Capítulo: 28 (2/3)
Ronald LombardiLuego de que Dimitri apareciera, se llevó a Laura de forma impaciente, por no decir, que arrastrándola hacia su cuarto como si quisiera impedir algo.
«Ronald, debes irte»
«Debes irte ahora»...
Colocándome mi pantalón militar y las botas,
su voz desesperada en susurros avasalla mi mente como una tormenta sin fin. Una vez que me ato las cordoneras, marco a Leo y tiro del celular a la cama. En tanto, entro mi arma detrás de la pretina de mis pantalones.— ¡Ronald, debes de sa...! — se escucha entrecortado y agarro el celular al escuchar forcejeos.
— Leo.
— ¡Sal. De. La... Mansión! — algo se quiebra tras la línea y agarro el pequeño bulto que contiene todas mis inversiones recopiladas de esta familia de mierda —. ¡Pide refuerzos! — es lo último que escucho.
¡Maldita sea!
Marco con desesperación a Santiago instalándome en una oreja en auricular.
— ¡Necesitamos refuerzos! ¡Ahora!
Una bala atraviesa la puerta y me agacho para que a los segundos tiren de ella haciéndola romper. Saco mi arma y sin dar reparo a nada, disparo a los hombres que entran detrás ella, caen como gusanos al piso en el momento que mi bala impacta contra sus cráneos y salgo de la habitación.
Inevitablemente, miro hacia su habitación, pero hombres y mujeres con trajes negros suben corriendo las escaleras y empiezo a disparar como un puto loco a sus cabezas.
Me agacho al sentir una ráfaga de balas arrasar contra el aire, y tomo la decisión de bajar para extinguirlos de la faz de la tierra, dándome igual un carajo que me maten.
Tomo un cuerpo que yace en unos de los pavimentos de los escalones, y lo utilizo como escudo mientras disparo. Dado a la acción que hago, se me cae el puto bulto y sigo disparado quieto en mi lugar.
Sangre comienza a salpicar en mi pulcro cuerpo, el olor a humo del gatillo predomina en mis fosas. Personas caen como hormigas en tanto vuelo sus cráneos. Chispas de balas retumban por el lugar y no me detengo de disparar.
Las ráfagas de balas van disminuyendo y tomo el bulto, lo cuelgo en el cuello del cadáver y sigo bajando mientras lo arrastro, giro mi arma hacia la derecha y disparo, caen tres tipos en menos de un segundo.
Tomo el bulto y tiro el cuerpo, cuando estoy a punto de dar otro paso, me disparan en el brazo que sostiene el arma, provocando que caiga al piso.
Giro mi cuerpo y vislumbro a Dimitri bajando por las escaleras apuntándome con su arma.
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El final de la bestia (+21)
De TodoSaga, Marcas de Mafia Libro 1 Su belleza cautivó al asesino. Su belleza cautivó a la bestia. A pesar de tener discapacidad visual.