Epílogo - CAYETANO

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Epílogo

CAYETANO


Subo de mal humor al coche. No quiero volver a La Vega. Aunque sepa que el finde que viene regreso a Alondra, que solo van a ser cinco días separados. No quiero. Quiero quedarme. Deseo quedarme.

Olaya mete la cabeza por la ventanilla.

—Eres como un niño pequeño —se ríe.

Su beso es como el sabor del helado de limón que se está comiendo.

Mi madre pone los ojos en blanco en el asiento del conductor, pero también se ríe. Pone el coche en marcha y espera a que Olaya de un par de pasos hacia atrás, se despide de ella y centra su atención en la carretera.

Yo la observo por el espejo retrovisor cada vez más pequeña, más lejana, hasta que giramos la esquina y desaparece.

Las calles de Alondra se despiden, la plaza con el ayuntamiento, el cine, el restaurante de Tony y el ultramarinos. De la feria no queda más que el recuerdo. El Club Marítimo está cerrado, el hotel Poseidón entrará dentro de poco en su temporada baja.

El pueblo muere un poco en invierno y a mi madre no le gusta venir, pero yo estoy deseando vivir unas navidades con los alondrinos.


FIN


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⏰ Última actualización: Jun 08 ⏰

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Como el sabor a helado de limónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora