Cuando llegué a casa después de estar con mis dos amigos, me acosté en mi cama extenuado por el día largo que tuve. Pesé a que me encontraba agotado, no conseguía conciliar el sueño. Todo en lo que podía pensar era en la conversación que tuve con Liam.
Había pensando en hablar con Rhett sobre toda la situación de su "prometida". Sin embargo descarte esa idea enseguida. No quiero arruinar la velada con algo como eso. Por lo que tome una decisión... Fingir demencia.
No voy a decir nada acerca del compromiso. Es más, haré de cuenta que nada de eso sucede. Quiero seguir en mi burbuja lo más que pueda. Claro, hasta que la realidad la pinche. Porque no quiero enfrentar el hecho de que el hombre del que me enamoré se va a casar, y que lo voy a perder. Quiero disfrutar lo más que pueda de esto que estoy sintiendo y viviendo. Se bien que no volveré a experimentar algo como esto.
El sábado estuve bastante ocupado, por lo que la noche llegó más rápido de lo que hubiera querido.
En realidad si quería que ya llegará la hora en la que tuviera que ir a lo de Rhett, pero aun así me encontraba bastante ansioso por el hecho de que sería de alguna forma nuestra primera cita.
Empecé a alistarme con bastante anticipación, ya que me gusta tomarme mi tiempo para no olvidarme de nada. Una vez que ya estaba listo, me inspeccione frente al espejo y al tener el visto bueno de mi parte, agarre la llave de la motocicleta y salí de casa.
A los 20 minutos ya me encontraba frente al edificio de Rhett.
Estoy por tocar el timbre de su departamento, cuando la voz del portero me detiene.
- Jovencito. - me llama. Me vuelvo hacia él. - Buenas noches. Usted es visita del señor Kang, ¿verdad?
- Buenas noches. Si, vengo a ver al señor Kang.
- Puedes subir. - sigue. - Me pidió que lo dejara pasar si lo veía.
- Muchas gracias. - digo con una sonrisa y me adentro.
Al estar frente a la puerta de Rhett, inhalo y exhalo con nerviosismo, y toco. A los pocos segundos, él me abre.
- Hola. - me saluda con esa dulce sonrisa que me encanta y la cual encuentro adorable.
- Hola. - devuelvo el saludo. Le extiendo lo que tengo en mi mano. - Son para tí. - menciono haciendo referencia al ramo de flores de legos que estuve armando toda la mañana. - Estás duran más.
Me mira sorprendido por un momento, para luego que se le forma una amplia sonrisa entre tanto toma el ramo.
- Me encantan. - abre más la puerta. - Pasa.
Entró. Como siempre su departamento refleja la templanza de Rhett. Todo se encuentra limpio y en su lugar, hay un aroma agradable mezclado con olor a comida casera. Se oye de fondo una suave melodía de jazz.
- Hola Bertie. - digo al ver al felino acostado en medio del sofá.
- ¿Una copa de vino? - pregunta Rhett.
- Oh, me encantaría. - me acerco hasta la cocina, donde él está.
Coloca las "flores" que le traje en un jarrón transparente. Al observarlo con más atención me doy cuenta de que tiene puesto un delantal encima de la camisa blanca, la cual lleva arremangada.
- Huele delicioso. - menciono. - Solo el olor ya hace que me suene el estómago.
- Espero no te moleste que me haya ido por la opción de pasta. - comenta agarrando una botella de vino y abriendola. - Me pareció la idea para acertada para ambos. - me mira. - Intenté hacer algo de carne para tí, pero... me dio nauseas. Lo siento. - agrega apenado.
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Tenía que ser él
RomansaAtticus Lee es feliz. Esta en sus 30s. Trabaja de lo que ama, tiene unos compañeros a los que adora, puede costearse todos sus caprichos y las citas no le faltan. Siente que no le falta nada. Pero todo se da vuelta cuando llega un nuevo jefe a la e...