XIV

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Capítulo:14Ronald Lombardi

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Capítulo:14
Ronald Lombardi




Los días han pasado demasiado rápido, tanto que hoy es dos de septiembre. Un día significativo para el país, ya que en unas de las jornadas como el día de hoy murió Tomasso Zanetti. Quien era uno de los hombres más influyentes dentro la mafia italiana, comenzó a construir su propio imperio desde sus catorce años de edad tras ser unos de los sobrinos de Alonso, quien en aquel entonces era el antiguo don de la Camorra. Como Zanetti se mezcló con los padrinos de esa organización a tan corta edad, lo incorporaron a la banda por su autodisciplina y destreza en los operativos.

Se destacaba por lo astuto que podía llegar hacer en momentos difíciles. Y además de todo eso,  logró ser el don de la Camorra durante diez miserables décadas, cuando Alonso murió y así se convirtió en un hombre muy respetado, sobre todo por la alianza que tenía con la mafia rusa y los alemanes. Murió defendiendo a sus hombres tras estar a más de doce mil metros de altura, en un avión que terminó desplomándose en el aire, matando a todos los que iban dentro sin dejar a ningún sobreviviente. Y por tal razón, me encuentro en este momento, rindiéndole homenaje, parado frente a su estatua dorada.

Miro hacia afuera viendo cómo el sol está cada vez más intenso e insoportable.

Estamos y digo "estamos" porque hay más de cincuenta mafiosos en un museo personalizado para Tomasso Zanetti, el cual entre todos ellos se encuentra Dimitri, su esposa e hijos, a excepción de Laura.

Ahora que lo pienso, ya han pasado varios días que no veo al padre de Marta, lo cual me extraña. Estuve investigando sobre su paradero y curiosamente no he encontrado nada. Y ahora estoy esperando que Leo me dé una señal o indicaciones de aquel hombre, ya que dijo que lo haría por mí. Claro, ya pasaron más de tres días de eso, pero hay que tener paciencia con este maldito hijo de verga. Se ha salvado de que me he encontrado imposibilitado de hacer esa jodida mierda, o si no, ya le hubiera arrancado las bolas por imbécil.

Mi celular empieza a vibrar en el bolsillo de mi esmoquin gris oscuro de manera inquietante. Lo saco de allí y entro al chat.

Leo: El padre de Marta, está estableciendo una conversación en la oficina junto a tres socios. 12:00

Leo: No puedo escuchar ni una mierda, porque me acaba de mandar a hacer guardia a uno de sus socios, en un bar en donde se tratará algunos negocios de la merca. Y no me puedo dividir en dos. 12:30

Despego la vista de la pantalla y miro a la familia Greco, quienes hablan efusivamente con una sonrisa en el rostro con sus demás colegas.

Ronald: Yo sí, ¿Verdad?

No tarda en responderme.

Leo: No por nada te dicen la bestia.

Ronald: Leo.

El final de la bestia (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora