CAPÍTULO 40. CAMINOS CRUZADOS.

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Nohelia estaba en la habitación en compañía de Marisa, Rosellia, y Mirta.
El personal de estilista e imágenes, habían  hecho su trabajo
Parada frente al espejo, con su vestido blanco, se miraba y su corazón latía tan fuerte que retumbaba en  sus oídos.
—¿Feliz mi hija?
—Si madre, nunca pensé que este día llegaría.
—Pero lo estás viviendo, mi vida, y es real, no es un sueño.
Los golpes en la puerta se escucharon y una de las chicas de servicio abrió.
—¡Nohelia!. —gritó Amalia y ella se giró para ver entrar a Amalia y Julianne junto a Mericci.
—¡Vinieron! Que bueno que están hoy en mi gran día, a pesar de ser algo que no se preparó con antelación.
—No me lo perdería por nada del mundo, ver la boda de mi mejor amigo, nunca me lo perdería. —dijo Julianne abrazando a Nohelia y se unió Amalia. Luego del efusivo saludo volvieron a dar los últimos retoques a la feliz novia.
Rosellia colocó la tiara que pertenecía a Marisa, sobre la cabeza de Nohelia, arregló el velo y nuevamente los toques en la puerta llamaron la atención de todas.
—Señora Nohelia, es hora. —dijo la organizadora de bodas.
—Enseguida  vamos. —respondió Rosellia.
Noah hizo acto de presencia y abrazó a su hija, verla feliz era suficiente para ser feliz él también.
—Estás hermosa hija mía.
—Gracias papá.
—Toma este anillo perteneció a mi madre, me lo dio para que lo lleve mi hija mayor.
—Papá, esto le pertenece a...
—A ti hija, te pertenece a ti, por ser mi primera hija.
Nohelia dio su mano para que Noah colocará el anillo de rubí en su dedo.
—Ya es hora, volvió a decir la organizadora de bodas y Noah ofreció su brazo para salir y bajar las escaleras, caminaron por el pasillo decorado con velas aromatizadas y llegar al altar.
Nohelia sonreía a cada paso que daba, miró al altar y vio a Sergio elegante esperando por ella, las pequeñas Arielle's caminaban dejando pétalos a cada paso que daban.

Sergio.
Sergio dejó a Nohelia y fue a su habitación, y fue al baño trató de ser lo más rápido que pudo.
—Mujeres, ponen el mundo de revés, no me dejó que fuera yo quien organice  todo. Pero aquí vamos ahora serán las cosas bien hechas. —se cuestionaba feliz, de que por fin Nohelia estaba realmente convencida de su amor.
—Hijo ya es hora. —dijo Alexander entrando a la habitación.
—Si padre ya estoy más que listo. Padre, gracias, gracias por atarme a la mujer más hermosa del mundo
—Las locuras de tu madre hijo, a ella agradece. —Sergio y Alexander se abrazaron y rieron por que al final de todo ese era el camino correcto a seguir, tenía espinas que causaron heridas, pero que en el camino supieron sanar sus heridas, ahora estaba ahí disfrutando de las locuras y arrebatos de su mujer amada.
—¿Listos? ya la novia saldrá en un momento.
—Estoy listo madre, vamos.
Sergio salió en compañía de sus padre, llegó al altar y fue recibido por Fabrizzio, los tres Jean y Jordan.
—¡Ooh! No pensé que estuvieran hoy aquí.
—No nos perderíamos tu boda hijo, eso nunca. —dijo Fabrizzio abrazando a Sergio y luego seguido por los demás.
La marcha nupcial se escuchó y Nohelia hizo presencia del brazo de su padre, a paso lento la vio acercarse con esa sonrisa que iluminaba su rostro lleno de felicidad.
"No creí que esto era el verdadero amor, que diferente se siente está emoción de saber que te unirás para siempre con la mujer amada" —pensó mirando a Nohelia, y sin mirar a otro lado dio unos pasos y llegó a su encuentro.
—Estás hermosa esposa mía.
—Y tu estás muy atractivo esposo mío.
—Hijo, te entrego a uno de mis mayores tesoros, mi hija mayor, cuídala y protegerla siempre .
—Con mi vida señor Manccini.
—Eso espero. Y tú hija, sabes que siempre estaré para ti.
—Gracias padre, madre.
—Dios te bendiga siempre hija mía.
Rosellia dio la bendición a su hija y luego Noah, todos ocupando sus lugares y dejando que el sacerdote empezara con la ceremonia.
—Estamos todos reunidos para ser testigos de la unión de dos personas que se aman. —el sacerdote dio su sermón y una hora después Sergio estaba diciendo sus votos matrimoniales.
—El amor nos llega de maneras distinta, muchas veces creemos conocer  el amor, creemos que ese será nuestro camino que será recorrido, pero el destino utilizando a las personas decididas que nos lleva por diferentes rumbos, y mi rumbo me condujo a ti, Nohelia Kartson Carrissi, hoy estoy aquí para pedirte que seas mi esposa, así como estuviste en las malas, te pido que me acompañes en las buenas. —Sergio dio un beso en su mano y puso su anillo.
—Recibe este anillo como un símbolo de mi amor por ti, y muestra de mi fidelidad. —Nohelia miró fijamente a Sergio y una sutil lágrima rodó por sus mejillas.
Era el turno de Nohelia en decir sus votos matrimoniales.
—Si volviera a nacer, y me piden elegir un camino diferente, donde se convierte en realidades amor soñado y deseado, que tiene caninos de rosas sin espinas y no encontrarte,  prefiero recorrer  mil veces este camino donde encontré dolor y al final el amor, volvería a recorrer el camino que me lleva a ti, a mi verdadero amor que eres tú. Sergio Alexander Bright acepto ser tu esposa y estar contigo en las buenas y en las malas. Y recibe este anillo como un recordatorio de mi amor por ti.
Nohelia deslizó el anillo en el dedo de Sergio y dejó un beso en el.
El sacerdote continuó con la ceremonia.
—Lo que Dios une no lo separa el
hombre. Si están aquí libre y voluntariamente o si hay alguien que impida esta unión que hable ahora o calle para siempre. —el silencio demostró que todos deseaban ver felices y casados a los novios.
—Nohelia, aceptas a Sergio Bright para amarlo, y respetarlo en las buenas y en las malas todos los días de tu vida.
—Acepto.
—Sergio, aceptas como esposa a Nohelia Kartson Carrissi como esposa para respetarla y serle fiel, amarla respetarla todos los días de tu vida.
—Acepto.
—Se aceptan para amarse respetarse, hasta que la muerte los separe, los declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.
Sergio unió sus labios a los de Nohelia en un sutil beso lleno de amor, unió su frente a la de ella y sobre sus labios susurró.
—Te amo, y te amaré por siempre esposa mía.
—Y yo te amaré mucho más, por siempre y para siempre esposo mío.
Todos felicitaron a la feliz pareja y empezaron la recepción.
Las horas pasaron y fue cuando el destino cruzó a dos pequeñas, Arielle L'Blank, inquieta y vibrante con unos ojos grises destellante y llenos de inquietud, de cabellos de color caramelo, y  Arielle Bright todo lo contrario, con una quietud y sensatez para su corta edad, sus cabellos rubios  dorado y ojos verdes eran dos caras de una misma moneda, se miraron y su adversidad creció en el momento en que ambas corrieron a los brazos de Sergio.
—¡Papi!
—¡Tío Sergio! —corrieron y gritaron al unísono, Sergio abrió los brazos para recibir a las dos pero no esperó la reacción de su hija.
—Tu no te abraces a mí papá, el es mío. —habló posesivamente y Arielle L'Blank respondió.
—Soy más grande que tú, yo lo vi primero.
—Haber mis amores, no peleen, tu eres mi amor, mi hija, te adoro por eso. —le habló a Arielle Maylin, dio un beso y un abrazo para tranquilizar su inquietud.
—Y tu eres mi sobrina, te amo y te quiero también, no deben pelearse nunca. ¿Lo prometen? —preguntó Sergio.
—Si, lo prometo. —respondieron las dos al mismo tiempo.
Sergio las abrazó y continuó con los invitados.
Las Arielle's se miraron fijamente a los ojos y fue la L'Blank quien sentenció.
—Cuando sea grande te voy a quitar tu juguete favorito.
—Y yo te buscaré y lo recuperaré.
—Entonces nuestros destino están cruzados. —expresó Arielle L'Blank y se alejó, y jamás se volvió a ver con ella.
Las horas pasaron, Sergio y Nohelia se estaban despidiendo de todos para iniciar su luna de miel.
—Tengan un feliz viaje hija mía. —dijo Noah abrazándose a su hija.
Y salieron rumbo al Aeropuerto para abordar el jet y viajar a París.
Sergio tomó en brazos a Nohelia en la llevó al avión y la dejó en uno de los asientos.
—¿Listas? El avión sale en quince minutos. —informó la aeromoza.
El avión despegó y Sergio tomó de la mano a Nohelia y la guió a la habitación que estaba llena de pétalos de rosas.
Entre besos y caricias llegaron a la habitación, Sergio, desgarró su vestido, descubriendo su desnudez.
—Me encantas, me gusta esta sorpresa. —habló Sergio a su oído.
—Vestida solo para ti.
Sergio unió sus labios a los suyos, y exploró esa cavidad bucal deleitándose con su sabor. Bajó a sus pechos y bebió de ellos mientras sus mano se desliza a a su entrepierna, jugó en su punto más sensible y luego muy despacio se fue adentrando en su húmeda intimidad.
Levantó a Nohelia, ella enredando sus piernas a sus caderas y caminó hasta llegar al borde de la cama, dejándola sobre ella, y empezar a recorrer su cuerpo con sus ardientes besos.
Dejando mordidas suaves en sus piernas hasta llegar a su vientre. Nohelia arqueaba su espalda mientras sus manos  tenían enredado los cabellos de Sergio, moviendo sus caderas mientras el succionaba sus pliegues y haciendo, que su cuerpo convulsionara cuando lo hacía en su clítoris.
—¡Aaaah, Sergio! Por favor, te quiero dentro de mi. —pedía entres gemidos.
Sergio la penetró con un dedo mientras que con su lengua
—¡Aaasgh Sergio.  —gemía Nohelia extasiada del placer.
Sergio se adentró en ella con un segundo dedo, y el vaivén de sus caderas, era urgido.

Un hijo para el CEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora