Los meses siguieron pasando y ya la pequeña Arielle estaba completamente recuperada, su tiempo que le faltaba se había completado y ahora estaba de camino a la residencia junto a su madre y abuelos.
—Señor Alexander, Marisa, será que ustedes pueden darme permiso para hacer algo que ha ace tiempo tengo en mente.
—Dime hija, de que se trata. —preguntó Alexander.
—Quiero que una parte del ala Este, se acondicione cono una casa habitable, ya no tan hospitalaria. Deseo darle un calor de hogar a esa parte. No sé si lo vean bien, pero es una idea que me gustaría realizar.
Marisa miró a Alexander y luego a Nohelia, le gustó la idea de reorganizar esa área hospitalaria y volverla más cálida.
—Los médicos no pueden irse. —propuso Alexander.
—No estoy pidiendo que se vayan, son muy necesarios.
—Has lo que creas conveniente hija, y no escatimes en gastos. También eres la señora de la casa y puedes remodelar esa parte como tú desees.
—Solo quiero que Sergio no esté solo, quiero darle calor de hogar ahí donde esté.
A la siguiente semana, luego de contratar a un diseñador de interiores Nohelia y Marisa estaban de compras para reacondicionar la habitación de Sergio y de la pequeña Arielle Maylin.
—Este mueble me gustó para Arielle. dijo Nohelia sonriente mientras miraba cada cosa. Marisa la miró y vio la oportunidad de preguntar algo que la inquietó desde que escuchó el nombre de su nieta.
—Hija, ¿te puedo preguntar algo?
Nohelia la miró y respondió.
—Dígame Marisa , de que se trata.
—Me encanta en nombre de Arielle Maylin. ¿Por qué Arielle? Creí que llevaría en nombre de tu madre.
Nohelia sonrió al recordar esa especie de sueño que tuvo mientras estaba en quirófano.
—Le gusta a Sergio. —Respondió y eso le sorprendió a Marisa.
—¿Le gusta a Sergio? No comprendo.
—Marisa, le voy a decir algo que me sucedió, no lo conté a nadie por que no quiero ser objetivo de burlas a mis espaldas.
—Nunca pasaría hija. ¿Cómo puedes pensar eso.?
Nohelia contó a Marisa la experiencia que vivió. Mientras Marisa escuchaba recordó el esfuerzo que hizo cada médico para traerla de vuelta.
Flash Bakc.
—¡Doctor, su ritmo cardíaco desciende al igual que su presión!
Los sonidos que emitían daban a entender que su corazón se había paralizado. Marisa trató de mantener la calma para no ser inoportuna con su reacción, quería saber todo lo que sucedía.
—Doctor la perdemos, no está reaccionando, su presión y su corazón están paralizado, está sufriendo un paro cardíaco.
Mientras veía como el Galeno realizaba la reanimación cardio pulmonar, mientras otro se acercaba con el DEA.
—¡Doctor la perdemos!
—Descubre el pecho y coloca los parches. —ordenó.
—¡Despejen! A doscientos veinte, ahora.
Los electro choques trataría de reanimarla. Marisa con una serenidad que estaba muy lejos de sentir se mantenía inmóvil pidiendo a Dios que reaccione.
—A doscientos veinte voltios, ¡Despejen!.
Y por fin nuevamente se escuchaban en la DEA los latidos normalizando se , Marisa suspiró profundamente sintiendo alivio de saber que Nohelia reaccionaba .
El Galeno luego de normalizar la y dejando estable a Nohelia, salió de la sala en compañía de Marisa.
—Señora Bright, su nuera por un momento se mis fue, pero logramos reanimarla, ahora debe estar en una clínica con especialista.
—Traeremos lo necesario aquí doctor, diga lo que necesite y lo tendrá. Mi nuera no puede estar lejos de aquí.
El doctor solicitó personal médico en cardiología y ahí estuvo el tiempo de recuperación tanto de Nohelia como de Arielle Maylin.
Fin Flash Bakc.
Marisa sintió un escalofrío al escuchar toda aquella historia de Nohelia.
"¿Que fue todo eso? Acaso.. ellos.. esto es una locura, pero así se llama la hija de Julianne, ¡Dios! ¿Qué explicación hay para todo esto? —los pensamientos de Marisa eran confusos. Estaba tan metida en sus cavilaciones que no escuchó a Nohelia, que la llamó por tercera vez
—¡Marisa! ¿Qué pasa? Estás como en otro planeta.
—Es que me sorprende todo esto que me dices hija.
—Él me dijo que volverá, y estoy segura de que así será, Marisa, nuestro Sergio despertara de ese sueño, estoy segura.
Marisa abrazó fuerte a Nohelia, y se aferró a esa esperanza contagié te que le brindaba Nohelia.
Las semanas pasaron y ya estaba toda la residencia acondicionada con toques hogareño, Nohelia tenía empleadas para ayudar en lo necesario mientras ella se ocupaba del cuidado de Sergio y Arielle.
Los meses pasaron, ya Arielle tenía ocho meses y Nohelia hacia compartir a su pequeña momentos con su padre.
—Mira mi amor, lo bello que está hoy nuestro príncipe durmiente, papá te ama mucho mi vida, y pronto despertara y estará con nosotras.
Nohelia cada día realizaba las terapias que el terapeuta le había enseñado, y buscó más información y ahora estaba estudiando más para seguir ayudando al padre de su hija
— Buenos días señora Nohelia, aquí están los aceites que encargó.
—Gracias Frida, déjalos ahí por favor, prepara la tina para darle un baño a mi esposo.
Nohelia con ayuda de los paramédicos trataba de darle movimientos a Sergio.
Cada día Nohelia se sentía más comprometida sentimental mente con Sergio, su dedicación a él era completa, y absoluta.
Cada día anhelaba verlo despertar, y puedes tener una vida plena a su lado.
Los meses siguieron y estaban reunidos con el personal que compartían a diario, y que con el pasar del tiempo ya eran casi como de la familia,
Todos con su familia reunidos estaban celebrando el primer año de Arielle Maylin.
Marisa y Alexander eran los abuelos más orgulloso de su inteligente nieta, y de su dedicada nuera.
—Un año mi princesa hermosa, Nohelia, hija, gracias por darnos está alegría tan grande de tener a nuestra pequeña.
—Soy yo la que agradece un mundo todo lo que ustedes han hecho por mí, y sobre todo a usted Marisa, por elegirme para ser la madre de su nieta.—Maris abrazó a Nohelia convencida de que fue lo mejor que pudo proponerle aquella vez.
Disfrutaron de cada instante y luego de pasar la tarde, ya estaban despidiendo a todos los invitados.
Una hora después Nohelia estaba duchando a la pequeña Arielle Maylin. La cambió y la acostó en la enorme cama donde la compartía por momentos con Sergio.
—Mi amor, mira nuestra hija ya tiene un año, pero tú tranquilo mi príncipe durmiente aquí estamos contigo, somos tu familia, y Arielle y yo te estaremos esperando.
Nohelia dejó un beso en sus labios, tomó a su hija y empezó con una nueva costumbre que su pequeña jamás olvidaría.
—Muy bien mi princesa, vamos a pedirle a Dios que nos devuelva a nuestro príncipe, ¿ Te gustaría aprender?. —Le preguntó a la pequeña, e Arielle la .iro y sonrió como si entendiera lo que su madre le decía.
—A ver mi amor, pon tus manitas asi., y escucha para que aprendas.
—Ángel de la guarda, tu eres mi dulce compañía, protege a mi papito en las noche y en el día, no lo desampares por que lo perdería. Diosito mi princesa y yo te pedimos que nos devuelvas a nuestro príncipe durmiente, y mientras esté así no lo desampares, amén.
—Muy bien mi muñequita, a dormir.
Era lo que cada noche hacia Nohelia con su hija.
Compartían cada día con Marisa y Alexander, y el tiempo siguió transcurrido, dos años más pasaron, y estaban festejando el cumpleaños número tres de Arielle Maylin.
Todos reunidos en el jardín de la mansión, y fue Lalita quien se acercó con el teléfono en la mano.
— Hija, dejaste el celular y escuché el timbre de llamada. Nohelia cogió el celular y lo miró.
—Es mi madre, voy a contestar. —dijo a Marisa mientras se aleja.
Marcó en número y su madre respondió el momento.
—¡Hola madre! ¿Cómo estás?.
—Muy bien hija, quería informarte que con el último depósito que hiciste se completó el último pago .
—Que bueno madre, ahora te enviaré dinero para que pongas un negocio o arregles la casa.
—Ya quiero que vuelvas hija, ya no tenemos deudas y además ya tengo un negocio de ropa por catálogo, me va muy bien, deja ganancias y con eso tenemos para vivir.
—No puedo volver por ahora madre, tengo un buen trabajo y el contrato es por mucho tiempo.
—Hija, tengo ahorros de todo lo que me enviaste, eso es tuyo, tu trabajo, ya quiero ver a mi hija volver.
Nohelia sintió estrujar su corazón, dolía mentirle a su madre, y más negarle el derecho de ver a su nieta.
—Madre, te prometo que pronto volveré, estaremos juntas como antes mamita. Pero por ahora me es imposible volver.
—Está bien hija mía, te esperaré, estaré ansiosa por tu regreso.
Nohelia se despidió de su madre sintiendo un pesar tan grande. ¿Cómo le diría a su madre que alquiló su vientre? ¿Cómo le diría todo lo que vivió y está viviendo hasta ahora?
Colgó la llamada y sus lágrimas no dejaban de rodar por sus mejillas.
Marisa al ver que no volvía fue a su encuentro.
— Hija, no me gusta verte así, vamos por ella Alex y yo le explicaremos y así la tendremos aquí, me da pesar saber que no sabe de su nieta, que se está perdiendo los mejores años de su vida, verla crecer.
—Tengo miedo a su reacción Marisa, no se cómo lo tomará ella.
—Dime qué la traiga y lo hacemos.
Nohelia miró a Marisa y en su mente se formó un debate, de los pros y contra si traía a su madre.
—Lo pensaré Marisa, lo prometo. —respondió teniendo sentimientos encontrados.
Salieron al jardín a continuar con la recepción del cumpleaños de Arielle.
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Un hijo para el CEO
RomanceSergio Bright, eterno enamorado de Julianne Ferrari, cumple su más anelado sueño, casarse con la mujer que ama, olvidando por completo la enfermedad que lo debilita día a día. Un día menos esperado se ve obligado a alejarla de su vida, pues el médic...