Capítulo: 25
Ronald LombardiAl final terminé siendo sincero con ella, sabiendo que me pude aprovechar de su vulnerabilidad y saciar mi deseo hasta sacarle ese oscuro secreto.
Yo tampoco puedo creer lo que dije, pero cuando estoy cerca de ella es como si cambiara de opinión de un momento a otro. No obstante, negar la rabia que siento sería mentirme a mí mismo, porque aunque soy consciente de ello, no entiendo este puto deseo que no me deja despegar la mirada de Laura en este preciso instante que estamos todos en el comedor cenando una jodida lasaña.
Una semana ha pasado desde que bese sus malditos labios, una semana entera sin poder sacármela de la cabeza.
Es tanto mi ensimismamiento hacia ella que
me quedo viendo cómo come callada, pero la voz de Marta causa que la deje de mirar.— Cariño, me reuní con Lorenzo.
— ¿De qué hablas?
— En realidad no me reuní con él exactamente. Me lo encontré en un restaurante, y resulta que está desesperado — él la mira al tiempo que se apresura en masticar la pasta, estupefacto ante sus palabras.
— ¿Y qué tiene que ver eso con nosotros?
— Mucho, cariño.
— No te estamos entendiendo, mamá — habla Carlos frunciendo el entrecejo.
— Está tan desesperado, que quiere unir familia.
— No capto lo que dices — esta vez espeta su otro hijo.
— Unir Familia Fernando, casar a alguien de aquí con uno de los suyos.
¿Qué mierda está diciendo?
— ¿No se supone que son enemigos? — vocifero, no entendido ni verga.
Dimitri me mira de manera inmediata, dejando de lado su vaso de agua, entusiasmado por explicar.
— Ah, eso — termina de pasar el agua por su garganta y procede a explicar —. Nuestro problema es con Sebastián, más que con sus padres, él fue quien nos declaró la guerra en secreto.
— ¿Y cuándo pensabas decirme eso?
— No sentí que fuera importante. Al fin y al cabo, si le declaramos la guerra a uno, se la declaramos a todos — se limpia la boca —. Con lo que acaba de comentar Marta, me dejó boquiabierto al igual que tú. No entiendo a que se deberá la petición de Lorenzo.
Trato de controlarme, aunque no me gustó para nada ese pequeño desliz porque algo no me calza.
— Cuando se trata de una guerra, el mínimo detalle importa y creo que estás demasiado viejo como para no saber eso.
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El final de la bestia (+21)
РазноеSaga, Marcas de Mafia Libro 1 Su belleza cautivó al asesino. Su belleza cautivó a la bestia. A pesar de tener discapacidad visual.