CAPÍTULO 28. ENCERRADA

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Noah habló por mucho rato con Tulio, era su hermano, su confidente, su  hombre de confianza y su jefe de seguridad.
—Hermano, como saber si Nikolay Shevchenko se entera de que tenemos a su amorcito.
—Ya se enterará, le envié mensaje al viejo Shevchenko de que tiene que cumplir con el compromiso pactado, el que Nikolay halla dejado plantada a mi hija en el altar es una ofensa que la pagará muy caro si no se retracta. —dijo Noah cuando unos gritos llamaron su atención.
—¡suelta me! ¡Déjame hablar con ese supuesto gran jefe que se escuda detrás de sus hombres y no le da la cara a una mujer. —gritaba Nohelia después de golpear al guardia y  escaparse para ir en busca de sus hijos.
—¿Quién carajos dejó salir a esa loca? ¿¡Acaso son unos inútiles que se dejan vencer de una mujer!? —aseveró Noah muy molesto y poniéndose de pie para salir al encuentro de la escandalosa mujer.
Tomó el pomo de la puerta y esta de una sola, fue abierta golpeando el rostro de Noah y haciendo sangrar su nariz.
— ¡Carajo! Mujer estúpida, como te atreves a entrar en la oficina sin permiso. —Habló Tulio agarrando su brazo y sacudiendo la hasta hacerla caer al suelo, mientras Noah con los ojos cerrados limpiaba su nariz.
—¡Solo quiero estar con mis hijos y mi madre, solo eso te pido! Por favor, necesito ver a mis hijos.
—Llévala a las mazmorras y encierra la hasta segunda orden. —ordenó un furioso Noah.
—¡No!¡No por favor! Solo deseo ver a mis hijos y a mi madre, por favor.
Nohelia fue llevada casi a arrastras por uno de los hombre al que Tulio ordenó llevarla.
Nohelia sentía la impotencia más grande al no poder liberarse de ese tormento que ahora tenía.
"Nuevamente se repite la historia, nuevamente en manos de unos malditos mafiosos. ¿Por qué carajos me pasa esto a mí? Primero Nikolay y ahora este por Nikolay. Donde estás Nikolay, ven y libérame por favor." Pedía mientras en sus pensamientos, mientras era arrastrada a una de las mazmorras.
Bajaron por los oscuros y húmedos pasillos una puerta fue abierta y ella fue lanzada al suelo.
—¡Ay! Animal, mira como me haces daño. —Nohelia renegó con los dientes apretados .
—A las perras rabiosa como tú, ahí es que deben estar, en su perrera, hasta que su dueño aparezca.
—Por favor, dejen ir a mi madre y a mis hijos, yo me quedo hasta que tengan lo que desean.
—Aquí te quedarás. —dijo el guardia en forma despectiva y saliendo de la presencia de Nohelia.
—¡Sácame de aquí, sácame de aquí! —gritó con desesperación y resbalando sobre las frías rejas de la puerta hasta caer al húmedo suelo, con sus lágrimas rodando por sus mejillas, se abrazó a sus piernas y poco a poco se deslizó por completo al frío suelo en una posición fetal.
Cerró sus ojos, sus sollozos eran fuertes, y poco a poco fue perdiendo la noción del tiempo.
En sus sueños era Sergio quien estaba presente.
"¡Esa mujer es mía!
" tú, no tienes que estar con él, dijiste que pasara lo que pasara siempre me amarías, y mírate ¿Me olvidaste? ¿Me olvidaste.?"
—Sergio, Sergio mi amor, no te olvidé, nunca te olvidé, ven por mí, ven por nosotras por favor. —pronunció en un débil susurro.

Mientras Nohelia caía en la inconsciencia, Rosellia peleaba con la enfermera, se maldecía internamente no poder hacer nada, pues su pierna rota le impedía hacerce cargo de sus nietos y de salir en busca de su hija.
—¿Será posible que pueda hablar con uno de tus jefes? Mis nietos necesitan salir de esta habitación y el bebé necesita de su madre.
—No, no puedo hacer eso, no tengo la orden de traerles a la madre o de llevarlo con ella. —respondió la enfermera a cargo de los niños. Rosellia estaba furiosa por la negativa de la enfermera, y más por no poder hacer nada estando en ese estado. Rosellia suspiró profundo, cerró los ojos y trató de serenarse.
—Por favor, le estoy pidiendo por favor, hable con quién tenga que hablar y pida por los niños, yo no importo pero ellos necesitan de su madre, el bebé necesita de su madre, tiene poco tiempo de nacido.
La enfermera sintió pesar por las palabras de Rosellia y acepto interceder por ella.
—Voy a intentar hablar con el jefe, pero no le prometo que lograré algo, pero lo intentaré.
—Se lo agradezco mucho, y por favor vaya y que sea pronto.
La enfermera salió de la habitación, se dispuso a ir a la oficina de Noah.
Llegó a la puerta, quiso dar vuelta y regresar pero se detuvo a un paso,  y con temor tocó.
—¡Adelante! —Se escuchó la voz arrogante de Noah y la puerta se abrió.
Noah estaba sentado detrás de su escritorio, dejó la foto que tenía en su mano y miró fríamente a la temerosa mujer que tenía la mirada al suelo.
—¿Qué deseas? ¿Qué haces aquí? —preguntó y Mirta tragó grueso pero pudo articular palabras.
—Señor, perdone mi atrevimiento de estar aquí frente a usted, pero me atreví a venir por las súplicas de la señora Rosella, ella pide.....—Noah levantó la mirada nuevamente al escuchar ese nombre.
—¿Quién carajos es Rosellia?
—La mujer que trajeron junto a la mujer joven y los niños.
"Rosellia, tiene el mismo nombre que mi Susan" pensó mirando a Mirta sin parpadear.
—¿Qué pide esa mujer?
—El bebé está con días o semanas de nacido, y ella pide que esté con su madre.
—Ve y dile que aquí están por un propósito, y no tienen privilegios de nada.
—Señor....—
—¡Te di una orden! —Gritó y Mirta dio un salto atrás por el susto.
—Si señor. —respondió y salió de la oficina, caminó por los pasillos y llegó nuevamente a la habitación donde estaba Rosellia.
—¿Qué sucedió? ¿Pudiste hablar con tu jefe?—preguntó con ansiedad Rosellia.
—Lo siento Rosellia, hice todo lo posible, pero el jefe es un hombre de corazón duro, no me quiso escuchar.
—Desgraciado, infeliz, no lo conozco y lo detesto por ser cruel, con mis niños.
—Lo siento, de verdad, sabe, yo no puedo ver a mi bebé, fui contratada para cuidar a la esposa del jefe y no volví a salir de aquí.
—¿Que edad tiene tu bebé?
—Seis años debe tener ahora.—respondió Mirta, con tristeza reflejada en su mirada.
—¿Debe tener?
—Si, fui separada de él cuando era bebé. Una cosa más Rosellia, cuando entré a la oficina del jefe, vi que tenía una fotografía de una mujer en su mano, y no era de su difunta esposa.
—¿No? ¿Entonces de quién era?
Mirta la miró y achicó los ojos como queriendo descubrir una verdad oculta.
—¿Segura que no conoces al jefe?
Rosellia miró interrogante a Mirta, frunció el ceño y dudosa contestó.
—No tengo idea de quien es tu jefe, fuimos traídas aquí por la fuerza y con el propósito de atraer a Nikolay, que seguro no tiene idea de que somos un anzuelo para él.
—Pues yo juraría que la mujer de la fotografía eras tú.
—¿Yo? No lo creo, es la primera vez que vengo a Rusia, y estoy en estas circunstancias.
—Bueno, talvez fue mi temor que me hizo ver mi pensamientos, por que tu estaba en ellos en ese momento.
Rosellia sonrió y agradeció la buena voluntad de Mirta, ordenó que le pasaran a Álex y sus lágrimas rodaron al ver a sus nietos sin su madre.
—Mis amores, pronto saldremos de aquí, se los prometo. —Miró a Mirta y una idea pasó por su mente.
—Mirta, un teléfono, por favor consigue me un celular, trataré de llamar a Sergio.
—Eso es imposible, es muy arriesgado.
—Por favor, te pagaré lo que me pidas, y si salimos de aquí, prometo llevarte conmigo para que te reúnas con tu hijo.
—Rosellia, por favor, no me tientes.
—Mirta, tenemos que salir de aquí, no se dónde está mi hija, y no se si Nikolay sepa que somos prisioneras de este loco, pero debemos intentarlo.—Rosella miró la duda en Mirta y esa era su arma para luchar contra la inseguridad de Mirta.
Tres días pasaron y Nohelia seguía en la mazmorra, la temperatura de su cuerpo aumentó, acostada en el suelo frío deliraba y castañeaban  sus dientes.
"Sergio, mi amor viniste por nosotros, sacarnos de aquí, por favor no soporto más este frío "

Su mente era confusa, no tenía alimento ni agua, desde que la dejaron ahí, no volvieron por ella.
Mientras Nohelia estaba sufriendo Rosellia había logrado convencer de sacar a los pequeños a la terraza junto con ella.
—Ojalá el patrón no se de cuenta de que estamos aquí.
—No salimos del encierro de la habitación, estamos en la terraza y ya es algo. ¿Pudiste averiguar sobre mi hija.?
—Está en las mazmorras, se escapó y enfrentó al jefe, y la castigaron.
—¡Por Dios! Mirta, mi hija debe estar muy mal, este desgraciado me va a escuchar.¡Hey! ¡Ayuda! por favor ¡quiero ver a mi hija! —Gritó una y otra vez.
Noah después de que Mirta saliera de la oficina, guardó la fotografía de Susan y salió para ir a su habitación.
Fue al baño, y bajo la ducha artificial sus pensamientos volvieron al tiempo de su Juventud.

Flash Back.
Noah era el hijo mayor de Piero Manccini, estaba muy enamorado, y su único deseo era un día casarse y formar una familia junto a la mujer que amaba.
—¡Padre! No voy a casarme con esa mujer, no la amo, tengo derecho a escoger. —trató de negarse, pero el hecho de ser el hijo mayor y heredero del lugar que su padre tiene en la organización, no le permitía esa opción para su vida
—No puedes hacer eso Noah, ustedes están comprometidos desde que estaban en el vientre de sus madres.
—¡Padre! ¿En que siglo crees que vives? No puedes dirigir mi vida. —habló fuerte y con desesperación.
—Tu te casarás con la hija de Sergei Volkowf o serán otro lo que paguen las consecuencias de tu desobediencia. —Sentenció tirando fotografías de su hermosa Susan, y su familia.
—No te atrevas padre, tocas a mi mujer y acabo con el mundo entero .
—No acabaras con nada, por qué te casaras con Luba Volkowf.
—No te atrevas padre. —habló Noah con los dientes apretados al igual que los puños.
Mientras Piero marcaba el celular de uno de sus hombres para preguntar dónde estaban.
—¿En que lugar te ubicas justo ahora?
—En el centro comercial, está con dos amigas.
—Muy bien. —Respondió mirando a Noah con una sonrisa sarcástica.
—¿No tienes curiosidad por saber de dónde se encuentra tu mujercita? ¿Cierto? Llámala. —expresó con malicia y Noah sin pérdida de tiempo marcó el número y su amada contestó.
—Hola mi vida, ¿Paso por ti en un momento, deseo hablarte de algo muy importante.
—Te espero en el centro comercial, estoy con Luisa y Sara.
—Voy para allá. —Noah colgó la llamada y miró a Pietro.
—Déjame adivinar, está en el centro comercial con Luisa y Sara. ¿Cierto?
Noah tensó la mandíbula, apretó sus dientes tan fuertes que se marcaron y uno de  sus puños se estrelló contra la pared causando se  daño.
—No te atrevas padre, por qué no respondo de mis acciones.
—Pero respondieras a mis órdenes, te casarás con Luba Volkowf, y tú mujercita estará en perfecta condiciones.
Noah salió de la oficina de su padre furioso al encuentro con su amada Susan.
Fin Flash Back.

Un hijo para el CEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora