La semana empezó y yo estaba determinado a seguir con mi idea. Incitar a Rhett al punto de que no pueda evitar exteriorizar de alguna forma lo que siente por mí.
Eso solo puede resultar de dos formas. Despedido y con una perimetral. O... o demostrándome que yo le gusto.
Y con honestidad, no se cual de las opciones me aterra más.
Siempre he sido alguien a quien no le cuesta ser seductor a la hora de entablar relaciones sexuales o amorosas, rara vez me han rechazado. Sin embargo, la idea de dar el paso con Rhett me da mucho pánico, y no se bien como actuar.
Uma me dijo que debería llamar su atención, y yo solo me pregunto "¿cómo diablos haré eso?"
El lunes empecé con el primer paso, por lo que intenté que sea algo sutil. Así que salí temprano y antes de subir pase por la cafetería para comprarle un café. Cuando llegué a la oficina, me asome en la suya y vi que ya se encontraba allí.
Al apoyar el vaso a un costado de su escritorio, levantó la cabeza y me miró alzando una ceja.
Suspiro con pesar. - ¿Qué hiciste?
- ¿Qué? ¡Nada! - exclamé indignado.
Su rostro reflejaba confusión. - ¿Qué me vas a pedir entonces?
- Eh... nada. - dije. - Solo quería ser amable. Ya le dije, tiendo a serlo.
- Gracias... - me agradecio no muy convencido.
Quedamos observandonos por unos segundos, sin decir nada.
- ¿Sucede algo más? - me preguntó.
- No, no. - respondí con nerviosismo. Y no me quedo de otra que darme la vuelta y salir de allí.
No fue un buen avance.
El martes no estuvo mucho mejor que digamos.
En lugar de intentar con un detalle, decidí probar con algo más... hormonal. (Sí, ya sé, soy un idiota. Siento vergüenza de mí mismo). ¿Y que más hormonal que sentir el aroma a perfume de alguien? O bueno, al menos es lo que me pasa a mi cuando siento el suyo. De pronto me entran ganas de llevar mi nariz a su cuello e inhalar.
La expectativa vs la realidad. Digamos que se me fue un poco la mano con la cantidad de perfume. Apenas llegué al trabajo todos se llevaron la mano a la nariz, tapándoselas.
- ¿Planeas exterminar a alguien?
- ¿Por qué apestas tanto?
- ¿Te tiraste el frasco de perfume encima?
Lo que llevó a que trasladarán mi escritorio a un esquina, alejado de ellos. Me sentía como si estuviera castigado. Lo peor fue cuando Rhett salió de su oficina e hizo una cara rara y siguió de largo, ignorandome.
Al tercer día tomé más confianza. Me puse unos pantalones nuevos que me había comprado, los cuales hacían que mi trasero resaltara.
Llegué a la conclusión de que sentado todo el día no iba a conseguir que él lo notara, por lo que en un momento me paré para prepararme una taza de café, y al volver fingí que corroboraba algo en mi computadora.
Me incline hacia adelante, apoyando mis manos en el borde del escritorio, sacando mi trasero para afuera de forma que resalte.
Pero como mis compañeros claramente quieren verme morir soltero, no me permitieron expresarme de forma sensual
- ¿Pero qué demonios haces?
- ¿Qué le sucede a tu trasero?
- ¿Acaso estás tirando un pedo?
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Tenía que ser él
RomanceAtticus Lee es feliz. Esta en sus 30s. Trabaja de lo que ama, tiene unos compañeros a los que adora, puede costearse todos sus caprichos y las citas no le faltan. Siente que no le falta nada. Pero todo se da vuelta cuando llega un nuevo jefe a la e...