El mundo hace eco y gruñe,
a alguien le gusta evitar el dolor.
—¿Qué haces aquí?
—¿En serio me preguntas?
— No tenías que venir hoy, vete —Akbal me empuja.
¿Cómo que no tenía que venir hoy?
¿Tengo un horario? Porque nadie lo ha mencionado...
—¿Pasa algo?
—Nada —me responde Ilka, se ve nerviosa, dice la voz en mi cabeza, a ver pellízcala, me acerco con la intención de hacerlo y rápidamente hago un puño mi mano, ¿para qué haría eso?
—Largo —dicen al tiempo empujándome al camino en s, estoy a cinco pasos de él cuándo me giro y las observo.
—¿Al menos le entregan los dulces a Draco?
—¡QUE NO LE LLAMES POR SU NOMBRE!
Ilka está furiosa, su rostro se torna rojo, Akbal mira alrededor como si esperara algo, tal vez hay otra como tú a la que le enseñan el bosque, sugiere la voz en mi cabeza, considero que es una posibilidad...aun así.
—Ilka, él me permite decir su nombre, tranquila ―le digo como si tratara con una niña pequeña a punto de llorar.
—Sí, sí, pero dilo por allá, ve a tu habitación cántaselo. Pero hazlo en tu casa.
Akbal me empuja hasta que mis pies tocan el camino en s. no estoy entendiendo nada, y siendo sincera, me divierte la situación, supongo que debería, no sé, tener curiosidad, preguntar por qué no debía venir hoy, pero la risa de verlas así, me gana.
—Está bien, ya, me voy. ¿puedo venir mañana? Necesito preguntarles algo.
Un sonido fuerte, como un rugido nos asusta, pude ver como sus rostros se tornaron pálidos y puedo sentir que Akbal tiembla, sus manos están en mis hombros. Una fuerte brisa me obliga a cerrar los ojos debido al polvo que levanta, siento que Akbal se tensa y los abro.
—¿Estas bien? —le pregunto mirándola, me preocupa lo pálida que se ve, intento mirar en dirección a Ilka.
—Vete ya. —me implora Akbal.
Me da la vuelta, pero en cuanto doy dos pasos una enorme cola negra se atraviesa en mi camino. Subo la mirada por esta lentamente, Akbal suelta un suspiro resignado, y se aparta un poco, intento retroceder, pero su cola no me lo permite, es... es... el dr-dragón que nos atacó a Kara y a mí.
Ya huele a barbacoa musita la voz en mi cabeza.
Tomo la mano de Akbal y ella la aprieta con fuerza. Él dragón es envuelto por un humo gris, pienso inmediatamente en hacerles caso, de hecho, el camino en s se ve muy tentador, pero estoy lejos, mis piernas corren rápido, pero él vuela, estoy segura de que hay más motivos por lo que es una mala idea. Mi corazón late tan fuerte y tan aprisa que me siento aturdida.
Del humo sale un hombre, es joven, me da curiosidad la forma en la que mira a Ilka y como ella desvía la mirada, enojada... le observo, porque bueno, ¿Cómo no podría? Es alto, no se ve muy musculoso, pero está realmente en forma, su cabello es desprolijo, negro, tan oscuro como su color siendo un dragón, su cabeza esta ladeada, observándome, del mismo modo que yo a él, la forma en la que me observa, me inquieta, es como si pudiera ver a través de mí, como si saboreara mis pensamientos, sus ojos van hacia Ilka de vez en cuando, son dorados, me acerco más a Akbal, todo en su forma de mirarme y en esa sonrisa que dibujan sus labios me grita peligro, no uno mortal, uno placentero, incitador, parece de esas personas cuya aura te motiva a realizar travesuras. Da unos pasos en mi dirección, siento hormigas en mi estómago, corren por todo el descontroladas, no es una sensación desagradable, mis hormonas me la están jugando otra vez. Debo tener cuidado con él, la actitud de las gemelas me afirma que estoy en peligro, Ilka se desvanece y aparece a mi lado.
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Draco, el bosque bromista.
Fantasi"Bromas, misterios y pesadillas" En el bosque de Ferr hay más que risas y sueños cumplidos, también hay un lado oscuro que Charlotte conocerá en medio de lo que todos han denominado estrés postraumático y otros, locura, ella vio morir a su padre a l...