Capítulo 9

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El día pasó y la noche llegó.

Termine de ducharme y me vestí. Me puse un jean, una camisa negra afuera y encima un saco. Una vez que termine de alistarme, me colgué el morral al hombro y salí de casa.

Como la exposición quedaba cerca y la noche estaba bonita, decidí ir caminando en vez de ir en moto.

Ya dentro me invade una sensación reconfortante. El ambiente de la galería de arte es agradable y relajado. Hay bastante gente, pero no abarrotado de esta, por lo que se puede caminar con tranquilidad. Se escucha una suave melodía, así que el silencio no es absoluto.

Es todo perfecto. Realmente fue una muy buena idea venir. Que bueno que Pedro me dió su entrada.

Comienzo a recorrer el lugar, deteniéndome en cada cuadro y dándome el tiempo para observarlos con atención.

Ya había dado unas tres vueltas, cuando encuentro un buen punto en el que decido apoyarme, en una pared a lo lejos, pero con una vista panorámica del lugar.

Es una muestra asombrosa. Realmente el artista es muy talentoso. Y nada me inspira más que eso.

Saco del morral mi cuaderno y un lápiz, y empiezo a dibujar lo primero que se me viene a la mente.

Llevo unos minutos bastante concentrado, cuando alguien a mi lado me habla, consiguiendo que de un respingo de la sorpresa.

- ¿Qué eso no se considera plagio? - dice, y vuelvo mi cabeza hacia él.

Y con él, me refiero a ÉL.

No puede ser. Me persigue la desgracia, incluso en mi cumpleaños.

- ¿Que demonios haces aquí? - no puedo evitar preguntar con algo de brusquedad al ver a la gárgola parada a unos centímetros de mi.

- Tú capacidad para ser civilizado siempre me sorprende. - habla con ese semblante serio de siempre, la postura rígida y sus manos en los bolsillos de su pantalón.

Lleva al igual que todos los días un elegante traje. De él emana ese aroma a perfume caro, que me resulta embriagador. No tiene un cabello fuera de lugar.

¿Será así también cuando duerme? Me lo puedo imaginar acostado todo tieso, como si fuera una momia en un sarcofago.

Suspiro. No puedo permitir que me ponga de malas, no debo darle ese poder sobre mi. Hoy ha sido un buen día, tengo que terminarlo igual y no dejar que todo se arruine por él.

- No estoy plagiando. - respondo tratando de disimular mi fastidio. - Muchas veces encuentro inspiración en el arte de otros. Así dibuje algo totalmente opuesto. Pero muchas veces ver ese trabajo duro y pasión, consigue encenderme la mía.

- ¿Te encuentras sin inspiración? - pregunta con sorpresa.

- Puede que no sea muy prudente decirle esto a mi jefe, porque podría despedirme. - digo. - Pero si. Últimamente mi mente le cuesta conectar con mi corazón.

Queda callado por un momento, sin quitarme los ojos de encima. - Que curioso, suelen decir que cada uno es aparte. - susurra.

- No para mí. Tiendo a hacer todo desde el corazón. - hago una pausa, dado la forma extraña en la que me mira. Seguramente piensa que perdí la cabeza. - Ahora mi pregunta. - sigo. - ¿Qué hace aquí?

Alza una ceja. - No sabia que era un ida y vuelta.

- Responda.

- Es de un amigo. - responde. - Y antes de que lo preguntes... Si, tengo amigos que no son como yo.

Tenía que ser élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora