CAPÍTULO 27. SECUESTRADAS

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Nohelia, caminó de un lugar a otro, ya habían pasado dos días y Sergio no aparecía ni para ver a Arielle, no se comunicó ni mucho menos avisó del viaje que realizaría a la casa de campo.
Nohelia marcó el número de Marisa quien de inmediato respondió.
—Marisa, ¿Dónde está Sergio? Hace dos días que no se nada de él, quedó de pasar por nosotras y no llega, y no responde las llamadas ni Mensajes.
—No lo se hija, a mi no me responde, estoy muy preocupada. —respondió Marisa.
Nohelia vistió su gabardina tomó su cartera y bajó las escaleras.
—Madre, saldré un momento, por favor mira a Alex.
—¿Adónde vas hija? Ten cuidado por favor.
—Lo tendré madre. —respondió Nohelia saliendo de la mansión Shevchenko para ir en busca de Sergio.
Manejó hasta llegar a la residencia donde ellos compartieron momentos inolvidables.
Llegó al estacionamiento, bajó del auto y se adentró en la sala, miró todo detenidamente, todo estaba como lo había dejado meses atrás, caminó despacio y siguió, subió las escaleras y fue a la que era su habitación, y miró cada detalle.
—Sergio no  cambió nada, todo lo dejó como lo teníamos, ¡Dios donde estás amor! —se cuestionó sintiendo una presión en su pecho. Volvió a marcar su número y no recibió respuesta, salió de la habitación y bajó nuevamente, cuando estuvo a punto de salir y fue detenida por la nueva empleada.
—¿Quién es usted y como entró?
Nohelia se giró y vio a la muchacha, y respondió.
—Yo, yo, soy una amiga del señor de la casa, ¿Dónde puedo encontrarlo?
—No lo sé, el señor no me lo dijo, y además no estoy autorizada a dar la ubicación de su paradero.
Nohelia la miró, se giró para salir y lo último que dijo la muchacha de servicio la detuvo en seco.
—A Sergio no le gustará saber que sus amiguitas frecuentan su casa cuando él no está. —habló con tono despectivo y Nohelia se giró a mirarla. Tensó su mandíbula marcando sus dientes por los celos que le causó su imaginación.
—Pues no soy cualquier amiguita, soy su.... —achicó sus ojos y decidió mejor no seguir y dio vuelta para marcharse sin antes darle una mueca de sonrisa a la empleada.
—Tu y yo nos volveremos a ver niña. —expresó Nohelia blanqueando los ojos, y saliendo de la sala, volvió a subir a su auto y se dirigió a la residencia de los  Bright
Salió del auto y se adentró al jardín donde estaban Alexander y Marisa, y alcanzó a escuchar cuando Marisa habló.
—¿Cuánto tiempo te quedarás allá hijo?
—"El que sea necesario madre" —recibió la respuesta de Sergio.
—Está bien, cuídate y que ese tiempo sea pronto..
Nohelia se acercó de prisa, saludó y miró a Marisa esperando una respuesta
—¿Marisa? —nombró a modo de saludo, y luego saludó a Alexander.
—Hija, ¿Cómo has estado, y mis nietos?
—Hola Alex, Marisa, están muy bien creciendo cada día. Pero mi razón de estar aquí es saber de Sergio, ¿Dónde está?.
—En la casa de campo hija, y no se cuándo volverá. ¿Pasó algo entre ustedes?
—No lo sé Marisa, me dijo que volvería para regresar a nuestra casa y no volvió, lo llamo y no me responde.
—No se qué pasa, pero será mejor que aclaren sus cosas, mis nietos no pueden estar en medio de un conflicto emocional entre ustedes.
—No pasa nada entre nosotros Marisa.
—¿Entonces por qué Sergio se alejó?  Ve por él hija, no sabemos que pasa.
—Esta bien iré, hasta pronto Marisa Alex.
—Ve con cuidado hija, mañana iremos a ver a nuestros bebés.
Nohelia habló un poco de tiempo más con Alex y Marisa, y después se despidió y decidió volver a la fortaleza Shevchenko.
"Y si mejor le doy la sorpresa a Sergio, sería super pasar unos días en familia en ese lugar hermoso" —pensó y giró el auto para ir por sus niños y volver a la casa de campo.
Una hora después estaba subiendo al auto todo lo necesario para pasar los días en el campo juntos como familia.
—Pero hija, irás con cuidado, me preocupas que vayas sola por la carretera con los niños. —dijo Rosellia
—Mamá, tu vendrás conmigo, ¿Cómo crees que te dejaré?
—Hija, ustedes necesitan su espacio, yo no estaré a gusto ahí entre ustedes.
—No madre, tu vendrás  con nosotros, no te dejaré aquí.
—Hija...
—Madre, vendrás con nosotros, no se diga más
Nohelia salió en compañía de Rosellia y sus hijos en uno de los autos  de Mikail, escoltado por otro que iban los guardaespaldas, el recorrido era tranquilo hasta que de pronto un estruendoso estallido los dejó aislados, el chófer maniobró y el auto perdió carretera, el impacto dejó al chófer inconsciente, mientras que Rosellia protegía a Arielle, Nohelia y al pequeño Alex.
La sangre bañaba su rostro, y el llanto de su hija era lejano y confuso.
Hasta que Nohelia perdió el conocimiento.
Rosellia trató de salir del auto para pedir ayuda, pero si pierna no le ayudó.
—No está aquí, el objetivo no está aquí, son unas mujeres y dos niños.—dijo uno de los hombres vestidos con trajes negros.
—Debe ser alguien importante para Nikolay Shevchenko, debemos avisar al jefe, hay dos niños. —habló uno de los hombres, y el otro se alejó y dio la información, cinco minutos después regresó con la orden de llevarlos con ellos.
Cogiendo a  los niños y a las mujeres, los subieron a los autos y salieron de ahí a toda prisa.
Dos horas después Nohelia empezó a reaccionar, su cabeza dolía, se llevó la mano a su frente y tocó su herida vendada.
—¡Aaah! ¿Qué sucedió? Donde estoy. ¡Mis hijos! ¿Dónde están mis hijos? ¡Madre! ¡Madre! —Gritó tratando de levantarse pero no lo pudo hacer.
—Tranquila señorita, aún no puede ponerse de pie.
—¿Dónde están mis hijos y mi madre? Por favor necesito saber que pasó con ellos, ¿Dónde estoy? —preguntó desesperada agarrando del brazo a la enfermera.
—Tenga calma  señorita, una enfermera está con ellos, están bien.
—¿Y mi mamá? ¿Dónde está mi mamá? ¿Dónde estamos?
—Están en poder de la organización de la Cosa Nostra, y a través de ti daremos con el paradero de Nikolay Shevchenko, para que responda por la deshonra  de la familia.
Nohelia quedó sorprendida al escuchar el nombre de Nikolay, estaba segura de que él no la involucraría en algo así.
—¿Dónde está Nikolay? ¿Que tengo que ver con esto? El se despidió de mi y se marchó, no se dónde, por favor, déjenme ir, mis hijos y yo no tenemos nada que ver con organizaciones ni nada.
—Lo siento mujer, pero tú serás el anzuelo para que Nikolay caiga .
Nohelia sintió estremecer su cuerpo, sentía temor y a su mente llegaban recuerdos de cuando el general la golpeó.
—¡Dios! Tengo que salir de aquí, no me puedo quedar aquí, mis hijos corren peligro, mi madre. —se acordó de Rosellia y  se cuestionaba mentalmente el como escapar de ahí.
—Por favor, necesito hablar con tu jefe, puedo llegar a un acuerdo con el.
—El jefe no negocia con mujeres, tu eres una presa para atraer a un cachorro jugando a ser grande.
—¡Por favor , solo quiero ver a mis hijos, y si no me llevas con ello voy a gritar hasta que me escuchen todos aquí!. —Aseveró Nohelia desesperada

Mientras Nohelia era separada de sus hijos y de su madre.
Rosellia estaba en una de las habitaciones junto con Alex y Arielle, demostrando una tranquilidad que no sentía, Arielle se acercó a ella como si sintiera su angustia.
—Tranquila abuela, mami es fuerte, ya antes se fue y volvió con tío Nikolay para llevarme, y esta vez no será diferente.
—Lo sé mi amor, se que tío Nikolay vendrá por nosotras y mamá también.
Arielle se abrazó a Rosellia y en ese momento el sonido de la puerta se escuchó.
—Aquí está la pediatra para el bebé, ella sabrá cómo alimentarlo.
—Mi nieto necesita a su madre, no una pediatra ¡Fuera de aquí! ¡Quiero a mi hija devuelta ahora.! —Como que ordenó, como que gritó.
—¡Cállate mujer, no estás en condiciones de exigir nada, agradece que estás compartiendo habitación con ellos. —Rosellia sentía bullir su sangre del coraje que sentía, sentirse impotente le frustraba, pero trataba de controlarse por Arielle.
Se acercó a la muchacha de  servicio y le pidió, o casi suplicó.
—Por favor, déjeme hablar con su jefe, mis nietos necesitan a su madre, traigan la  y llevarnos con ella por favor, ¡Por favor! Se lo pido.
Luisa trató de entender pero no podía complacer a Rosellia, su desobediencia le costaría caro.
—No puedo señora, yo recibo órdenes del jefe de seguridad que es enviado por el jefe de máximo.
—Entonces llévame con ese jefe máximo tuyo. Necesito verlo a la cara y que le niegue a una madre ver a su hija.
Luisa salió de la habitación caminó por los pasillos y se encontró con Tulio jefe de seguridad .
—¿Cómo están la mujer y los niños?
—Echó a la pediatra de la habitación exigió que le lleven a la madre de los niños.
—Eso no está en discusión, ella estará aislada hasta que venga su príncipe azul, a cumplir con su compromiso.
—Por lo menos dejemos salir al jardín, los niños lo necesitan.
—Lo consultaré con el jefe y te lo haré saber.
—Gracias Tulio.—expresó Luisa, sonrió y se alejó para ir a la habitación de Nohelia
Tulio fue a la oficina de Noha Manccini, quien era el jefe de la organización Terra Nostra, en Rusia.
Noha, heredó el lugar de su padre en la organización, la cual se hizo más fuerte, por el compromiso que su padre hizo con el capo de una de las organizaciones de la mafia rusa,  la unión de ambos herederos para unirse y ser más fuertes.
Noha se vio obligado a dejar a la mujer que amaba para cumplir con esa unión. Sus pensamientos estaban tan lejanos que no se percató el momento en que entró su hombre de confianza y hermano.
—Señor. —saludó cerrando la puerta tras de él.
—Tulio, estamos solos, deja las formalidades. Siéntate.
—¿Estás lejos hermano, otra ves la mujer de tus pensamientos.
—Es inevitable Tulio, pasaré mi vida entera pensando en Susan.
—Quedaste viudo hace mucho tiempo, tienes el poder de encontrarla, ¿Por qué no lo has hecho?
—¿Para que? ¿Para exponerla a este mundo?  No, ella estará mejor sin mi.
—Nunca lo sabrás hermano.
—La dejé plantada en el altar, fui un cobarde por no decirle que no me casaría con ella y dejarla que llegara vestida de ilusiones a esa Iglesia.

Un hijo para el CEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora