Capítulo: 21
Ronald LombardiYa han pasado dos semanas y el patio principal de la mansión se encuentra repleto de invitados para festejar los cuarenta años de Marta, quien en este instante lleva una gran sonrisa en el rostro junto a su vestido amarillento. Se mueve de aquí para allá, recibiendo las felicitaciones de sus socios y socias, mientras que yo estoy sentado en unos de los taburetes de color vino oscuro, con mi copa de vino.
Recorro con la mirada la oscura noche que nos rodea bajo aquellos focos pequeños dorados, que decoran de forma recta y muy poco excesiva algunos laterales de nuestro alrededor.
Mi traje blanco sin corbata llama la atención de algunas mujeres, que me miran con deseo y las ignoro al ver a Laura pasar a mi costado con ese jodido corto vestido de color negro, que hace un contraste lujurioso contra su piel pálida. Recorro sus piernas y brazos desnudos, al mismo tiempo que ella se sienta en unas de las sillas de las mesas redondas, a una distancia que me enferma.
Las horas transcurren y no puedo apartar la mi mirada de ella al ver que no deja de ingerir de su copa, al lo igual que se encuentra rodeada de sus dos hermanos, quienes no les apartan la mirada de encima, protegiéndola de cualquier viejo verde que se quiera acercar a ella.
Dejo de mirarla en el momento que Marta hace que paren la música para decir algunas palabras.
— Quiero agradecer que hayan venido a esta celebración, la cual es muy importante para mí. Ya que un día como hoy vine al mundo — sonríe mirado a cada uno de sus invitados —. Y lo que más deseo, es que esta organización crezca más como familia, que seamos más unidos y derribemos juntos al enemigo. Así como mi esposo, que entregó todo de sí, para recuperar por sí solo, los diamantes perdidos de la mafia Italiana.
Me paralizo al escuchar semejante mierda. Bebo de un solo trago el maldito vino, mirando con la
mandíbula apretada a la maldita puta que únicamente lanza veneno a su propia organización, restregándoles en la cara algo que su marido le arrebató a mi padre.— ¡¿Quiénes somos?! — grita con entusiasmo, levantando su copa.
—¡El Greco! — gritan todos imitándola, alzando sus copas.
— ¡¿Y qué somos?!
— ¡Familia!
— ¡¿Y de dónde provenimos?!
— ¡De la sangre! ¡Sangre, sangre!
Su rostro muestra superioridad y alza su mentón y mira en dirección a Dimitri alzando su copa, él le devuelve el gesto, con una sonrisa asquerosa en el rostro.
Tengo que contar hasta mil para no sacar mi arma y matar a todos.
Pasan las horas y la familia Greco desaparece de mi radar. No puedo esperar a que aparezcan porque los segundos para mí son como minutos y los minutos como horas, me levanto del asiento en el soplo que una puta se me acerca. Porque sí, a la familia Greco se les ocurrió traer putas.
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El final de la bestia (+21)
RandomSaga, Marcas de Mafia Libro 1 Su belleza cautivó al asesino. Su belleza cautivó a la bestia. A pesar de tener discapacidad visual.