Nohelia tirada en el suelo, frente a su hija, la miró, y sus lágrimas rodaron a caudal, la pequeña se acercó a ella y se unieron en un abrazo fuerte.
Sergio sintió un fuerte dolor de cabeza y cayó al suelo, Lalita llamó de urgente la ambulancia y tan pronto llegó, los paramédicos lo atendieron y lo llevaron al hospital lo más pronto posible, Lalita llevó a otro paramédico a la habitación de Marisa y la rehabilitó, le informaron del estado de Sergio y se fueron tras de él, Nohelia estaba en shock, se había levantado del suelo y estaba a un lado viendo todo mientras su cuerpo temblaba, pidió a Lalita hacerte cargo de Arielle y subió a un auto para ir tras de Marisa.
Llegaron al hospital pidieron información del estado de Sergio y pasaron a verlo.
Nohelia llegó y se reunió con Marisa y Alexander, quien corrió a recibirla al verla llegar afligida.
—Hija, ¿Dónde has estado todo este tiempo?—Nohelia los miró a los dos fijamente y se encaró con Marisa.
—¿Por qué Marisa? Por qué me mentiste de esa forma diciendo que Sergio no tenía esposa, trato de digerir cada palabra que escuché de Sergio, y aún así no lo creo.
—Hija, tu sabes todo....—Nohelia le interrumpió muy molesta.
—¡Yo no sé nada Marisa! Me acabo de enterar, Sergio recuperó la memoria y recuerda a su esposa. ¡Si, su esposa Marisa! Ustedes jugaron conmigo, con mis sentimientos.
Nohelia rompió en llanto, salió del hospital y subió nuevamente a un Uber, tenía toda la intensión de irse y llevarse a Arielle, pero durante el trayecto vio que no tenía donde ir, no tenía dinero disponible ni nada, bajó del Uber entró a la mansión y fue a la habitación de Arielle.
—¡Mami! ¿Estás bien mamá?
—Mi vida, estoy bien, pronto tu papá estará aquí con tus abuelos. Ahora quiero que me escuches.
—Si mami, dime y lo hago.
—Yo voy a buscar un lugar para mudarnos, ahora no te puedo llevar por que no tengo dinero y no se adónde ir, y no quiero exponerte.
—Llévame contigo mamá.
—Prometo que en dos días estoy aquí mi vida, y nos iremos lejos ¿Si mi vida? Si me entiendes ¿verdad?.
—Si mamita, yo te estaré esperando.
Nohelia se despidió de Arielle, y salió de la mansión sin ser vista por Lalita, caminó por largo rato en busca de un lugar donde quedarse, no quería estar en casa para cuando Sergio volviera y la sacara nuevamente de la misma manera.
Siguió caminando y ya muy exhausta de tanto buscar un trabajo en algún restaurante, y lugar para pasar la noche, se vio obligada a refugiarse en una banca bajo un puente peatonal. Temblando de frío, en la madrugada ya casi perdía el conocimiento, agotada de caminar, y sin nada que comer, sentía su mundo desvanecerse, cerró los ojos y durmió. Al día siguiente, y casi al medio día despertó mareada y somnolienta, se sentó y miró a todos lados, trató de ponerse de pie y no pudo, respiró profundamente y volvió a intentarlo. Y logró dar pasos, caminó por mucho rato más sentía sed, hambre y cansancio. Era más de media tarde y aún no conseguía algo de comer, caminó y ya entrada la noche ya no soporto más y su cuerpo colapsó, cayó inconsciente al suelo, sin tener idea de lo que sucediera con su vida.Marisa y Alexander vieron salir a Nohelia tenían sentimientos encontrados, querían salir tras de ella pero en ese preciso momento el médico les llamó.
—Señores Bright, por favor vengan a mi consultorio, por favor.
Marisa y Alexander siguieron al Galeno al consultorio y este les hizo señas para que tomaran asiento.
—Bien doctor, por favor queremos toda la verdad.
—Sufrió una fuerte presión y es una reacción normal, pronto estará mejor es normal el shock emocional frente a la realidad del tiempo que ha pasado.
—¿Cuándo podemos verlo doctor?
—Mañana, por ahora está bajo sedante.
—Doctor, no despertara esta noche, necesito ver a mi nuera, la vi muy mal.
—Pueden ir tranquilos, cualquier cosa les comunico de inmediato.
—Muchas gracias doctor, nos vamos.
Marisa y Alexander salieron rumbo a la mansión, llegaron y fueron a la habitación de Nohelia y no estaba.
Buscó a Lalita y estaba en la habitación de Arielle.
—Marisa, ¿Cómo está mi niño?
—Mejor Lalita, y ¿Cómo está mi nieta?
—Traté de controlarla, estaba muy nerviosa, y más por qué su madre se fue. — Marisa la miró sorprendida
—¿Cómo que se fue?
—Si, se fue a buscar un lugar para vivir juntas, Sergio la hecho. —informó la Nana y Marisa miró sorprendida a Alexander.
—¿Qué estás diciendo Lalita? ¿Cómo que Sergio la hecho de aquí. Y ella se va de la casa?
—¿Acaso no sabes lo que sucedió Marisa?
—¿Qué sucedió Lalita?
Lalita contó la forma en cómo Sergio tiró fuera de la mansión a Nohelia. Marisa abrió los ojos como platos y haciendo una O mayúscula con su boca por la impresión.
—¿Qué estás diciendo Lalita? ¿Por qué Sergio haría algo así?
—No lo sé Marisa, lo único que sé, es que ella se fue y no volvió en todo el día.
—Mi nieta, ¿Cómo está mi niña?—preguntó Alexander.
—Triste, vio lo que Sergio hizo a su madre, no lo pude evitar.
—Dios mío, solo espero que cuando se arrepienta no sea demasiado tarde, por qué lo que hizo, es imperdonable. —se lamentó Marisa.
—Me preocupa Nohelia, no volvió a casa. —refutó Lalita, preocupada por la ausencia de Nohelia.
—Iremos a buscarla. —habló Alexander.
Marisa y Alexander salieron en busca de Nohelia, buscaron por mucho tiempo sin poder encontrarla.
Volvieron a la mansión, descansaron y en medida de lo posible durmieron.
Al día siguiente muy temprano volvieron a salir en busca de Nohelia sin resultado, fueron al hospital para saber de la recuperación de Sergio.
—Buenos Días doctor, ¿Cómo siguió mi hijo?
—Señores Bright, vengan conmigo.
El Galeno dio buenas noticias de los resultados de los últimos exámenes de Sergio.
—Dos días más en observación y podrá regrese a casa, y llevar su vida normal.
—Gracias al cielo, todo terminó, ahora, ¿Podemos verlo?
—Claro que si, vamos.
Los padres de Sergio fueron a la habitación y lo vieron dormir, Marisa sintió doler su corazón por todo esa confusión armada, sus lágrimas rodaron, Alexandre la miró sintiendo pesar de saber que en poco tiempo tendría que enfrentarse a su hijo.
—Tranquila amor, el ya está muy bien, tanto física y lo estará emocionante, como para comprender lo que hiciste.
Las horas pasaron y Marisa seguía en busca de Nohelia. Los días pasaron y Sergio fue dado de alta y regresóa la mansión en completo silencio, el tiempo que estuvo a solas en esa fría habitación de hospital había podido coordinar sus pensamientos y recuerdos.
Mientras tanto Nohelia.
Nohelia había caído al suelo en esa fría madrugada, colapsando por el hambre, cansancio y sed, sin tener un centavo en sus bolsillos, y ni quién le diera un trabajo para poder llevarse un pedazo de pan y un poco de café caliente a su boca, fue abriendo los ojos poco a poco, sentía pesadez en su cabeza, miró al cielo raso de la habitación, giró lentamente la cabeza y se encontró con la mirada penetrante y fría del general Drago.
Nohelia sintió un temblor en su cuerpo, intento moverse y no pudo pues su mano estaba atada a la cama de hospital, miró su mano y sintió temor y recordó todo lo que vivió uno años atrás.
—¿Nuevamente me tienes prisionera? Te dije que te devolvería todo, hasta el último centavo, por favor déjame ir.
Drago la miró, estaba parado frente a ella con las manos en los bolsillos, y a paso lento se acercó a ella.
—Tu no me has dicho nada de cómo me devolverán mi dinero Nohelia. —habló con voz gélida. Nohelia parpadeó tragó grueso y pudo articular palabras.
—Pero tú me dijiste que....—Drago interrumpió sus palabras.
—Me dijeron que estabas hospitalizada y fui por ti.
—¡Eh! ¿Que? Eso no puede ser.
—Sana pronto mujer, no quiero perder el tiempo contigo. —habló caminando a la salida de la habitación.
Nohelia lo vio irse y noto algo diferente en el, su tono de voz era ronca y se escuchaba arrogante, mientras que ella recordaba a un hombre un poco más amable.
"¿Acaso es bipolar? —Pensó tratando de quitarse la atadura de su muñeca, forcejeo y no pudo zafarse.
—Tengo que salir de aquí.
Luchó por soltarse hasta que entró la enfermera.
—¿Señorita, me puede soltar? Por favor necesito salir de aquí.
—No puedo, el señor Drago me mataría si lo hago.
—No, no lo hará, necesito ir por mi hija.
—No puedo hacer eso señorita.
—Por favor, necesito salir de aquí.
Nohelia suplico sin tener éxito.
Dos días pasaron, días en los que Nohelia ya estaba bastante restablecida, la enfermera le llevo un hermoso vestido blanco, y sandalias.
—Aquí le envío el señor Drago, hoy saldrá de esta área.
—Llévate eso Mara, yo no voy a endeudarme mas con ese hombre, no puedo aceptar eso.
—No tiene opción señorita, tiene que aceptar, nadie se niega a una orden de jefe.
—Mara, ¿Cómo es eso de esta área? ¿Acaso no estoy en un hospital?
—No señorita, está en el área hospitalaria de la mansión Shevchenko.
Nohelia sintió un estrujón en su estómago, seguida por náuseas, trató de contenerse y devolvió hasta lo que no tenía en su estómago.
—No se lo que me pasa, no me siento bien.
—Es normal en su estado señorita.
—Pero ya debería estar bien, solo no comí un par de días, ¿Cuánto tiempo tengo aquí?
—Tras días durmió señorita, estaba desmayada y el doctor la examinó su bebé está bien y usted necesita descanso.
—¿Mi bebé? —Preguntó sorprendida.
—¿No sabía que está embarazada?
Nohelia se llevó las manos a su vientre.
—Un hijo, mi hijo, Sergio, nuestro hijo. —pronunció en susurros.
Se acostó nuevamente en la cama, estaba en una posición fetal y sus sollozos eran fuertes que Drago llegó al escucharla.
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Un hijo para el CEO
RomanceSergio Bright, eterno enamorado de Julianne Ferrari, cumple su más anelado sueño, casarse con la mujer que ama, olvidando por completo la enfermedad que lo debilita día a día. Un día menos esperado se ve obligado a alejarla de su vida, pues el médic...