Otra mañana. Otra crisis. Otra negativa de parte de la gárgola.
- No. - sentencia con su voz firme, parado junto a mi escritorio con sus manos en los bolsillos de su pantalón.
Lanzo un quejido haciendo mi cabeza hacia atrás. - ¿¡QUÉ MÁS PRETENDE DE MÍ!? - exclamo. - Mi cerebro ya me pide la jubilación, ni siquiera vacaciones. ¡Jubilación! No da más, lo he usado demasiado.
- Quiero que me presentes algo decente. - habla tajante. - ¿Aún no tomas dimensión de la magnitud de este trabajo?
- ¡Pues claro que lo sé! - salto a la defensiva.
- No lo parece. - sentencia. - ¿En verdad quieres hacerlo? ¿O prefieres que se lo dé a alguien más? A una persona que si sepa lo que hay en juego y se queme las pestañas ideando los bocetos.
- Tengo las pestañas muy bonitas y tupidas como para quemármelas. - menciono y pestañeo varias veces seguidas.
Se queda observándome pensativo, con esa mirada de consternación que tiene siempre.
- ¿Qué? - pregunto confundido.
- ¿No te duele la espalda? - inquiere extrañado.
- ¿Por el peso de mi belleza? - comento divertido.
Él me observa con esos ojos inexpresivos. - Tienes la postura de un anciano todo encorvado. - habla con voz monótona. - Me recuerdas a quasimodo, el de la película infantil de Disney. - hace una pausa. - Podrías inspirarte en él para los personajes. - menea la cabeza. - Si mal no lo recuerdo también salen gárgolas. - agrega serio y se da la media vuelta para ir a su oficina.
Quedo completamente en shock, paralizado, cayendo de espaldas contra el respaldo de mi silla con la boca abierta.
¿Qué rayos ha sido eso? ¿¡Me ha llamado quasimodo!? ¿¡Como se atreve!?
*****
- ¿Y a este qué le sucede? - oigo la voz de Uma. - Lleva así petrificado desde hace 20 minutos.
- El director Kang le ha dicho quasimodo. - responde Liam. - Creo que lo averió.
- ¡Oye, Atti! - me llama Sam. - Vuelve con nosotros.
"Tienes la postura de un anciano todo encorvado. Me recuerdas a Quasimodo."
"Me recuerdas a quasimodo."
"Quasimodo."
"Quasimodo."
"Q - U - A - S - I - M - O - D - O"
Lanzo un quejido agonizante, inclinando mi cabeza hacia atrás.
- ¡Me ha llamado quasimodo! - lloriqueo.
*****
- Aquí tienes otro paquete de pañuelos. - me extiende Liam al pasar, dándome una palmadita en el brazo para luego volver a su lugar.
- Es que yo de verdad no lo entiendo. - sollozo mientras me sueno la nariz. - ¿¡Cómo se ha atrevido a ponerme ese mote!? ¡No hay semejanza!
- ¿No puedes encontrar la forma de hacer drama sin tener que usar tantos pañuelos descartables? - se queja Uma. - Estás contaminando y esparciendo tus gérmenes por toda la oficina. Sin mencionar que molestas con tu gimoteo de perrito abandonado.
- ¡Uma! ¡Aquí tenemos un problema grave! - exclamo.
- La belleza es subjetiva, ¿Qué más da cómo te haya llamado? - inquiere ella hastiada.
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Tenía que ser él
RomansaAtticus Lee es feliz. Esta en sus 30s. Trabaja de lo que ama, tiene unos compañeros a los que adora, puede costearse todos sus caprichos y las citas no le faltan. Siente que no le falta nada. Pero todo se da vuelta cuando llega un nuevo jefe a la e...