XXXVIII

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Capítulo: 38Laura Greco

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Capítulo: 38
Laura Greco



— Hazlo, Ronald. — digo, tragando grueso, pidiéndole a una bestia que me destruya por amor.

— No sabes lo que estás pidiendo, niña.

— Estoy más segura de lo que crees.

Frota su nariz puntiaguda con la mía mientras sostiene mis mejillas con ambas manos.

— Prométeme que no saldrás corriendo — susurra y su aliento fresco choca contra mi piel fría.

Me tenso al escuchar su petición.

¿No saldré corriendo?

¿Cómo podría permanecer tranquila ante algo que me da miedo hacer?

Decido ser sincera con él porque mintiendo no me llevará a nada y quiero que esto funcione.

Me escabullo por su cuello, escondiendo mi rostro allí y coloco mi cabeza de lado para después alzar mi mano derecha y con mis dedos rozo el otro lado de su piel.

Su mano acaricia mi cabello hacia atrás como si me animara a contestar.

— Quisiera decirte que no — sigo dejando caricias leves —. Pero sé que me dará un poco de miedo — mi respiración es lenta y acalorada —. Solo dame un poco de tiempo, ¿sí?

Salgo de mi escondite y trato de mantener mi cabeza alzada.

— Y paciencia — termino la oración con aflicción, porque fue algo que Ronald me dijo que no tenía y heme aquí, pidiéndole eso.

— Mierda — maldice y trago nuevamente con fuerza —. No tengo esa mierda — ya con que me escuches es tener paciencia, le quiero decir. Sin embargo, me quedo callada al escuchar su voz.

— Por ti lo haré.

— ¿Qué? — quedo atónica porque creo que acabo de escuchar mal.

— Haré una excepción — me sostiene otra vez de las mejillas y su respiración choca mis labios —. Por ti, preciosa, y porque no aguanto.

No me deja procesar sus palabras y me besa. Por un momento, no lo sigo bien por la intensidad con la que se come mis labios. Siento cómo chupa con fuerza mi labio inferior y tira de él.

— Solo por ti — murmura, dejándome respirar para luego tomar por completo el control de nuestro beso.

Coloco mis dos manos sobre su pecho al sentir cómo me arrastra hacia un lado y me pega contra una madera. Su mano desciende a mi cadera aprestándolo con firmeza, al tiempo que se traga mis labios con posesividad.

De pronto se desprende de mi boca.

— ¿Puedo? — pregunta con su voz ronca y excitada. Siento cómo en mi vientre se forma un nudo que viaja hacia mi sexo y aprieto mis piernas con fuerza —. ¿Puedo tocarte más?

El final de la bestia (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora