CAPÍTULO 29. AMNESIA.

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Tres días habían pasado, Noah había dado órdenes de investigar nuevas noticias de Nikolay.
—Aún no sabemos del paradero del Shevchenko señor.
Noah sirvió un vaso de whisky y lo bebió de un solo, luego estrelló el vaso en la pared.
—¡Joder! ¿Acaso se lo tragó la tierra? Quiero que lo busquen hasta por  debajo de las piedras, lo encuentren y me lo traigan. —Noah dio las órdenes muy molesto, y fue cuando escuchó los gritos de Rosellia.
—¡Hey! ¡Ayuda! por favor ¡quiero ver a mi hija! ¡Ayuda! por favor ¡quiero ver a mi hija!. —repitió una y otra vez, y fueron esos gritos que llamaron la atención de Noah quien a pasos acelerados y muy molesto salió de su habitación y fue a la de Rosellia.
Rosellia estaba en la sella de ruedas, de espaldas a la puerta de la salida de la terraza cuando escuchó esa voz que vivía en sus recuerdos y muy dentro de su corazón.
—¿¡Que carajos crees que haces mujer? Quieres calmarte o te hago silenciar. —habló despectivamente y
Rosellia sintió estremecer su cuerpo, quiso quedarse ahí quieta sin mirarlo, pero pensó en su hija y no le importó.
Poco a poco se fue girando hasta quedar frente del hombre que grita tras de ella.
Estando completamente frente a él, lo miró fijamente a los ojos, esos que en el pasado ella se perdía en lo profundo de esa mirada, tragó el nudo en su garganta y sin parpadear podo articular palabras.
—¿Tu? No lo puedo creer.
Noah estaba en shock, jamás creyó tener frente a él a la mujer que amó, a la que el le rompió el corazón en mil pedazos dejándola plantada en el altar.
—¿¡Susan!? Mi Susan. —pronunció acercándose lentamente a ella. Y continuó. —No lo puedo creer, te tengo al alcance de mi manos y no lo supe hasta ahora.

Rosellia, estaba petrificada por la impresión de tener a Noah frente a ella sin siquiera pensarlo ni planearlo,  como pudo se puso de pié y logró dar un paso, parpadeó  y luego retrocedió,   un paso, lastimando su pie hasta casi caer al suelo, y fue Noah quien muy ágilmente la sostuvo en sus brazos.
Sus miradas se encontraron y Rosellia pudo reaccionar.
—Suelta me, quítame tus manos de encima. —protestó apartando lo.
—Rosellia, mi Susan, el destino te trajo a mí.
—Que destino ni que nada, tú nos secuestraste y nos mantienes encerrada a la fuerza aquí, eres cruel desgraciado, separaste a mis nietos de su madre, mi hija tiene poco tiempo de haber traído al mundo a su hijo y no se dónde está. ¡Quiero a mi hija Noah! ¡La quiero ahora aquí conmigo! Y la quiero ya. —Ordenó con firmeza, Mirta estaba en shock al ver y escuchar la forma en la que Rosellia le ordenaba al frío y cruel hombre que ella conocía. Miró a Noah que caminó a la puerta y dio orden inmediata de traer a Nohelia a la habitación, la miró a ella y le ordenó llamar a los médicos para esperarla. Miró nuevamente a Rosellia y se acercó, imaginando mil cosas mientras su corazón latía tan fuerte que el podía escucharse.
—Susan, nunca me imaginé volver a verte, tengo una y mil palabras que decirte. Tengo que explicarte el por qué.....—Rosellia levantó su dedo índice y lo silenció.
—Entre tú y yo no hay nada de que hablar señor Noah Mancini, no hay nada que explicar, no vale la pena recordar, es pasado ahora solo quiero a mi hija.
—Rosellia, tienes que saber que...
—Que nada, Noah, nada tiene importancia, a este tiempo una justificación, una excusa no tiene validez.

Mientras Noah y Rosellia discutían, el guardaespaldas fue por Nohelia, que estaba tumbada en una fría cama de concreto. El guardia llegó a la celda la abrió la miró despectivamente.
—No se qué pasó, pero el jefe envió por ti perra.
Nohelia ardía en calentura, su temperatura era de cuarenta grados, que deliraba, el guardia la tomó por el brazo y la ayudó bruscamente a ponerse de pie, Nohelia estaba desfallecida, sus piernas no respondían y simplemente caía al suelo.
—Vamos, camina. —renegó entre dientes arrastrando la, y luego tomando la en brazos para llegar más pronto.
Los médicos estaban esperando en la habitación cuando el guardia llegó con Nohelia inconsciente.
—¡Hija! Mi hija querida, ya estás aquí mi amor, todo estará bien. —habló Rosellia sintiendo ganas de correr a recibir a su hija.
Los médicos y enfermeras la atendieron y tres horas después estaba normalizando su estado.
Rosellia ni un solo instante se separó de su lado, lo mismo que Noah, quien la miró detenidamente y luego a Nohelia.
—Pudo ser nuestra hija, Rosellia, yo..
—Por favor Noah, no, no ahora, ahora solo deseo que mi hija despierte, y gracias por traerla conmigo.
—No lo sabía, te lo juro, no sabía de quién se trataba, lo último que deseo en esta vida es causarte otro dolor mi Susan. —Rosellia lo miró fijamente y una sonrisa sarcástica se dibujó en su rostro.
—Que ironía Noah, y es lo único que has hecho, en el pasado destrozaste mi vida, ahora, en el presente la de mi hija.
—Susan, perdóname, no lo sabía, no sabía que la mujer por la que Nikolay Shevchenko dejó a mi hija plantada en el altar, era tu hija. —Rosellia apretó sus labios formando una línea y haciendo un gesto de negación, habló.
—Que cosas no, le hicieron a tu hija lo mismo que tú me hiciste a mi Noah. Ahora ella siente y vive lo que yo sentí aquel tiempo cuando me dejaste plantada en aquella capilla.
—Te juro que no quise hacerte daño, me amenazaron contigo, y no podía permitir que te lastimen, te seguirián a todos lados.
—No tienes idea de lo que sufrí Noah, me obligaron a casarme con un hombre que no amaba, y a irme lejos.
—Nunca dejé de amarte mi Susan, tu eres mi gran amor. —expresó con sentimientos en cada palabra que decía y acercándose a Rosellia acunó su rostro entre sus manos y dejó un sutil beso en sus labios.
—¡Mmm! —un quejido les llamó la atención
Rosellia lo miró y sus lágrimas rodaron por sus mejillas, y giró a mirar a Nohelia que reaccionaba.
—Hija, mi vida aquí estoy mi amor, todo está bien, pronto saldremos de aquí.
—Sergioo, Sergioo. —pronunció en un susurro. —Aaalex, Arielle, donde están. —habló
—Pronto estarás con ellos mi vida, tienes que recuperarte y saldremos de esta pesadilla. —habló mirando a Noah.

Mientras Nohelia deliraba.
Sergio luego de mal entender la escena de Nikolay y Nohelia, salió de la fortaleza Shevchenko manejó furioso con las imágenes de lo que no sucedió, y que sólo estaban en su mente.
"Que Nohelia respondió al beso apasionado de Nikolay, besando su cuello y llegando a sus pechos lamiendo los y succionando sus pezones, subiendo por su hombro y deslizando suavemente su camisón hasta caer al suelo quedando completamente desnuda frente a Nikolay. El la miró, uniendo sus labios en otro beso mientras la levantaba y ella enredaba sus piernas en su cintura y Nikolay apretaba sus nalgas.
Caminó con ella hasta la cama y dejándola ahí acostada la contempló toda expuesta a él.
Tomó sus pies y dejó besos en ellos, subiendo por sus torneadas piernas hasta llegar a su intimidad besó y percibió ese excitante aroma que lo llevó a la excitación máxima.
Mordió a través de esa tela que se interpone, la hizo a un lado y besó esos labios mojados.
Imaginó a Nohelia, gimiendo y retorciéndose del placer
¡Aaasgh Nikolay."
—¡Aaaah, Maldición! —dio un fuerte grito que salió de lo más profundo de su ser, apretando y golpeando el volante tan fuerte que se vio obligado a maniobrar y casi saliendo del carril de la autopista.
—Eres mía Nohelia. —se dijo a si mismo en voz alta, manejó sin rumbo y llegó a un bar, entró y fue directo a la barra bebió sin parar, uno, tras otro, y otro, vasos de whisky.
Totalmente ebrio salió dando traspasos y fue Diana quien en ese momento apareció y lo ayudo a subir al auto.
—Sergio, ven vamos, no puedes conducir en ese estado.
—Nohelia, por qué lo hiciste Nohelia.
Diana condujo en dirección a su casa de campo, Sergio seguía en su delirio sin tener conocimiento de lo que sucedería, Diana luego de dos horas, llegó y estacionó el auto y lo ayudó a salir, lo entró a la casa llevándolo a la habitación, quitó su ropa y lo dejó a la cama, luego, después de dejar a Sergio en la cama fue al baño y preparó escopolamina y le administró.
—Muy bien mi querido Sergio, esto te hará olvidar de tu realidad, serás solo mío. —Diana drogó a Sergio para mantenerlo a su disposición.
Dos días pasaron, y Sergio no daba señales de nada, el celular sonó en llamada entrante y Diana miró el nombre de Marisa.
—Amor, por favor, contesta es tu madre. —dijo Diana entregando el teléfono y Sergio respondió.
—Hola mamá, ¿Cómo estás?
—Hijo, ¿Dónde estas? Como te desapareces así, no es lógico que desaparezcas en los días del nacimiento de tu hijo.
—Madre,..
"Dile que necesitas poner en orden tus ideas" —le susurró al oído y Sergio le obedeció.
—Madre, solo un poco de  tiempo para meditar, por favor.
—¿Meditar que Sergio?
—Darle tiempo de que Nikolay y Nohelia decidan su destino.
—¿De que hablar Sergio?
—Madre pronto volveré.
—¿Cuánto tiempo te quedarás allá hijo?
—El que sea necesario madre.
—Está bien, cuídate y que ese tiempo sea pronto. —Sergio colgó la llamada cerró sus ojos, sentía su mundo girar, nuevamente volvió a la cama.
Sergio no tenía noción del tiempo, la droga hacía el efecto de amnesia, no recordaba absolutamente nada

Un hijo para el CEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora