CAYETANO
Dafne está con Aiden y sujetan una cuerda que se pierde en un agujero en el techo y no hay que ser muy listo para adivinar que conecta con el campanario y, seguramente, directo a la campana. El aparcacoches de lujo más guapo del pueblo le cede el sitio a Olaya, que para gran pesar de mi corazón y alivio para otras partes de mi cuerpo, se aleja de mí para ocupar su lugar. Y a Alex le molesta porque si no es el protagonista se aburre. Por suerte, es César quien le pide que se calle un rato, se lo agradezco en silencio.
—¿Estás lista? —pregunta Dafne.
—Espera, ¿vamos a tocar así, sin más?
—¿Cómo quieres tocar unas campanas?
—No sé, siento que es un momento importante, debería ser especial.
—¿Te parece poco especial este momento?
—¡No es eso, me estás entendiendo, no te hagas la tonta!
Dafne se ríe.
—¿Y qué hacemos, buscamos en google como tocar el himno de la alegría?
—No, pero... No sé. Podríamos tocar como en una boda, o a muerto, o algo así, que se queden locos en el pueblo.
—Olaya, son casi las doce de la noche, se van a quedar locos en el pueblo.
Se escuchan campanas en un móvil, César ha sacado el suyo mientras hablaban y ha buscado un video en youtube. La luz de la pantalla le golpea en la cara y le da un aire fantasmal que estaría muy bien para Halloween, pero no para un veinte de agosto.
—¿Cuántas campanas tenemos?
—¿Qué te crees que es esto, Notre-Dame? —Dafne balancea un poco la cuerda—. Tenemos una si es que sigue ahí.
—Pues para tocar a muerto se necesitan dos campanas.
—Joder, tocad sin más, qué especialitas os ponéis las Soler.
—¡Que te calles, Alex! —replican al mismo tiempo.
—Venga, calma —pide Aiden—, podéis...
El móvil de César empieza a sonar con otro vídeo y tiene que bajar el volumen de lo fuerte que se escucha.
—¡Boda! Va a ser lo mejor. A ver, seguid el tutorial. Entrada de la novia. —Guía César, Alex enfoca a las primas con su linterna, igual que yo, y Aiden empieza a grabar con su teléfono—. A la de tres, «se repica lo más rápido posible sin ahogar la campana hasta que entre en el templo».
—No tenemos novia, ¿cómo calculamos eso?
—Pues tocáis hasta que yo os diga.
—¿Cómo se ahoga una campana?
Dafne se encoge de hombros, nadie sabemos responder.
—Venga, a la de tres. ¡Una, dos y tres!
Mueven la cuerda de lado a lado, pero la campana no suena. Alex se ríe a carcajadas, César tira para atrás el tutorial y Aiden deja de grabar.
—¿Qué ha pasado?
—¡Qué burras sois, hay que tirar de la cuerda hacia abajo para que la campana de vueltas! —dice el capullo al que quiero partir los dientes de repente.
—¡En el tutorial no pone...!
No llegamos a saber lo que pone o deja de poner en el tutorial, Olaya y Dafne se coordinan a la perfección y tiran tan fuerte de la cuerda que la campana empieza a sonar. No es un sonido agradable, no es rápido, le cuesta dar la vuelta y cuando choca retumban las paredes de la ermita, pero me pasaría todo el día escuchándolo si siempre despertara la misma sonrisa que tiene ahora Olaya en la cara.
Está guapísima, está segura y está en casa. Y parece que los alondrinos por fin se dan cuenta de que ella les faltaba para estar completos. Si Alex se largase y yo me quedara, ya sería perfecto.
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Como el sabor a helado de limón
Genç KurguOlaya y Cayetano son amigos desde siempre, y desde siempre Cayetano ha estado enamorado de Sara sin abrir la boca. Es el verano del 2017 y Olaya decide que ya es hora de que su amigo se declare, pero no todo saldrá como esperan.