Continúo mirando la pantalla en blanco, como desde hace 1 hora. En una de mis manos tengo el lápiz, el cual muevo entre mis dedos, mientras que la otra sostiene mi cabeza con el codo apoyado en el escritorio. Sacó el labio inferior y sopló hacia arriba para apartar el flequillo que me cae sobre la frente, que comienza a fastidiarme.
Y hablando de fastidiar...
Apenas llegué en la mañana la gárgola Kang me dío el guión en el que me tengo que basar para crear los personajes para el videojuego. Antes de irse a su oficina me dijo un tajante: "Quiero un avance pronto". Así que me dispuse a leerlo y a intentar tener una idea inicial que presentarle. Pero como mi cerebro no funciona bajo presión, no he conseguido dibujar nada decente.
Extiendo el brazo, agarro mi vaso de caramel macchiato y le doy un sorbo. Lanzo un quejido cuando me percato que ya está vacío.
La mañana no podría ir peor.
Voy girando lentamente en mi silla y comienzo a observar lo que tengo a mi alrededor, aburrido e intentando encontrar la inspiración en algo. Mis tres compañeros están concentrados cada uno en su trabajo, tecleando a gran velocidad sin detenerse. Pedro, por otro lado, lo veo preparándose su segundo mate de la mañana.
Mi vista se detiene en la oficina de la gárgola, dónde llego a verlo por la puerta apenas entreabierta. Esta trabajando en su computadora, sin apartar esa mirada dura de la pantalla. Su semblante pensativo es duro, como si fuera de piedra. Parece enojado. Aunque siendo honesto, siempre lo ha parecido.
Me recuerda a cuando lo conocí que...
Doy un respingo en mi asiento cuando él también alza su vista y sus ojos se posan en los míos. Vuelvo a correrla rápidamente, centrando mi atención a lo que tengo frente. O más bien fingiendo que trabajo arduamente, cuando en realidad todo lo que tengo son puros mamarrachos.
Escucho unos pasos resonantes y firmes acercarse a mí, y con cada uno se me ponen aún más los pelos de punta. Percibo que se detiene detrás mío a mi lado, sin embargo yo no me inmuto y sigo dibujando lo primero que se me viene a la mente.
Si no me muevo no me ve.
Siento su presencia avasalladora encima de la mía. Me llega el aroma de su perfume, el cual no puedo evitar seguir encontrando embriagante por más que ahora lo asocio a él. Continúo bastante tenso, aguardando a que se marche, sin embargo no se mueve. Estoy a nada de orinarme encima. Contengo el aliento cuando oigo su voz.
- ¿Has terminado? - pregunta con severidad.
Doblo mi cabeza para verlo y choco con su mirada inflexible. Está parado observándome con esa postura rígida y sus manos dentro de los bolsillos.
- ¿Qué? - murmuro confundido.
- Si has terminado. - habla firme. - De mirarme.
Trago. Pero recupero la compostura para responderle. - Buscaba inspiración para dibujar al villano. - hago una breve pausa. - Y encontré al modelo perfecto.
Dirige su mirada a la pantalla de mi ipad y la vuelve a posar en mi.
- El lunes quiero ver los bocetos iniciales. - sentencia antes de darse la vuelta y encaminarse de vuelta a su oficina.
Oh diablos. Ya tengo fecha de muerte.
O puede que no... - pienso al ver a Liam frente a mi.
Deslizo mi silla hacia él. - Necesito de tu ayuda. - le suplico agonizante, aferrándome a su brazo. - Eres el experto, conoces mejor que nadie de videojuegos. Por favor, sálvame de la desgracia y el desempleo.
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Tenía que ser él
RomanceAtticus Lee es feliz. Esta en sus 30s. Trabaja de lo que ama, tiene unos compañeros a los que adora, puede costearse todos sus caprichos y las citas no le faltan. Siente que no le falta nada. Pero todo se da vuelta cuando llega un nuevo jefe a la e...