... ES LA REALIDAD.

76 36 30
                                    

Llega un momento en el que lo que conoces y lo que ves no coincide,

¿Será posible que tus propios ojos jueguen a engañarte?

Cuando despierto estoy en mi habitación, lo sé por la frase "No creas todo lo que ves", escrita en mi techo, supongo que si fue solo un sueño, sí, eso debió ser, porque... ¡los dragones no existen! quizás la leyenda del pueblo y el nombre del bosque sugieran que si... pero... tomo un poco de aire y sonrió más tranquila, miro hacia la ventana de mi habitación, el chico lindo está dormido allí, siento un leve escalofrió recorrer mi piel y suspiro, que tierno se ve cuando duerme, está sentado en el puf que me dio la mamá de Kara en navidad, tiene forma de gato y es... ya va... ¡Kara! Me siento de golpe en la cama y miro al chico aterrada. ¿Qué sandias hace él aquí? ¿Fue real? Un movimiento en la cama me hace mirar con exagerada lentitud hacia mi derecha, ¡Kara!

Mi cabeza duele, fue algo repentino y rápido, luego mis brazos duelen así que los miro, están cubiertos de algo baboso y hojas.

Necesito un momento.

Respiro.

Miro a Kara.

Respiro.

―Lo siento ―balbucea llorando.

Nunca me ha gustado verle llorar, me siento abrumada por la mezcla de sentimientos que me inunda en este momento, se siente como cuando te dan una bofetada que no esperabas, que no merecías. Me siento herida física y emocionalmente, ella parece notarlo porque más lagrimas salen de sus ojos, sin control, su cuerpecito tiene pequeños y pausados espasmos.

No tolero verla así.

― ¿Por qué... lo hiciste? ―pregunto lo más calmada que puedo.

Mi garganta está seca.

―No quería, yo no puedo ―solloza― controlarme, durara unos días más, mamá me advirtió, pero creí que exageraba, yo jamás te haría algo así, ¡yo te amo! ―sorbió su nariz y se pasó el brazo limpiándose un poco.

Arrugue mi nariz un tanto asqueada.

― ¿De verdad eres...?

―Un dragón, si ―me interrumpe y mira al chico―, no se lo digas a nadie, moriré si lo saben.

Cierro los ojos, esto no es real, pienso.

―No te asustes ―toma mis brazos con fuerza y me hace gritar por el dolor.

Ambas miramos al chico, quien se levanta de un salto del puf y nos mira asustado por un segundo o dos, baja sus manos con lentitud y sonríe más relajado.

― ¿Estas bien? ―pregunta con un acento inglés muy marcado.

― ¿Quién eres? ―pregunto como respuesta.

Intenté sonar molesta, pero tiene un toque gris en esos bellos ojos negros y me distrae.

― ¿Dónde dejar modales? mi nombre es Asier, please dime As ―responde metiendo sus manos en los bolsillos de un buzo verde militar que le queda exageradamente bien, tal vez me golpee la cabeza cuando me desmaye, uso mi mano derecha para comprobarlo, no siento nada extraño. (T: por favor).

Miro mis brazos, palpitan por el dolor, sobre todo el que tomo Kara hace un momento.

Inspiro aire y lo suelto, necesito un momento.

―Asier ―balbuceo.

― ¿Cómo sentir? ―pregunta acercándose un poco más a la cama.

¿Cómo me siento? Me pregunto.

Draco, el bosque bromista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora