... O ALGO PARECIDO.

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He sido una extraña toda mi vida.

Tú y yo nos conocemos bien

¿acaso no lo recuerdas?

Juego con la comida en mi plato, ni siquiera sé que es, veo los alimentos sí, es solo que nada se siente real, es como si estuviera en piloto automático, me siento desconectada, hasta la mesa del comedor se me hace demasiado interesante, parece haber una historia divertida detrás de ese vidrio extraño que mamá y mi tía han traído a casa hoy; una base en forma de ave fénix.

Ambas ríen mientras nos cuentan la historia, no entiendo ni una palabra mencionada, solo sonrió y las observo, mamá se ve tan feliz, por un momento es todo lo que me importa.

Exhalo con fuerza centrando su atención en mí.

― ¿Tuviste un mal día ratona?

Me toma un par de segundos procesar y entender la pregunta de mamá. Tomo aire, mi madre es demasiado hermosa, su cabello de un tono cobrizo, sus ojos color avellana; resplandecen de cariño cada que me mira y siempre logran darme fuerzas y alegría, no, mi día no fue malo, fue horrible.

Negué.

―Habrá que llamar al SOLF y preguntarle a Margaret, seguro se portó mal. ¿dime con quien te has peleado esta vez?

Me mostré calmada a pesar de que me enfada un poco su comentario, es algo que heredé de ella al igual que mi rizado cabello, puede estar desatándose una tempestad en mi interior, que lo hacía en este momento, pero mi actitud y rostro se verían taciturnos, en retrospectiva, he perdido el control mucho en estos días. De igual forma se me hace rara su pregunta, no solo porque nada de eso paso, no había tenido problemas en esa escuela hace años, y el hecho de que mi tía pareciera haber olvidado sobre quien estaba hablando. Me hacía preguntarme que tanto había cambiado. Suspire y dibuje una sonrisa tierna y apenada en mi rostro, intentando ocultarlo con un gesto que realice alguna vez, uno que ahora podían identificar. Uno que me daría la libertad de ir a mi cuarto como había deseado desde el momento en el que llegue.

Es solo que use el equivocado.

― ¿Estás enamorada? ― ¡¿Qué?!― Ratona mírame, ¿lo estás? Te he notado muy rara en estos días, ¿Qué me ocultas?

Kara que se dirigía a su habitación tomando un vaso de leche, escupió todo el contenido que tenía en la boca, llamando nuestra atención, sonrió y salió corriendo a la cocina, volvió luego de segundos con un trapo y secó.

― ¿Y bien? ―Continúa indagando mamá, la verdad es que no sé qué responder, estar enamorada no me serviría, podía notarlo, son tan románticas como Layla, pero ¿Qué les decía?

― ¿De dónde has sacado tal cosa?

―Tal vez porque no paras de suspirar y te ves distraída ―alega mi tía, miramos de nuevo a Kara, sonríe algo nerviosa y corre a su habitación.

―Solo estoy cansada, tendré que realizar el triple de exámenes que mis compañeros y cumplir con las tareas que se nos van asignando, no es tan sencillo.

―Está bien, ve descansa un poco, cuando quieras hablarnos de ello, aquí estaremos.

Me levanté y despedí algo confundida. ¿Qué les hacía pensar que estaba enamorada? Logan se fue, y definitivamente no planeaba sufrir otra vez, aunque en realidad si, necesito un baño con agua fría, eso generalmente me ayuda a aclarar mis pensamientos, lo necesito, de verdad que sí, todos mis pensamientos me llevan a él, ese engendro del demonio, ese ser tan celestial y a la vez tan infernal que había logrado engañarme, si, lo de la foto era una sutil e ingeniosa tetra, ya decía yo que Draco no era tan tonto.

Draco, el bosque bromista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora