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Capítulo: 50 Laura Greco
Los destellos de sol que aún persisten en esta época en la que el frío se apodera de nuestras pieles, broncean mi rostro suavemente, un rostro que a cada tanto expande en la comisura de sus labios una sonrisa llena de emociones contradictorias.
Si él supiera que, aunque esas palabras fueron algo crudas, me ayudan a no rendirme.
— Laura — escucho la voz de Margarita lejana, mientras intento desconectarme de mis pensamientos.
— ¿Sí? — contesto en voz baja.
— Te pregunté ¿si te sientes cómoda con el vestido?
— Sí.
Por un momento no escucho nada de su parte.
—Entonces, hablaremos en monosílabos — me susurra y niego rápido con la cabeza —. ¿Y por qué estás así? Sabes que puedes confiar en mí.
— Estoy bien — entrelaza su brazo junto al mío, y eso solo me hace recordar nuestra infancia, cuando no me tenía que preocupar por nada, mas que en mis clases y en la amistad que teníamos. Apoyo mi cabeza sobre uno de sus hombros tratando de expandir una sonrisa —. No he dormido nada bien en estos últimos días.
—Fíjate que yo tampoco y ando resplandeciente — evito soltar un suspiro de fastidio al escuchar la voz de Leo en la parte delantera del auto. Lleva todo el camino restregándome que está de copiloto cuando supuestamente debería de estar yo en su lugar. No sabe que le tuve que rogar a Ronald, que me dejara ir atrás con Margarita —. Y hablando de cosas serías, ya tengo los expedientes de Sebastián — Ronald parece doblar y seguir rector por el camino.
— ¿Qué dice?
— Sebastián Ferrini, hijo mayor de uno de los socios de la Camorra. 37 años...
— Ya lo sabemos — espeta —, si hacemos énfasis en la edad, podríamos decir, que cuando conoció a la madre de Laura debió tener unos 18 o 19 años.
— Lo cual coincide con la descripción que dio antes de morir — Margarita y yo, por el momento, solo nos limitamos a escuchar la conversación de ellos dos. Y la verdad, lo agradezco —. Por lo que mencionó sobre la muerte del esposo, que murió en una aeronave, nos da a entender que el padre de Laura es Tomasso Zanetti, el antiguo don de la Camorra, lo cual me hace cuestionar que si era hermano de Dimitri, ¿por qué no ascendió como nuevo don?
Junto mis cejas.
— Como saben, siempre tuve la costumbre de escuchar detrás del armario de su oficina, y en muchas de las ocasiones pude oír que algunos socios no lo querían ver gobernar. No entendía a qué se referían y, por lo que estás contando, las cosas están cobrando sentido. — Me atrevo a hablar quitando mi cabeza de su hombro e ignorando el pinchazo de saber que todo este tiempo tuve otro padre —. Quizá los socios de esa organización no lo querían como don de la camorra. ¿No es esa una posibilidad?
