"Que siente Rhett."
Concéntrate Rhett, debes serenar tus pensamientos, porque sino todo se saldrá de control. Tienes que mantener la compostura.
¡Agh! ¿¡Cómo podría!? Mirando nomas sus brazos, ya me hace perder la racionalidad. Grandes, musculosos, y se marcan levemente las venas, lo que consigue excitarme. Eso sumado a la remera negra que lleva pegada al cuerpo, que le queda a la perfección, y que se ve tan sexy con el cabello corto. Paso de niñito tierno a un bad boy.
Y me encantan las dos versiones.
Oh Dios, es hermoso. Es incomparable. Me quita el aliento. No sabía que un hombre podría ser así de hermoso.
No es solo su apariencia lo que lo hace atractivo y magnético. Sino también su postura, la forma en que mira a las personas con confianza, la manera en que habla con un tono ligeramente intimidante pero seductor, su lenguaje corporal y la forma en que mira a los demás. Tiene el equilibrio perfecto entre lo bueno y lo malo, sabe lo que quiere, es misterioso, seductor y seguro de sí mismo, pero también es una persona genuina, amable y comprensiva.
Esta semana si que he puesto a prueba mi templanza. No sé cómo le hice para resistir a sus encantos.
Todo empezó el lunes. Atticus fue a la cafetería a comprar su café de cada mañana, y tuvo la gentileza de traerme uno a mi. Y eso que pensé que empezaría a tomar el que compre, ya que conseguí el que le gusta para que dejara de gastar tanto dinero.
El hecho de que por un momento haya pensado en mí y que cuando me lo extendió llevaba esa sonrisa cautivadora me hizo no poder desistir de tomarlo. Podría darme una bomba apunto de explotar y yo la tomaría gustoso si me la entrega sonriendo.
El martes, por otro lado, fue un placer olfativo. Me encanta el aroma que emana de él, aquel que he podido percibir al estar cerca suyo. Ese día creo que se puso dos veces por descuidado, de modo que la fragancia era más intensa. Lo que fue mejor, dado que el olor llegaba a mi oficina, por lo cual dejé la puerta abierta.
Luego el miércoles... Oh qué día. Bendito el momento en la que también decidí dejar mi puerta entreabierta. Por suerte Atticus estaba de espaldas y no se percató de que me le quedé viendo el trasero, el cuál le resaltaba gracias a los pantalones nuevos que se puso. Soy un depravado. Pero es que no podía apartar mis ojos de él. Lo tenía enfrente mío, directo.
Y hoy jueves llegó con otro corte, lo que permite bien ver ese lindo rostro que tiene.
Atticus me esta matando. La manera en la que ríe me hace sonreír, y la forma en la que habla me da mariposas en el estómago, y todo sobre él me hace feliz.
El fin de semana me quedé aguardando su mensaje, después de que me preguntó si quería hacer algo con él, pero nunca llegó. Con tristeza no pude evitar pensar si habría tenido otra cita, y que por eso no me escribió. La sola idea me angustio por dentro.
Aun así no desistí. Pensé en ser yo quien le propusiera un plan, tenía la excusa perfecta dado que la ultima vez le prometí que le cocinaría algo. Estaba por hacerlo, hasta recibí la llamada de mi padre, exigiendo que vuelva a Corea. No entiende porque sigo aquí.
La verdad es que mentí. Solo debía estar unos días para cerrar el acuerdo y luego volver a Seúl. Un gerente se iba a encargar de la transición, pero insistí en ser yo... en cuanto lo ví.
Después de 15 años volvía a ver a mi primer amor. A ese muchacho encantador que conocí hace tanto tiempo atrás, y que no había cambiado en nada. Seguía siendo el mismo... cautivador, simpático y fascinante. Me seguía acelerando el corazón.
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Tenía que ser él
RomanceAtticus Lee es feliz. Esta en sus 30s. Trabaja de lo que ama, tiene unos compañeros a los que adora, puede costearse todos sus caprichos y las citas no le faltan. Siente que no le falta nada. Pero todo se da vuelta cuando llega un nuevo jefe a la e...