CAPÍTULO 22. ENCONTRADA

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Mientras Sergio vivía su confusión, de querer y no aceptar lo que sentía por Nohelia, demostraba rencor hacia ella pero en su interior, anhelaba volver a verla, y sería a través de su pequeña que empezaría el nuevo camino a ella.
Los días seguían pasando.

Nohelia continuó con su vida, tratando de olvidar a Sergio, lo último que supo de él era que había ido a buscar a Julianne.
Su corazón dolió pero lo aceptó, ahora estaba ahí preparando el viaje para por fin visitar a su madre.
—Mami, ¿Tengo primos? —preguntaba muy emocionada Arielle.
—No mi amor, no tengo hermanos, solamente soy yo.
—Entonces vamos pronto a ver a la abuela, debe está solita.
—Mi reina y mi princesa, todo listo para el viaje, solo faltan ustedes. —anunció Nikolay, cogiendo en brazos a la pequeña.
—¡Yupii! vamos a ver a mi nueva abuela. —expresó con mucha alegría y dando brincos emocionada.
Nohelia salió junto a Nikolay que llevó a Arielle en brazos al auto y una llamada le llamó la atención.
—Dime padre. ¿Que se te ofrece.?
—¿Qué crees que estás haciendo? ¿Adonde crees que vas con esa mujer? Tienes un compromiso con la hija del segundo hombre más importante de la organización y tu te preocupas por una mujercita sin importancia.
—¡Padre! Tu no manejas mi vida como lo hiciste con Mikail, conmigo no será igual. —sentenció apretando los dientes, tanto que se marcaban en sus mejillas.
—Estás comprometido.
—El compromiso lo hiciste tú, entonces asume lo tú. —sentenció y colgó la llamada. Se giró y volvió a sonreír en el momento en que Arielle corrió a él.
—Ven tío, ya estamos listas para irnos. ¿Vendrás con nosotras?
—Por supuesto que sí, no me perdería está oportunidad de conocer a la abuela.
Arielle dio brincos de felicidad y tomó la mano de Nikolay para abordar el jets.
El vuelo a Ecuador fue largo pero placentero, en cada escala que hacían era una aventura para Arielle. Nohelia era feliz de ver a su pequeña sonreír, pero su dolor de mujer la carcomía por dentro.
El jets privado aterrizó en el aeropuerto privado de propiedad de los Shevchenko, los automóviles los esperaban con un séquito de guardaespaldas.
—Muy bien reinas de mi corazón, estamos en la tierra caliente de Ecuador, me indicas la dirección por favor, mi reina.
Nohelia dio la dirección a Nikolay y se dirigieron a los suburbios de Guayaquil.
La limusina se estacionó, Nohelia bajó y miró sorprendida, pues su madre había progresado y era dueña de una cadena de mini markets en todo el país.
Roselía caminó, sin poder creer que tenía frente a e ella a su hija.
—¿¡Hija!? ¿Nohelia?
—¡Mamá! Madre mía, por fin estoy contigo, por fin juntas.
—Hija de mi vida, mi amor.
Nohelia y su madre se fundieron en un abrazo, su emoción era tanta que se desbordaban por sus ojos y rodaban por sus mejillas.
—Madre, tengo que presentarte a alguien muy importante para mí.
Arielle salió de la limusina seguida por Nikolay.
Los ojos de Rosalía se posaron en la pequeña y luego en el hombre alto, rubio de piel aceitunada y ojos verdes de profunda mirada.
—Mi hija Arielle, y Nikolay Shevchenko.
—Mi nieta, tengo una nieta. —expresó muy emocionada poniéndose a su altura y acariciar sus mejillas.
—Mi hermosa nieta, no pude cargarte en mis brazos, ¿por qué no me lo dijiste hija?
—Madre, perdóname, ya te contaré todo. —dijo Nohelia mirando a Nikolay. Y Rosalía se dirigió a él.
—Nikolay..
—Mucho gusto señora Rosalía, ya la conocía, Nohelia me habla mucho de usted.
—Mucho gusto hijo, pero vamos, vamos a casa.
Rosalía llamó a su asistente para cancelar todo lo pendiente por ese día y los siguientes.
Entraron a la residencia, y pasaron el resto del día y gran parte de la noche hablando.
—Madre, se que te perdiste mi embarazo y nacimiento de Arielle, pero de mi príncipe, no te lo perderás, aquí crece tu segundo nieto. —informó Nohelia con una gran sonrisa y acariciando su pequeño vientre.
Roselía y su hija se abrazaron, y Nikolay Shevchenko habló.
—Mi reina, nuestra princesa está rendida en mis brazos.
Roselia, se apresuró a llevarla a la habitación que había preparado para Nohelia regresará, tenía detalles juveniles y su hija ya no era esa chiquilla de diecinueve años que salió llena de sueños y metas por cumplir, ahora, había regresado convertida en una mujer y madre de sus nietos.
—Esta sería tu habitación hija, nunca me dijiste para tener una para ella, pero mañana lo arreglaremos.
—Tranquila madre, ya habrá tiempo de sobra  para eso.
—Así es hija mía.
Nohelia volvió a la sala para hablar con Nikolay y Rossella se adelantó.
Vengan deben descansar, ustedes se quedarán en la habitación de huésped.
—Madre, ya hay un hotel reservado para Nikolay, se sentirá más cómodo.
—Tranquila mi reina, donde estés tú estaré bien. —le habló Nikolay mirandola dulcemente y sonriendo con sus manos en los bolsillos.
Nohelia guio a Nikolay a la habitación.
—¿Estás seguro de que estarás bien aquí? —Preguntó Nohelia mirando a Nikolay seguro de quedarse ahí.
—Muy seguro, no te preocupes, que estar aquí es muy confortante para mi, es un ambiente cálido con calor hogareño, algo que no vivo desde hace mucho tiempo. además el personal sabe que hacer, tranquila mi reina. —expresó acariciando un mechón de cabello.
Nohelia se abrazó y él besó su cabeza.
—Todo irá mejor aquí, ya verás. —la consoló Nikolay levantando su rostro de su barbilla, sus miradas se encontraron, su cercanía era tanta que sus alimentos se mezclaban, Nohelia podía escuchar su corazón latir tan fuerte y dio un pago atrás.
—Eso espero Nikolay, hablaré con mi hija y le explicaré que nos quedaremos a vivir aquí. No volveremos a Rusia.
—Entonces comprare una residencia más grande para que estén cómodas y... —Nohelia puso su dedo índice en sus labios callando sus palabras.
—No hace falta, Nikolay, mis hijos vivirá como yo viví con lo que mi madre me daba.
—Está bien, entonces me mudaré aquí con ustedes, así que señora Nohelia, pediré que me preparen la habitación de la muchacha del servicio.
Nohelia soltó una carcajada, y se dispuso a salir de la habitación, y fue cuando Nikolay la detuvo del brazo y la atrajo a su pecho.
—Te amo Nohelia, por ti deje de ser ese hombre sin sentimientos, viví mi amargura cuando te perdí y no tienes idea de lo arrepentido que estoy de lo que te hice aquella vez, que siento que el mundo no basta para recompensar te.
—Nikolay, por favor, no me siento preparada para una relación, mi corazón está dolido y roto en mil pedazos y no se cuándo pasará, no quiero darte faldas esperanzas.
—Te busqué por mucho tiempo, te encontré, te vi feliz y me alejé, ahora que se que estás sola no te voy a dejar ir otra vez, no esta vez mi reina.
Unió sus labios a lo de ella en un suave roce, Nohelia lo recibió, se miraron a los ojos y se perdieron en sus mirada. En ese momento Nohelia no podía poner sus ideas en claro, parpadeó y acunó su rostro entre sus mano y le habló mirándolo a los ojos.
—Nikolay, no puedo prometer te nada, no digo que volveré con Sergio, eso es algo que no va a sucederá, pero no volveré a entregar mi corazón, está muy herido, Sergio lo destrozó y no sé cuánto tiempo pase para estar preparada para empezar de nuevo.
—Yo estaré en el proceso de tu sanación, seré tu amigo pero no me pidas que me aleje, no está vez.
Nikolay abrazó a Nohelia y ella respondió a ese abrazo,  se despidió y salió de la habitación.
Nikolay la vio irse y cerrar la puerta tras de ella, fue al baño y bajo la lluvia artificial trató de relajarse y bajar la tensión sexual que sentía cada vez que estaba cerca de Nohelia.
Nohelia fue a la siguiente habitación se tiró sobre la cama mirando a la nada, en su cabeza estaban las palabras de Nikolay, y en su corazón las de Sergio, su corazón dolía en cada recuerdo, la forma en que él la sacó de su vida, cerró los ojos y sus lágrimas rodaron por sus mejillas, se fue quedando dormida sin siquiera darse cuenta.
Al día siguiente, Nohelia despertó y el olor al desayuno que su madre siempre le preparaba lleno sus fosas  nasales, abrió los ojos, y se restregó en su lugar, se levantó y fue al baño se duchó y fue a la habitación de Arielle que ya no estaba en ella. Bajó las escaleras y fue a la cocina donde estaban los tras preparando desayuno.
—¡Vaya! Una comisión entera para el desayuno. —les dijo sonriente y todos se giraron a verla.
—¡Mami! Yo llevaría tu desayuno a la cama, mirá la abuela también hace nos hizo avena con leche y está deliciosa.
—Si muy rico. —recalcó Nikolay.
—Bien, vamos a desayunar. —Dijo Rosella caminando a la mesa del comedor.
El desayuno pasó,  y ya todos listos salieron en busca de una nueva escuela para Arielle. Nohelia había contado toda la historia de Sergio a su madre, que a pesar de no estar conforme no reprochó nada a su hija, pues tenía una hermosa nieta que alegraba su vida y otro por llegar, que era el resultado de esa locuta..
Los días pasaron convirtiéndose en semanas y estos en meses .
Cinco meses habían pasado, Nohelia tenía su vientre enorme, siete meses habían pasado y todo ese tiempo ni un solo momento Nikolay se había alejado de ellas.
—Bien mi princesa, es hora de irnos a la escuela. —dijo Nikolay, llevando a Arielle.
—Mami, ¿te quedarás con la abuela? El tío y yo iremos a mi escuela, cuida de mi hermanito.
Nohelia sonrió y sintió una presión en su pecho despidió a Nikolay y a su pequeña y fue un mensaje de texto que llamó su atención.
"Soy Sergio, estoy en Ecuador ¿podemos hablar?
Nohelia sintió estremecer su cuerpo, no imaginó a Sergio buscándola. Miró y leyó mucha veces antes de responder, tenía sentimientos encontrados, su corazón retumbaba en su pecho y logró hilar las ideas.
"No puedo verme contigo, pero dime lo que deseas y veré si luego ayudar.—respondió mientas sus manos temblaban.
"Necesito verte  y ver a mi hija, te la llevaste sin mí consentimiento.
"Y cinco meses después te acuerdas de ella.
"Cinco meses después logré dar con tu paradero. ¿Dónde puedo verlas?
"Dame una dirección y la verás.
Sergio envío la dirección a Nohelia.
Se imaginó una y mil palabras para enfrentarse a él y decirle de del hijo que esperaba.

Un hijo para el CEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora