Prólogo

4.1K 249 29
                                    


Hola, este prólogo fue editado por la nueva política de Wattpad, espero que los nuevos lectores puedan inferir qué está sucediendo. No es mi intención que sea un misterio o algo así, pero para que Wattpad no lo elimine, quité algunas cosas, no está editado como tal, pero las palabras que eran muy explícitas las borré y solo dejé algunas, de hecho más o menos me gustó cómo quedó, ya que tenía planeado hacerlo, pero vuelvo y lo repito. No era mi intención que sea un misterio.
Los párrafos, que No están en cursiva, está sucediendo en el presente y quien lo narra tiene 15 años, se los dejo como dato. Las palabras en cursiva son solo recuerdos de su infancia, ella misma lo va marcando. Solo este capítulo está editado, las demás No.

Capítulo: 0 Italia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo: 0
Italia.


— Es un niño — espeta uno de los socios histéricos, sacándome de mis pensamientos.

Acción que realiza que me incorpore lentamente mientras con mi mano hago presión en la pequeña ventana del armario. Mi corazón late con el temor de ser descubierta dentro del armario de la oficina de papá, quien está sentado detrás del escritorio junto a tres hombres.

Uno de ellos está parado cerca de la televisión plana que está pegada a la pared. Sin embargo, uno de los que están sentados es quien habla.

— ¿Es en serio? ¿Tenemos que hacer una reunión por un niño? ¿Por un maldito niño? — el hombre que está parado oprime el botón del control de la pantalla y con esa misma frecuencia se proyecta una imagen.

— Pues este niño nos acaba de declarar la guerra — contraataca frustrado —. Y tiene diecinueve años, no es ningún niño — sus ojos se intercalan con los de mi padre —. ¿Qué haremos Dimitri? Se está convirtiendo en tu mayor oponente. He intentado matarlo una y otra vez, pero el muy hijo de puta se escapa o mata a mis hombres, como una puta bestia.

Las voces comienzan a escucharse lejanas y vacías, entretanto mi cuerpo yace sobre la cama. Su cuerpo viejo me acorrala, dejándome inmovilizada.

Aprieto mis párpados y dejo que mi mente me lleve a esos gratos recuerdos.

Sus ojos.

Tras la pantalla se perciben fríos y al mismo tiempo tan oscuros. Ese verde sombrío y esa piel blanca y cabello negro, provoca que no lo deje de mirar, siendo que solo soy una niña de nueve años. No obstante, hay otra cosa que acapara mi atención, la cual está instalada al lado derecho de su cuello.
Una serpiente negra se posa en ello. Se ve tan imponente... tan protector...

Quién diría que me comenzó a gustar el oponente de mi padre. Quién diría que se siente mejor no ver, que se siente mejor, que esa haya sido la última imagen que vi antes de quedar ciega. Aprieto mis ojos mientras ellos me desgarran el alma.

Mi familia.

¿Qué pensaría, mamá, si estuviera aquí en la tierra conmigo? ¿Me ayudaría? ¿No dejaría que papá y mis hermanastros me hicieran esto?

Un dolor atraviesa mi vientre, desconectándome hacia otro recuerdo. Me quejo, pero papá y mis hermanos continúan ignorando mi dolor.

— Señor, Greco, lamento informar que su hija está padeciendo Glaucoma.

— ¿Qué?

— Su hija es compatible, lo lamento.

— Pero si mi hija solo tiene diez años — casi no puedo ver a papá, pero lo poco que logro enfocar es su cara que refleja una preocupación inquebrantable —, ¿qué tenemos que hacer...?

Duele.

Me duele mucho, siento que me están desgarrando por dentro. Y no puedo parar de llorar.

— Haremos cuatro operaciones...

— Helena — susurra el nombre de mamá otra milésima vez, quisiera gritarle que no soy ella, que no soy Helena, no soy mamá, sino que Laura, su hija.

En medio de mi dolor, le suplico a mis hermanos que me ayuden, que aún hay tiempo de salvarme de mi verdugo, que me duele, que no aguanto este dolor desconocido.

— Por favor.

Carlos, Fernando. Mis hermanos me destruyen junto a papá.

Escucho sus voces, la agitación sofocante de sus respiraciones, sus cuerpos turnarse, y mi mente se va, se desconecta ante la frustración de no poder contra ellos.

El final de la bestia (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora