella me necesita.
Nohelia se elevó en el aire y luego se acostó sobre su cuerpo inerte en la mesa del quirófano.
—¡La perdemos!.—expresó la enfermera mientras los médicos hacían de todo par revivirla.
Los doctores hicieron todo lo posible hasta que lograron reanimarla.
Nohelia dio un suspiro profundo y poco a poco abrió los ojos.
Su presión volvió a la normalidad y una hora después estaba en la sala de recuperación.
Marisa estaba en el área de neonatología donde estaba la pequeña en una termo cuna hasta que su tiempo de recuperación sea completo.
Alexander miraba a través de los cristales a la pequeñita bebé, y su corazón era rebosante de alegría. Una lágrima rebelde rodó por sus mejillas, mientras una enorme sonrisa se dibujaba en su rostro
"Mi nieta, mi pequeña hija de mi hijo, despierta hijo, ahora tienes una razón muy poderosa para hacerlo, tu pequeña princesa está aquí"
—Es hermosa nuestra nieta mi amor. expresó Alexander mirando a Marisa.
—Lo se cariño, es una cosita tan chiquita y bella.
—Y pensar que no estuve de acuerdo desde un principio, sin imaginar lo que me perdería si te lo hubiera prohibido.
—Pero ahora gracias a Nohelia, nuestra nieta está aquí.
—¿ Y por cierto, como sigue ella?
—Recuperándose, en veinticuatro horas la pasan a la habitación, por ese tiempo la tendrán en observación.
Mientras Nohelia estaba aturdida, y sus pensamientos eran un caos, no tenía idea de que mismo fue lo que pasó con la experiencia vivida.
"¿Sería un sueño? O lo imaginé, de tanto que lo he deseé."
La enfermera y el médico de turno entraron y ella los miró.
—Doctor, ¿Qué me sucedió?—preguntó con voz grave y entrecortada.
—¿ Y mi hija? ¿Dónde está mi hija?
—Ella está en neonatología, una área improvisada para ella, el señor Alexander tomó todas las precauciones y mire que la utilizamos en la bebé.
—¿Qué me sucedió?
—Por un momento creímos perderla, pero todo está bien, sus signos vitales están normalizado.
Nohelia recordó cada cosa que vivió mientras estaba inconsciente.
—Sergio. —pronunció en un susurro.
El Galeno la examinó y Nohelia volvió a dormir.
Marisa fue a la habitación de Sergio y tenía sentimientos encontrados, ver a su hijo aún en ese estado, ver a Nohelia y sentir que por un momento la perdían, a ahora su pequeña, conectada a cuánto monitores necesarios para evaluar su recuperación cada día.
—Hijo mío, aquí estoy como cada día, ahora vengo con una gran noticia, y es que tu hija, tu princesa ya está entre nosotros, es una hermosa niña, tendría que verla, te enamorarías de ella al momento.
Una lágrima rodó por sus mejillas, cada día sentía impotencia de ver a su hijo así.
Alexander entro a la habitación y la abrazó por la espalda, ella se aferró a sus brazos y sus sollozos se hicieron más fuertes.
—Ya querida mía, mi amor, debes estar feliz por nuestra nieta, ella nos necesita fuertes a su lado, y Nohelia también.
—Tras años Alex, tres años y mi hijo no despierta, no sé cuánto tiempo esté así, pero deseo tanto que regrese a nosotros.
Alexander no respondió una sola palabra, no sabía que decir, su corazón le decía que despertaría en algún momento, y su razón se negaba a aceptar.
—No sé que decirte amor, quiero darte un mundo de felicidad, pero no me siento capaz siquiera de darte una palabra de aliento y cargada de esperanza.
—No me rendiré Alex, yo al igual que Nohelia estaremos junto a él hasta que vuelva, por qué va a volver yo lo sé, lo siento en mi corazón.
Alexander y Marisa dieron un beso en la frente de Sergio y salieron de la habitación.
Mientras Nohelia era trasladada a la habitación para su completa recuperación.
Los días transcurrieron convirtiéndose en semanas, tres semanas habían pasado y Nohelia ya estaba al pendiente de la pequeña Arielle y Sergio.
—Bien mi princesa, tu puedes y saldremos de esta para estar con papá, en necesita escuchar tu llanto, tu risa, para que sepa que lo esperas.
Nohelia salió de la habitación de Arielle y fue a la de Sergio.
Lo miró como siempre y su corazón se aceleró.
—Hola mi amor, aquí estoy para atenderte a ti ahora, sabes nuestra hija crece un poquito cada día, solo duerme, ella es mi bella durmiente así como tú eres mi príncipe durmiente.
Nohelia dio un beso en los labios de Sergio, y ese roce siempre causaba un estremecimiento en su cuerpo.
" Amor, se que me escuchas, se que me miras, nuestro encuentro me lo confirmó, no fue mi imaginación, estoy segura, despierta mi vida, despierta que tu hija y yo te esperamos y te necesitamos."
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Un hijo para el CEO
RomanceSergio Bright, eterno enamorado de Julianne Ferrari, cumple su más anelado sueño, casarse con la mujer que ama, olvidando por completo la enfermedad que lo debilita día a día. Un día menos esperado se ve obligado a alejarla de su vida, pues el médic...