Salir no siempre es la cuestión,
A veces volver a entrar es el problema.
Podía verle arder, nos veía arder, nos derretíamos de una forma tan lenta, antinatural, dolorosa, no ves tu vida pasar frente a tus ojos cuando vas a morir, no, ves tu peor pesadilla tornarse realidad, todo es más lento sí, pero solo para ti, pues el tiempo no tiene misericordia. Kara toma mi mano, tiembla, no me atrevo a mirarla otra vez, si lo hago no podré hablar, yo la he traído aquí, pude haber dicho que no.
¿Por qué no habré dicho que no?
Será como si jamás hubieses existido, esas fueron sus palabras y las ignore... deliberadamente las ignore. El conocimiento a veces puede ser ignorado, es más sencillo ignorar las señales de ese modo.
¿Y ahora?
Ahora estamos aquí, rodeadas de poglos, quiptis, peludas, un osito espinoso que no reconozco, huas, una ninfa mariposa y el dragón negro de ojos aterradores. Ahora puedo verle, es majestuoso, jamás en mi vida, estoy segura, vere algo más hermoso que el dragón negro frente a mí, y he visto cosas por las que de verdad vale la pena querer una vida o continuar en ella.
Pero nada es suficiente nunca para un corazón roto, sobre todo si siente mucha sed.
Sentí que unas garras me tomaron por la cintura... ni siquiera puedo gritar, un enorme nudo se formó en mi garganta, atragantándome. ¡Kara no está! Mientras soy elevada observo, hago mi mayor intento por encontrarla y entonces como si una de mis neuronas funcionara. Lo recuerdo. Miro al dragón que me elevaba; no es tan grande como el negro y es verde, un verde olivo.
― ¿Kara?
El dragón muestra sus dientes, sonríe, en verdad es Kara, nos dirigimos a la salida del bosque, pero no es fácil, las ramas de los árboles intentan atraparnos, los poglos aparecen frente a nosotros, ella les escupe fuego logrando que se aparten, no quieren atraparla a ella, tal vez no desean lastimarla, solo me quieren a mí, se nota por las ramas que están a nuestro alrededor, no intentan detenerla, solo se acercan a mí, ella logra que ninguna me toqué lo suficiente para atraparme, pero no logra que no me lastimen, pronto mis brazos y piernas tienen leves rasguños, un par de espinas se clavan en mi pierna derecha, grito de dolor y Kara gruñe, pronto pasan más y ella intenta que no vuelvan a dañarme por lo que algunas se clavan en su enorme cola. Se tensa y me aprieta tanto que temo por mi cintura, se recompone rápido y relaja sus garras, algunas se han enterrado levemente en mi estómago, nada grave, pero arde un poco.
―Lo siento ―escucho su voz en mi mente, ¿Cómo hace eso? pienso―, luego te digo ―me responde―, hay que salir.
De repente todo se vuelve rápido y borroso, mi vista se cristaliza, siento calor y un aire helado golpeando mi rostro, Kara va más rápido, algo nos persigue, pero no parece ser el dragón, es como cuando nos lanzó una llamarada de fuego... intento mirar atrás, no lo logro, Kara me envuelve con sus alas y caemos, el golpe es seco. La sacudida intensa y dolorosa. Pude ver el fuego cubriéndonos antes de la oscuridad, el calor se intensifico, apenas y logro respirar.
― ¡¿Kara dime que estas bien?!―grito, aterrada de que esté herida, de que se queme, de que muera.
―Lo estoy ―es su repuesta, pero su voz suena agotada. Estira sus alas, el dragón está a unos metros, sobre nosotros, observándonos, parece... preocupado, tiene un rostro muy expresivo para ser un asesino sin sentimientos. Kara le escupe fuego, lo que me impresiona. Me toma y nos eleva rápido, no sé si le dio o si sigue tras nosotros, mi cabello cubre mi rostro y no puedo apartarlo, esta vez Kara me llevaba de las manos.
La brisa lo aparta a tiempo para levantar las piernas y correr sobre una gruesa rama, corro por mi vida pues Kara tuvo que soltarme, al llegar al otro extremo ella les escupe fuego a algunas hadas, me está esperando, salto y me atrapa en el aire. Me atrapa mal, termino boca abajo, solo alcanza a tomar mi pierna derecha. De repente todo está de cabeza, me provoca nauseas, el dragón sigue tras nosotros, las otras criaturas se han rendido o las hemos dejado muy atrás, sé que el bosque es inmenso, es el bosque más grande que queda en el mundo y aunque no vamos en línea recta tenemos una dirección fija, nos dirigíamos al este, a Pekloholle. Me impulso para tomar las patas de Kara, si sigo de cabeza me desmayare o vomitare, en el peor de los casos golpeare mi cabeza.
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Draco, el bosque bromista.
Fantasy"Bromas, misterios y pesadillas" En el bosque de Ferr hay más que risas y sueños cumplidos, también hay un lado oscuro que Charlotte conocerá en medio de lo que todos han denominado estrés postraumático y otros, locura, ella vio morir a su padre a l...