Capítulo 17

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El ambiente se puso raro después de que salieran esas idioteces de mi boca. 

Yo preparé café, y mientras lo tomábamos armamos en completo silencio el rompecabezas. Cuando lo terminamos estaba por ofrecerle otra taza antes de empezar con el que él eligió, hasta que se paró de sopetón, algo nervioso y dijo que debía irse, porque se había olvidado que tenía algo que hacer en la mañana.

Claramente no opuse resistencia y deje que se marchara. 

Sin embargo, cuando lo ví alejarse me arrepentí de no haber hecho el intento para que se quedara más tiempo. Me había entusiasmado con la idea de la competencia, para ver si resistíamos hasta las 24 horas sin dormir.  

Obvio que lo hacía por el regocijo que ocupar su oficina por una semana. No por otra cosa. 

Aunque ahora que lo pienso es para mejor. Me ahorré pasar horas de incomodidad con la gárgola. Demasiado con las que ya paso con él en la oficina, como para sumarle más tiempo. Quedé a mano y bien luego de que me comporte como un imbécil. 

No le debo nada. Él no me debe nada. Estamos en tregua. 

Eso me recuerda que si le debo un favor a alguien...

Y como bien le prometí a la doctora Richards, el sábado por la tarde, luego de dormir la mayor parte del día, me desperté y fui hacia el hospital. 

- Vaya, en verdad viniste. - dice la doctora Richards con una sonrisa al verme. 

- Como bien dije, soy un hombre de palabra. 

- ¿Y qué tal estuvo "Moulin Rouge"? - me pregunta refiriéndose al musical que fuimos a ver anoche. 

- Estupendo, fue en verdad maravilloso. - respondo sonriendo. - Muchas gracias, en serio. 

Apoya su mano en mi mejilla y le da una suave palmada. - Me alegra que hayas disfrutado tanto tu cita. 

Abro los ojos ampliamente. - ¿¡QUÉ!? - exclamo alterado. - ¡NO FUE UNA CITA! ¡SOLO UNA SALIDA CON UN CONOCIDO!

Me mira escéptica. - No creo que me hayas venido a pedir un favor por una salida con un "conocido".  

- Ya te pareces a Magnus. - digo con fastidio. - ¡Le debía una grande! - quedo pensativo por un momento. - Bueno, eso no ha sonado muy bien, pero el punto es que... ¡No era una cita! 

- Como sea. Ve a a la sala de juegos, ahí te prepararon todo para la clase. - Me apunta con el dedo. - Cuida el lenguaje, que estarás en presencia de niños. Y no quiero escucharlos luego reproduciendo tus palabrotas. Sus padres me regañarán. 

- ¡No digo palabrotas! - me quejo indignado. - Soy un muchacho educado y civilizado. 

Abre sus ojos ampliamente, como si se hubiera acordado de algo. - Hablando de muchachos educados y civilizados, tengo alguien a quien presentarte. - menciona picara. 

- Ah no, paso. Nunca me resulta bien cuando alguien me quiere hacer de casamentero. Prefiero los encuentros casuales estando ebrio, que si al menos eso sale mal le puedo echar la culpa al alcohol.

- Anda, no te vas a arrepentir. Lo veo ideal para ti. Además no es como esos cretinos con los que seguro has salido, este en verdad es un muy buen muchacho. Sin mencionar lo obvio, que es muy guapo. 

- Mmm... has mencionado la palabra clave. Nunca le digo que no a salir con un hombre guapo. - quedo pensativo por un momento. - ¿Es un colega tuyo? 

- Un "conocido" mío. - responde burlona haciendo énfasis en la palabra. 

Abro la boca, pero me detengo. - Te respondería, pero como dije soy alguien educado y civilizado. 

Ríe. - Ven, te presentaré con los niños. - se encamina hacia allí y yo la sigo. 

Tenía que ser élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora