El domingo Magnus tenía el día libre, por lo que lo pasé con él y mi sobrina.
Cocinamos juntos, luego acomodamos todo y por último comimos helado mientras mirábamos películas acostados en el sofá. Y en ningún momento me aparte de mi hermano. No me percate de eso hasta que me preguntó extrañado: "¿Qué te sucede? ¿Por qué me sigues como un cachorrito?".
Tenía una profunda tristeza y angustia dentro de mi pecho, y lo único que conseguía hacerme sentir reconfortado era el estar cerca suyo. Fue por lo que me le quede a su junto a él mientras cocinaba; luego entre tanto el lavaba, yo secaba; y cuando mirábamos la película me senté a su lado, apoyando mi cabeza en su hombro.
La verdad es que... tenía miedo. Se que es completamente irracional lo que voy a decir, pero tenía miedo que Magnus desapareciera. Me aterraba la idea de perder de vista a mi hermano, porque por un segundo mi subconsciente creía que él se evaporaría frente a mis ojos.
Recordé cuando era pequeño, que solía tener pesadillas sobre eso. Pero me bastaba con abrir mis ojos y ver a mi hermano dormido en la cama junto a la mía.
Según mi psicóloga, es normal mi actitud, dado que adopte a Magnus como figura paterna. Ha sido todo lo que he tenido en mi vida, por lo que me aferro a él.
Ya era medianoche cuando Hari se despidió de nosotros y se fue a su habitación a dormir.
- Quédate a dormir. - me dijo Magnus, parándose del sofá una vez que la película terminó.
- No, está bien, no es tan tarde. - dije yo desperezándome.
- No era sugerencia, era una orden. - habló tajante.
- Bien. - accedí con fastidio.
Es inútil discutir con mi hermano cuando se pone en modo terco, puede ser más cabezota que yo. Hasta me atrevería a decir que es más obstinado, solo que me deja salirme con la mía.
Se volvió hacia mí con ímpetu. - Atticus. - me llamo firme, lo que consiguió sorprenderme. - Tenemos que hablar.
- ¿Por qué me suena a ruptura amorosa? - bromeo.
Siguió con la mirada fija. - No soy nuestros padres. - continúo. - Yo no voy a dejarte, no voy a irme, ni voy a desaparecer. Siempre hemos sido tú y yo, y va a seguir siendo de ese modo, incluso en otras vidas o dimensiones, porque siempre te voy a elegir como mi hermano. - quedé en shock, él suspiró y siguió. - Así que vive tu vida, hermanito. Las cosas van a estar bien, no te preocupes. - me miró apenado. - No llores, cabeza de chorlito. - y no me doy cuenta de las lágrimas que caen por mis mejillas hasta que lo menciona. Se acercó a mí y acarició mi cabeza como lo ha hecho desde que somos niños. - Estaremos bien. - y me sonrío de una forma cálida.
Magnus tiene la capacidad que con unas palabras logra traerme de vuelta a mi eje. Si no fuera por él habría perdido la cabeza hace mucho tiempo.
Tiene razón. No puedo seguir preocupado y angustiado por cosas que ya no puedo cambiar. Debo centrarme en lo importante, que es mi trabajo...
Y Rhett (sobretodo).
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El lunes cuando llegué a la oficina, ya era un poco más tarde de lo usual, por lo que todos ya se encontraban trabajando atareados en sus escritorios, tecleando sin parar.
- Buenos días. - saludo sentandome en mi silla. - Hoy han empezado temprano. - agrego ante la falta de respuesta. Ninguno se inmuta, ni apartan la mirada de sus pantallas.
- Han adelantado la presentación de la página web del sitio de compraventa. - menciona Liam. - Nos queda una hora para tener todo listo para el lanzamiento.
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Tenía que ser él
RomanceAtticus Lee es feliz. Esta en sus 30s. Trabaja de lo que ama, tiene unos compañeros a los que adora, puede costearse todos sus caprichos y las citas no le faltan. Siente que no le falta nada. Pero todo se da vuelta cuando llega un nuevo jefe a la e...