Estoy en la puerta de la oficina, bajo el resguardo de la entrada, esperando que pare un poco de llover para poder irme en la motocicleta. Me iría ahora mismo si no fuera que le prometí a Magnus que nunca conduciría si llueve fuerte.
No veo la hora de llegar a casa, darme una ducha caliente y meterme bajo las sábanas a ver una película, para así olvidarme del mundo real por un rato y que se me vaya la tristeza que siento.
Hoy no fue un buen día, y con honestidad, quiero llorar. Si, lo sé, soy muy sentimental. Mi hermano suele decirme que soy un bebé chillón, pero es algo que no puedo evitar. No soy alguien que consigue mantener sus emociones dentro, siempre debo expresar lo que siento. Y es dificil cuando estas enamorado de un hombre que es todo lo contrario a tí.
Me desespera la falta de comunicación. Soy de los que creen que eso es lo que arruina una relación. Y tiendo a huir de las cosas que me resultan complicadas, o de aquello que me genere estrés.
- Atti, vamos que te llevo. - me dice Uma también saliendo del edificio. - Hoy estoy buena y me ofrezco a llevarlos en el auto.
- No, gracias. Vine en la moto.
- Puedes dejarla aquí, anda vamos. - agrega Sam junto a ella y Liam. - Tomaremos un café de camino, esa es la tarifa de Uma.
- La última vez que la deje bajo la lluvia tuve que pagar un dineral para que la arreglaran. - hablo con fastidio. - Por el bien de mi situación financiera prefiero quedarme aquí y esperar.
- ¿Te ha sucedido algo? - me pregunta Sam con preocupación. - Has estado malhumorado todo el día.
- No, es solo que me fastidia la lluvia.
Uma y Sam me miran con desconfianza, entrecerrando los ojos, como si supieran que les estoy mintiendo.
- Ya dejenlo en paz. - sale Liam a mi defensa. - Vamos, no quiere venir con nosotros. ¿Dejaste lejos el auto, Uma? - le pregunta y se encamina hacia un lado de la calle a paso rápido.
- Aguarda, es para el otro lado. - responde ella y sale detrás suyo.
- ¿Seguro que es solo eso? - me pregunta Sam.
Le dedico una sonrisa. - Si, no te preocupes tanto por mí. Anda ve, que van a dejarte.
- Nos vemos el lunes. - se despide y va en dirección por dónde fueron los demás.
Doy un paso afuera, saliendo del resguardo y dejando que la lluvia me moje. Quedo por un rato así, sin moverme, hasta que siento algo encima de mi cabeza y al alzar la vista veo que tengo un paraguas. Miro a mi lado y es Rhett quien lo sostiene. Sus ojos me miran apenados, y noto cómo traga con nerviosismo.
- Supuse que no tendrías paraguas. - comenta luego de un prolongado silencio, en el que tan solo nos quedamos viendo. Me lo extiende. - Tómalo, yo... yo puedo pedir que me busquen.
- No hace falta, Rhett. - digo serio. - Estoy en la moto.
Frunce el ceño. - No hagas eso, podría ser peligroso. - me regaña.
Y me tengo que contener de que no se me forma una sonrisa por la ternura que me genera su preocupación. Debo ser firme en esta situación, no puedo flaquear porque sino nos mantendremos siempre en lo mismo y así no se puede avanzar.
- No es la primera vez que llueve en la ciudad y que vengo al trabajo con la moto. Y te aseguro que me las he arreglado bien solo. - hablo seco.
- En realidad... era un excusa. - dice por lo bajo. - Quería... quería invitarte a tomar algo... o comer... o también podríamos ver una película.
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Tenía que ser él
RomanceAtticus Lee es feliz. Esta en sus 30s. Trabaja de lo que ama, tiene unos compañeros a los que adora, puede costearse todos sus caprichos y las citas no le faltan. Siente que no le falta nada. Pero todo se da vuelta cuando llega un nuevo jefe a la e...