PEQUEÑA MORDIDA DE FE.

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Nunca seremos mundos separados,

hice una promesa que llevaré hasta el final.

—¿Esto es un juego para ustedes no? —me pregunto una señora bastante molesta en cuanto ingrese al hotel —Quiero hablar con la dueña de este hotel ahora mismo.

—¿En que la puedo ayudar? —respondí y ella me miro de la cabeza a los pies y de vuelta.

—Preferiría que me atendiera un adulto.

—Acompáñeme entonces —le indique por donde seguirme, me molesto un poco su comentario, pero no tengo tiempo de enojarme ahora, tengo algo que hacer.

La lleve a la oficina de mamá, que ya no solo es de mamá, Connor está aquí, en el lugar que solía ser de papá, verlo allí me sorprendió un poco, estaba concentrado en algo y cuando mamá saludo y me vio se levantó como si le hubieran empujado del asiento.

—Quiero que me expliquen la razón de que mi habitación parezca una piscina de pelotas de béisbol.

Cuestionó la señora de forma tosca y empujándome en el proceso para acercarse a los adultos.

—¿Disculpe? —Connor se acercó a la señora, la cual se vio un poco intimidada, ante la postura del hombre, pero se obligó a sí misma a mantener la frente en alto y retomo su expresión de enfado total.

—Había un montón de pelotas en mi habitación cuando salí de la ducha... les divierte mucho esto... ¡¿creen que todos somos tan estúpidos como para creer que un bosque haría algo así?!

La señora abrió su bolsa y saco un montón de pelotas de esta.

—A mí no me van a engañar, ¡es que parecen un montón de críos! Quiero mi habitación limpia cuando regrese y más les vale que ese maldito bosque intente algo mejor que esto, me importa un comino si se les han agotado las ideas, vine a divertirme no a divertiros.

Luego de eso la señora salió dando un portazo. ¿Bueno, pero quien se cree?

Mamá soltó una carcajada y Connor la siguió, los mire confundida, ¿a estos que les pasa?

—Ve a ver que paso en la habitación de la señora —le dijo a Connor—, este inconveniente te toca a ti.

—¿Pelotas de béisbol? —pregunto él, confundido.

Deje a mi mamá explicándole, a veces una de las actividades para los turistas es un juego de béisbol, cuando alguien pierde una pelota o la envía directo al bosque, un montón de ellas aparece en su alcoba, lo mismo pasa si alguien deja basura en el bosque, no le gusta que dejen cosas extrañas en él. Cosas humanas. Al menos no sin pedir permiso, o decir que es un regalo. Muchas veces no acepta claro.

Ingrese al apartamento, Mak leía un libro en la sala con Hikki dormido en sus piernas, el mapache movió su cola al sentirme y luego me miro, lo que llevo la atención de Mak a mí.

—¿Cómo estás?

—Un poco agotada ¿tu?

—Exageradamente lleno, ¿Cómo le haces para que Mildred no te sirva tanto?

—Cuando me sirve demasiado no toco la comida, odio desperdiciar, sobre todo si sé que hay gente muriendo de hambre en algún lado. De todas formas, solo debes decirle, no sabrá si no le dices.

Camine a mi habitación, quiero cambiarme el uniforme, tengo cosas que hacer, que procesar.

—Me gustaría platicar un poco contigo bosquecito.

Me di la vuelta y le observe, Mak se veía pensativo, asentí y le invite a mi habitación, podríamos hablar mientras me cambio.

—¿De que deseas hablar?

Draco, el bosque bromista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora