CAPITULO 25. DE REGRESO A MOSCÚ.

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Nohelia y Nikolay después de despedir a Arielle salieron con destino al hospital, tenía cita para el control de su embarazo, Nohelia sentía pesar de ver que no era Sergio quien la acompañaba en esos momentos tan especiales como era escuchar el corazón de su hijo, Nikolay la miró, y vio tristeza en sus ojos, tomó su mano y dejó un beso en ella.
—Tranquila mi bella, todo estará bien, ya lo verás. —trató de tranquilizarla Nikolay sabiendo que su pesar era otro.
—Se que todo está bien con mi bebé.
—¿Es Sergio, cierto?
Nohelia suspiró profundo, apretó sus labios formando una línea en ellos.
—Siempre imaginé que él estaría conmigo en este embarazo, cuando Arielle, compartimos todo, a pesar de su condición, todo le contaba, y ahora, él debe creer que ....
—No pienses en eso mi bella, eso le hace daño al bebé.
Llegaron al hospital privado y el Galeno esperaba por ella.
Se presentó en recepción y la asistente la hizo pasar.
—Señora Kartson, pase, el doctor la espera.
Nohelia pasó al consultorio en compañía de Nikolay, el Galeno hizo preguntas de rutina a las que ella contestó.
—Muy bien Nohelia, pasa a la camilla y descubre tu vientre, hoy veremos cómo está este caballero.
Nohelia hizo lo que el Galeno pidió, la asistente colocó el frío del en su vientre, el médico empezó a pasar  el transductor cuando una voz fuerte y muy conocida por Nohelia interrumpió.
—Tengo derecho a estar presente. —el Galeno sorprendido trató de sacarlo pero Sergio miró a Nohelia y luego a Nikolay.
—Señor, tenga la bondad de retirarse.—Es mi hijo, y quiero saber cómo está. —habló con firmeza y se adentró más en la sala.
—Sergio, por favor vete de aquí, no puedes ir por la vida exigiendo derechos que no tienes. —aseveró con determinación Nohelia.
—Es mi hijo Nohelia, no lo puedes negar.
—Hijo que también no deseaste conmigo Sergio,  este hijo no está dentro del contrato de alquiler, vete de aquí Sergio.
Sergio sintió cada auna de  esas palabras como puñalada en su corazón.
—Habrá tiempo para aclarar eso, pero ahora quiero saber cómo está mi hijo dentro de ti. Continúe doctor. —ordenó sin mirarla.
El médico miró a Nohelia y a Nikolay, y entendió la señal de aceptación que ella le dio.
El Galeno procedió a realizar el ultrasonido y en el momento de escuchar los latidos del corazón, Sergio miró embelesado el vientre de Nohelia, se acercó muy despacio y tomó su mano.
—Mi hijo, nuestro hijo, mi vida son los latidos de nuestro hijo. —habló besando la mano de Nohelia mientras está lloraba a mares, había perdido la esperanza de vivir ese momento, y ahí tenía a Sergio con la reacción que siempre deseó y soñó.
—Sergio, por favor, no... —Sergio cayó sus palabras con sus labios, sin importar la presencia de los demás acunó su rostro y la besó.
—Te amo Nohelia, comprendí y acepté mis sentimientos por ti, compréndeme por favor, despertar y descubrir que tienes otra vida, no fue fácil, vuelve conmigo te amo. —Sergio pronunció esas palabras muy cerca de sus labios. Nohelia estaba en shock por qué no esperó en ese momento esa declaración de amor frente a todos los presentes.
Miró a Nikolay y vio tristeza en su mirada, cogió de las manos de Sergio y las apartó de su rostro.
—Basta Sergio, deja este show, no hace falta, tienes derechos sobre tus hijos pero no sobre mi, por favor deja que el médico haga su trabajo. Por favor doctor, continúe. —habló i diferente a las palabras de Sergio.
El Galeno continuó realizando el ultrasonido, indicó el estado del bebé y la posible fecha de parto.
—Muy bien señora Shevchenko, todo muy bien con su bebé. —dijo el médico y Sergio tensó su mandíbula al escuchar como la llamo el doctor, escuchar esas palabras le causó un mal sabor de boca.
Miró fijamente a Nohelia, mientras se arreglaba sin corregir al Galeno.
Una hora después Nohelia salía del hospital acompañada de Sergio y Nikolay.
—Gracias por estar Sergio, pero ya no más. Por favor, sabes la fecha de la próxima cita y sabes el horario de Arielle, tú y yo no tenemos nada más que decirnos.
—No es así Nohelia, eres mi esposa.
Nohelia se giró al momento de escuchar esas palabras y se acercó a él mirando lo, fijamente a los ojos.
Y repitió cada palabra que alguna vez Sergio se las gritó a la cara.
—Eres una oportunista, eres una trepadora, no sé cómo se dejaron engañar por esta mujer. Y no se cuántas cosas mas fuiste capaz de despotricar en mi cara. ¿Y pretende que por un arranque de emociones caiga rendida a tus pies?  Pues no, no Sergio, fuiste claro al decirme que buscarías  a la mujer que Amas, pues ve por ella. —Expresó con determinación mientras se giraba para marcharse.
—¡Te amo Nohelia! Y no es impulso de emoción momentánea, ¡Nohelia escúchame! —gritó.
Nohelia caminó sin inmutarse ante esas palabras y continuó su camino, subió al auto junto a Nikolay y se alejaron de ahí. Sergio caminó para tratar de seguirla pero una llamada le quitó esa intensión.
Miró la pantalla y vio el nombre de su madre.
—¿Qué sucede madre?—contestó sin saludar y algo enojado.
—Hijo, ven pronto tu padre está hospitalizado, por favor, tienes que venir pronto, sufrió un infarto. —habló entre sollozos Marissa.
—¿Se dices madre? ¿Cuándo sucedió? tranquila, que estaré de regreso lo más pronto posible.
Sergio colgó la llamada subió a su auto, y mientras conducía llamó a Thresa para que organice su vuelo de regreso, colgó la llamada y condujo lo más rápido que pudo y llegó a la residencia de Rosellia, bajó casi corriendo y entró como un vendaval arrasando con todo. Nohelia estaba en el jardín junto a Nikolay y Rosellia, cuando fueron interrumpidos por un agitado Sergio.
—Nohelia, tenemos que volver a Moscú. —soltó de una
—¿Qué está diciendo Sergio? No volveré a Rusia. —respondió .
—Por favor Nohelia, es mi padre, está al borde de la muerte.
Nohelia se puso de pie como impulsada por un resorte, y muy sorprendida.
—¿Qué sucedió Sergio? ¿Qué le pasó a Alexander, como está Marisa? —preguntó preocupada.
—Mi padre muy mal, mi madre está desesperada, por favor, debemos ir.
—Prepararé el viaje de inmediato cariño envía a arreglar tus cosas y salimos enseguida y cuando lo dispongas. —dijo Nikolay marcando un número en su teléfono y alejándose de la sala.
—Hija iré contigo, no me quedaré tranquila si viajas en el estado en el que estás.
Dos horas después estaban abordando el jets de Nikolay y Sergio en el suyo, Sergio aceptó sin protestar la decisión de Nohelia.
El vuelo de regreso fue sin novedad, en cada escala que hacían podían tener noticia del estado de salud de Alexander.
Cuarenta y cinco horas después estaban aterrizando en el aeropuerto privado en Moscú, los autos esperaban por Nikolay y fueron directo al hospital donde estaba Marisa.
Nohelia caminó en compañía de Nikolay, por los pasillos blancos, tenía sentimientos encontrados, al volver nuevamente a la ciudad de donde salió y creyó no volver, ahora estaba frente a Marissa y está sonrió al verla nuevamente con su abultado vientre.
—¡Hija! Que bueno que estás aquí, que hermosa estás con tu pancita. —saludo muy efusivamente abrazándola.
—¿Cómo has estado Marissa? ¿Cómo se encuentra Alexander? Sergio me dijo que está muy delicado.
—Está en terapia intensiva, los médicos  hicieron  todo lo humanamente posible para salvarlo, ya está mejorando.
—Álex es fuerte y saldrá de esta, ya verás que sí. Pronto se recuperará.
—¡Madre! ¿Cómo sigue mi padre? —se escuchó la voz de Sergio tras de Nohelia.
—Hijo mío qué bueno que estás aquí.
Nohelia caminó junto a Nikolay dando espacio a Sergio y Marissa, para después salir  del hospital.
—¡Nohelia! Mañana pasaré por ti y Arielle....—Nohelia interrumpió sus palabras.
—Sergio, no hace falta que pases por mi, Arielle te estará esperando. —habló en tono frío y e giro para seguir. Sergio la vio subirse al auto y  pasándose las manos por su rostro, por la frustración que sentía al sentirse desplazado.
—Disfruta tus cinco minutos de fama Nikolay Shevchenko, y agradece que mi hijo está en su vientre y no puedo hacer que mi mujer este estresada. —expresó Sergio apretando sus puños y mirando desaparecer el auto de Nikolay.
Sergio volvió a la sala donde estaba Marisa y esperó por noticias del Galeno.
Los días pasaron convirtiéndose en semanas, tres semanas pasaron y Alexander ya estaba de vuelta a la mansión. Ya instalado Sergio salió de ahí con dirección a la fortaleza Shevchenko. En los portones de acceso en el interior estaban los guardias de seguridad escaneando el vehículo para dejarlo pasar por orden de Nikolay.
Condujo por quince minutos más y ya estaba llegando a estacionamiento de la mansión Shevchenko.
Caminó y entró al gran salón donde fue recibido por Arielle que corrió a su encuentro.
—¡Papi! Viniste.
—Si mi amor, ya podemos volver a casa, el abuelo ya está de regreso y podrás verlo.
—¡Siii, yupii! —dio brincos de alegría, y corrió al encuentro de Nohelia que llegaba en ese momento.
—Mami, el abuelo ya está en casa,¿Podemos ir a verlo? ¡Por favor!
—Cariño, mami no puede estar agitándose, tiene que estar tranquila, por qué nuestro príncipe pronto llegará. —dijo Sergio cargando a Arielle y mirando fijamente a Nohelia, que parpadeó y su corazón dio un vuelco al escucharlo decir esas palabras. Acarició su vientre y de pronto sintió un leve estrujón que le arrancó un fuerte gemidos.
—¿Qué sucede mi vida?—preguntó Sergio acercándose a ella.
—¡Ay! Pero aún no es hora, ¡mamá! —dio un grito y Rosellia llegó de inmediato.
—Hija ¿Qué sucede?.
—Me duele mucho, creo que se adelantó. ¡Duele! —casi gritó clavando las uñas en el brazo de Sergio que estaba a su lado.
—Vamos al hospital, rápido.
—No, Nikolay preparó todo para el nacimiento del bebé en el lado extremo de esta mansión. Vamos.
Sergio tomó en sus brazos a Nohelia, la subió en el lado del copiloto y subió al auto, manejó hasta llegar al área hospitalaria de la fortaleza para no llevar la contraria a Nohelia.
Los médicos ya la estaban esperando, la pusieron en la camilla y la pasaron directo al quirófano.
Sergio siguió a Nohelia tomando su mano.
—Tranquila mi vida, aquí estoy contigo, nuestro hijo y tú estarán  bien.
Sergio vistió la ropa de hospitalización y lo hicieron pasar junto a Nohelia par recibir a su pequeño hijo.

Un hijo para el CEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora