El día pasó más rápido de lo que hubiera querido.
Y al terminar de trabajar, los seis nos fuimos hasta el bar dónde Sam hizo la reserva, el cuál no quedaba muy lejos de la oficina, por lo que caminamos hasta allí.
El lugar se encontraba lleno, lo que no es de extrañar dado que es viernes en la noche. Nos ubicaron en una de esas mesas altas, en las que tienes que sentarte en una banquetas con un asiento diminuto en el que apenas que cabe el trasero. La música sonaba un tanto fuerte, que al no ser de mi agrado, te llega a aturdir un poco.
Pero fuera de eso es un bonito bar. Claro, para venir una vez cada tanto. Muy cada tanto.
- He oído muy buenas reseñas de este lugar. - comenta Sam, quien parece fascinado por el lugar, mientras observa el menú. - Dicen que los cócteles son de los mejores de la ciudad.
Liam chasquea la lengua y lo mira con reproche. - Ya te estás excusando con eso, lo que implica que no te vas a ir hasta no probar todos los que haya disponibles. - habla con fastidio. - Y nos va a tocar a nosotros lidiar contigo ebrio.
- Solo deben subirme a un taxi con un cartel colgado al cuello que tenga escrito mi dirección, y darle un extra al conductor para que no me deje tirado a medio camino si llego a vomitar dentro del auto. O encima mío.
- Siempre tan elegante. - murmura Uma, con su mirada fija en el menú de bebidas.
- Por supuesto, he aprendido de ti, señorita refinada. - replica Sam con sarcasmo.
- ¿Almorzaras en lo de tu hermano el domingo? - me pregunta Pedro, cambiando de tema antes de los dos comiencen con otra de sus discusiones.
Usualmente los ignora y deja que hagan su guerra de insultos, hasta que alguno hace un remate que da por finalizado el round, pero seguramente hoy no quiere dejarle una mala imagen de nosotros a la gárgola, quien está sentado con ese semblante neutro y sin decir palabra.
Lo que me lleva a preguntarme, ¿para qué diablos vino?. Supongo que él tampoco quiere dejarse vencer por mi, por lo que me lleva la contraria cada que puede.
- Si. - respondo. - Llego a no ir un domingo y lo más probables es de que me desherede.
- ¿Va a alquilarte un castillo inflable por tu cumpleaños? - bromea Sam.
- Lo dices como si no fuera capaz de hacerlo. - inquiero serio, a lo que él ríe. - Me sigue viendo como un niñito, creo que hasta a mi sobrina la ve más grande que a mí.
- ¿Continúa trabajando en el hospital? - me pregunta Uma.
- Si, aunque hace unos meses atrás lo ascendieron a jefe de enfermeros. Así que está con más trabajo y estresado, pero feliz.
- ¿Y sigue soltero? - pregunta ella con un tono pícaro y haciendo "ojitos".
- Se menos obvia. - la regaña Sam con desagrado. - Además, es el hermano de uno de tus compañeros.
- ¿Tengo que recordarte que intentaste ligar con mi hermana en la fiesta de año nuevo?
- Ya te lo dije, para esa hora de la noche ya estaba bastante ebrio, por lo que no sabía ni quién era. Y solo quería alguien con quien besuquearme cuando tocaran las 12.
- Mantén tu adn fuera de cualquier persona que se relacione conmigo. - sentencia ella. - Lo que menos quiero es que tus genes se mezclen con los míos.
- Oigan, si quieren nos vamos y los dejamos solos para que sigan peleando toda la noche. - dice Liam con algo de fastidio.
- Si, no fui a pilates para estar aquí. - menciono, también ya hastiado.
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Tenía que ser él
Storie d'amoreAtticus Lee es feliz. Esta en sus 30s. Trabaja de lo que ama, tiene unos compañeros a los que adora, puede costearse todos sus caprichos y las citas no le faltan. Siente que no le falta nada. Pero todo se da vuelta cuando llega un nuevo jefe a la e...