CAPÍTULO 16. SOY TU HIJA.

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Sergio después de la noche intensa que había tenido con Nohelia, se dejó llevar por los brazos de Morfeo, seguido por sus perturbadores sueños que ya no lo dejaban tranquilo.
"Nuevamente se veía caminando por una especie de campo, iba de la mano de aquella mujer que escuchaba su voz pero no podía ver su rostro.
"Te amo mi mujer bonita, tú y Arielle serán mi mundo entero.
—Aqui dentro de mí está creciendo un sentimiento por ti Sergio.
¡Sergio! ¡Sergio!"
—Julianne. —Pronunció en un susurro, abrió los ojos, y miró a todos lados y se sorprendió verse en un lugar desconocido y extraño, miró a la mujer desconocida a su lado y de un solo salió de la cama, se vistió y salió de ahí como alma que lleva el diablo.
Subió al auto y siguió la carretera sin saber a dónde ir.
Manejó y en su cabeza los pensamientos eran un caos, sentía que había traicionado a Julianne.
No miró por donde iba, se sentía desorientado y de pronto frenó a raya, y un cuerpo cayó sobre el parabrisas del auto.
Salió del auto y corrió a auxiliar a la mujer en el suelo.
—¿Se encuentra bien señorita? Mil disculpas, no me di cuenta.
La mujer estaba con la cabeza gacha y  todo el cabello sobre su rostro, y cuando levantó la mirada abrió los ojos como plato.
—¡Sergio! Despertaste, al fin. —dijo Diana sorprendida de tener a Sergio frente a ella.
—¿Usted me conoce? —Interrogó un sorprendido Sergio.
—Si, yo era tu enfermera personal estuviste en coma por mucho tiempo, y por fin despertaste, los médicos no daban esperanzas y mírate, estás frente a mi.
—¿Tu conoces donde vivo? No se dónde estoy, tengo una confusión total.
—Aquí es Moscú, estás en Rusia desde hace años.
—¿Qué estás diciendo? ¿Cómo que años? No estoy entendiendo nada, me puedes llevar a donde vivo por favor.   —pidió muy confuso.
—No puedo, tengo prohibida la entrada en tu casa. Por culpa de esa arribista mentirosa mojigata. —respondió muy intrigante.
—No se de quién hablas, no se nada, es como si ...por favor, acompáñame.  —pidió Sergio y Diana aprovechó para hablar mal de Nohelia,
Diana subió al auto y Sergio también lo hizo.
—Ahora dime ¿Qué sucedió todo este tiempo que estuviste conmigo? estoy muy confundido, no recuerdo nada.
—Yo cuidaba de ti hasta que llegó una arribista llamada Nohelia, por culpa de ella, me echaron, y perdí mi derecho al trabajo. no se cómo pero creo que chantajeó a tus padres con algo, no entendí nunca eso del embarazo.
Sergio se giró de una y la miró sorprendido.
—¿Embarazo? Yo soy un hombre casado y mi esposa esta embarazada, y está en labor de parto.
—Sergio, ya pasaron años.
—¿Que? ¿Años? Eso es imposible.
—Nohelia es el nombre de tu disque esposa
—¿Nohelia? ¡No! No conozco a ninguna Nohelia, mi esposa se llama Julianne, Julianne Ferrari. Todo es una confusión, necesito aclarar muchas cosas en mi cabeza.
Sergio siguió las indicaciones de Diana y llegaron a la mansión Bright.
Bajó corriendo y entró como un vendaval arrasando con todo a su paso.
Marisa y Alexander estaban en la sala junto a Arielle,  cuando llegó Sergio y habló sin ver a la pequeña.
—¡Madre! Mi memoria... no comprendo mucha cosas, me dijeron que mi memoria a vuelto, Pero hay cosas que no recuerdo, Julianne, de ella recuerdo todo. ¡Padre!
Marisa miró a Alexander y caminó de prisa a abrazar a su hijo.
—Hijo de vida, no sabes lo feliz que estoy de verte completamente sano, tenemos que ir al médico ahora.
—No madre, quiero saber que sucedió todo este tiempo, quiero saber por qué mi esposa no está aquí conmigo.
Marisa sintió estremecer su cuerpo, sabía que había llegado el momento de aclarar muchas cosas, y que ahora lo era.
—Hijo, vamos al médico para que te revise y ver tu estado de salud, entonces te contaré todo.
—Tu madre tiene razón hijo vamos al médico y entonces te contaremos todo. —dijo Alexander y Sergio aceptó.
—Lalita, por favor, hazte cargo de Arielle. —Pidió Marisa a la nana sin que Sergio se diera cuenta.
—Tranquila, yo cuido a mi pequeña, pero ¿Dónde está Nohelia?
—No lo sé Lalita no tengo idea de dónde está, y siento miedo preguntar.
—Vayan, yo estaré al pendiente.
Sergio, Marisa y Alexander, fueron al hospital y practicaron cada uno de los exámenes con resultados positivos para él.
—Muy buen, estos resultados de aquí estarán mañana, y finalizaremos con este tratamiento y comenzaremos el de la restauración completa. —habló el neurólogo.
—Muchas gracias doctor.
—Sentirás dólares leves de cabeza, pero poco a poco estarás completamente recuperado y podrás llevar una vida normal,
—¿Y está cien por ciento seguro de eso doctor?
—Si, todo ese tiempo que estuviste dormido tu sistema evolucionó y se produjo una desintoxicación, la regeneración de los tejidos celular y reproductivo, estás completamente sano Sergio, felicidades eres un héroe, le ganaste la batalla a la muerte.
—Doctor, si recordó su pasado, ¿no olvidará lo que vivió durante estos meses? —preguntó Marisa.
—Claro que lo olvidará momentáneamente, pero poco a poco recordará y con los días sus recuerdo se irán aclarando y entonces podrá él, empatar los momentos vivido sin causar confusión.
—¿Recordará todo? —preguntó Alexander.
—Así es,  la pérdida de memoria temporal de este corto tiempo que vivió, pasará, y con el pasar de los días él irá recordando poco a poco, y ustedes le van a  hablar de esos mome0ntos que vivió.
Sergio sintió un alivio al escuchar esas palabras, y así mismo la necesidad tan grande de buscar a Julianne.
El Galeno dio indicaciones para en nuevo tratamiento, despidió a Sergio y a sus padres.
Salieron del hospital y volvieron a la mansión el trayecto fue en completo silencio, Marisa no se atrevía a pronunciar una palabras y Alexander tratando de formar frases para justificar lo injustificable ante su hijo.
Llegaron y salieron del auto, entraron a la sala y lo primero que Sergio preguntó fue que sucedió durante su ausencia.
—Madre, quiero saber todo, ¿Dime qué sucedió todo este tiempo que  dormí? Y después de que desperté, que pasó, que hice, hay cosas que no entiendo.
Marisa tragó el nudo en su garganta y se armó de valor para enfrentar las consecuencias de sus actos.
—Hijo, han pasado muchas cosas, muchos cambios en nuestras vidas.
—¿Qué cambios madre?.
—Antes de empezar dime ¿Dónde y con quién estabas? —preguntó Marisa y Sergio sintió un vuelco en el corazón.
—No lo sé madre, no conozco a esa mujer, nunca antes la vi. —respondio u matisss desvío la mirada a Alexander
—¿Donde está esa mujer hijo,?
—No lo sé madre, solo espero que Julianne no..por dios, que hice. Ella no me perdonará.
—Hijo, voy a decirte todo lo que desees saver.
—Desde el principio madre. Quiero saber todo, necesito aclarar mi confusión. —pidió y Marissa con temor empezó.
—Hijo, cuando tuviste la recaída, ya no despertaste  hasta ahora, ¿Recuerdas lo que me pediste? Recuerdas que..
—Lo recuerdo madre, recuerdo que te pedí que escribas una nota a Julianne explicándole el por qué no estaría a su lado en ese momento, que sería Jordán quien tenía ese derecho y no yo. ¿Pero tanto tiempo paso de aquel día,?
—Si hijo, mucho tiempo y muchas cosas pasaron. Y lo hice hijo, envié la nota y él estuvo en el nacimiento de su hija. Pero...
—Ahora es tiempo de volver madre, tiene que saber que estoy recuperado completamente y que podemos retomar nuestras vidas. —expresó Sergio demostrando emoción.
—Hijo, no puedes volver, yo ...—las palabras de Marisa fueron interrumpidas por Alexander.
—Perdimos la comunicación con ella hijo. —dijo el y Marisa lo miró.
—Alex, cariño, deja que sea yo la que le diga las cosas a nuestro hijo.
Alexander sintió pesar de ver que aquello no terminaría bien entre su hijo y su mujer.
Marisa sonrió tristemente y continuó.
—Hijo, los médicos no nos daban esperanzas de vida, entonces ..
—¿Entonces que madre? —la interrumpió Sergio al percibir el nerviosismo en su madre.
—Entonces le envié unos documentos de divorcio a Julianne para liberarla de ti, y que ella pudiera rehacer su vida a lado del padre de su hija.
—¿Qué está diciendo madre? Julianne no pudo haber firmado esos documentos, Julián sabía que si yo no quería nada con ella yo mismo le daría la cara y se lo decía de frente, así que ella no pudo firmar esos papeles.
—Hijo, perdóname, yo pensé en su bien, en su felicidad, tu, tu estabas ahí en esa cama...
—¡No debiste madre! Si ella firmó, ¿Dónde están esos documentos? Quiero leerlos.
—Hijo, no los tengo los tiene el abogado en Italia.
—Entonces voy a buscar a mi esposa, viajaré a Italia.
—Hijo, no puedes buscarla ¿Y si ya no desea verte por qué está casada con Jórdan?
—Si no firmó los documentos, es mi esposa aún, y nada ni nadie puede cambiar las cosas, que sea ella quien me lo diga.
—Hijo, por favor, ella no es.. —Marisa quiso continuar y Sergio no la dejó.
—¡Júlian  es la mujer que amo madre! Y voy a ir por ellas, es mi esposa y su hija es mi hija. —Gritó algo molesto.
—No puedes hijo, ahora eso es imposible.
—¿Imposible? No lo es madre, ella sigue siendo mi esposa y voy por ella.
Marisa no aguantó más y de una le soltó, semejante verdad
—¡No puedes hijo! Tu....ella cree que moriste. —soltó de una y Sergio se quedó de piedra al escuchar esas palabras.
—¿Qué? ¿Que estás diciendo madre? ¿Cómo que estoy muerto para ella? Explícame por qué no te estoy entendiendo.
—Marisa, deja y yo hablo con mi hijo pidió Alexander y Marisa no aceptó.
—No Alex, seré yo que afronte las consecuencias de mis actos, por qué no lo considero un error. —respondió mirando fijamente a su hijo.
—Sergio, Julianne nunca firmó los documentos de divorcio, pero se casó con Jordan por qué le hice creer que no resultó la intervención quirúrgica, entonces ella se creyó viuda y se volvió a casar.
Sergio miró fijamente a su madre, no podía creer lo que escuchaba, no podía entender la magnitud del acto realizado por su madre.
—¿Me has declarado muerto madre? ¡Madre, contesta! Quiero escucharlo para creer lo que hiciste.
Marisa lloraba a mares, no podía pronunciar palabras, pero aún así pudo decir con frases entrecortadas todo la verdad a Sergio.
—Julianne se comunicó conmigo, pero nunca respondí, y no merecía saber de tu recuperación, ella sabía de tu enfermedad cuando se fueron de luna de miel y jamás estuvo de ti, ni pendiente  de tus medicinas.
—¡No lo sabía madre!
—¡Si! Si lo sabía, ella me lo dijo, me contó cómo se enteró, y jamás te lo dijo.
—Eso no es verdad, júlian no me lo ocultaría.
—Pues lo hizo...te lo ocultó, entonces por qué crees que decidió casarse contigo cuando no estaba segura.
Sergio recordó la noche que por primera vez durmió con ella, no esperaba eso y de pronto decidió entregarse a él.
—¡Julian es mi mujer! La única mujer que amo, y voy por ella,
Marisa trató de contenerse en pie y cayó desmayada en los brazos de Alexander. En ese momento las puertas de la sala se abrieron y Nohelia estaba parada ahí frente a él. Sergio sintió un vuelco en su corazón al verla ahí parada. Miró a Alexander subir con Marisa en brazos, se giró caminó y se dirigió a ella.
—¿Qué haces aquí mujer? ¿Quien eres? ¿Con que derecho entras aquí en la casa? Eres una cual.. —habló Sergio confundiendo a Nohelia con una aventura pasajera. Lalita salió y casi gritó.
—¡Sergio! Cállate, no digas algo de lo que puedas arrepentirte después.
Sergio la miró y recordó las palabras de Diana. Miró a Nohelia despotricó en su contra.
—Ya me dijeron quien es esta mujer oportunista.
—No sabes nada hijo, por favor.
Sergio ignoro cada palabra de su Nana, caminó y se paró frente a Nohelia.
—Eres una trepadora, eres una mujer oportunista, no se cómo pude traicionar mi esposa contigo.
—¿Que está diciendo Sergio? —Preguntó Lalita.
—La verdad, me dijeron que esta mujer los ha engañado y no comprendo cómo ustedes han podido caer en sus redes.
—¿De que estás hablando Sergio? ¿Como es que puedes decirme eso? Si yo solo...—Pudo hablar Nohelia
—¡Fuera de aquí!. —gritó tan fuerte tomándola del brazo y sacándola arrastras de la mansión.
—¡Sergio! ¿¡Hijo que haces!? Por favor detente. —grito Lalita y sin darse cuenta Arielle presenció cada maltrato a su madre.
Sergio indignado, confundido  y sin escuchar razones arrastró a Nohelia fuera de la mansión, Arielle se escapó del cuidado de Lalita y corrió tras sus padres.
—¡Mamá! ¡Mamita! —Gritó. —¿Por le haces daño a mi mamá?
Preguntó Arielle y Sergio se quedó de piedra al verse en los ojos de la pequeña.
—No tienes derecho de tratar así a mi mamita. Despertaste bueno y te hiciste malo papá.
—¿Papá? —repitió Sergio soltando a Nohelia y Arielle corrió hasta donde estaba ella en el suelo.
—Ya mamita, vamos levántate.
Sergio la miró detenidamente y luego a su Nana
—¿Mamá? —pronunció en susurros Sergio, mirando a Nohelia y a Arielle.
—Yo soy tu hija papá, tu hija Arielle.
—¿Que? ¿Qué estás diciendo?
Sergio estaba en shock ante esa declaración.

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