prólogo.

1.2K 62 1
                                    

"¿¡Qué!?", exclamó Sarada, la incredulidad pintándole el rostro.

"Te casarás con Su Alteza, el príncipe heredero," declaró Sasuke con la frialdad que lo caracterizaba. Su tono no dejaba lugar a dudas.

Sarada desvió la mirada hacia su madre, buscando un rayo de esperanza en sus ojos.

"Madre, ¿no vas a decir nada? ¿Vas a dejar que me casen con ese hombre?", preguntó Sarada, la desesperación en su voz.

"Sarada, cariño...", murmuró Sakura, acercándose a su hija con cautela, la preocupación grabada en su expresión.

"No digas nada, madre," interrumpió Sarada, cortante. "Sé que obedecerás a mi padre, como siempre. Al final, ¿qué puedes hacer? Él nunca te escucha." Sus palabras, aunque hirientes, eran un reflejo de su frustración.

"No le faltes el respeto a tu madre, Sarada. Ve a tu habitación y no salgas hasta que te lo ordene. Estás castigada," replicó Sasuke, su voz resonando con autoridad.

"La verdad duele, ¿no es así, padre? Tratas a mi madre como a una sirvienta," respondió Sarada, desafiándolo con la mirada.

"Ve a tu habitación, ahora," repitió Sasuke, impaciente.

"Hija, por favor... hazle caso a tu padre," suplicó Sakura, su voz quebrada por la tristeza.

"Está bien, madre."

Sarada se retiró a su habitación, dejando tras de sí un silencio cargado de tensión.

"Esa hija tuya solo me da dolores de cabeza," se quejó Sasuke, frotándose la sien con frustración.

"Es nuestra hija, Sasuke. Recuerda que Sarada aún es muy joven e inmadura para un matrimonio. Sería mejor esperar algunos años," respondió Sakura, con una firmeza inesperada.

"No quiero tu opinión, Sakura," respondió Sasuke, cortante.

"Lo siento," murmuró Sakura, encogiéndose de hombros.

"Casi se me olvida. Esta noche tendremos invitados importantes. Arréglate. No puedes ir así delante de nuestros invitados," dijo Sasuke, cambiando de tema sin contemplaciones.

Sakura asintió ligeramente con la cabeza.

Sarada estaba en su habitación, sentada junto a la ventana, observando el paisaje con una mirada distante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Sarada estaba en su habitación, sentada junto a la ventana, observando el paisaje con una mirada distante. Su dama de compañía, ChouChou, llamó a la puerta. Al no recibir respuesta, entró.

"Lady Sarada."

ChouChou se acercó a Sarada con preocupación.

"ChouChou...", susurró Sarada, las lágrimas cayendo por sus mejillas.

Sarada miró fijamente a ChouChou, buscando consuelo en su presencia.

"¿Qué sucedió? ¿Otra vez discutió con su padre?", preguntó ChouChou, preocupada.

"Mi padre quiere que me case con el príncipe heredero," dijo Sarada en voz baja, la tristeza resonando en sus palabras.

"Ya veo..." respondió ChouChou, comprendiendo la magnitud del problema.

"No puedo permitirlo. No me quiero casar con ese hombre," afirmó Sarada con determinación.

"¿Qué es lo que planea? ¿Piensas huir? Eso es muy arriesgado," preguntó ChouChou, preocupada por la seguridad de Sarada.

"Por supuesto que no. No tengo adónde ir. Mi padre me encontrará enseguida y entonces estaría encerrada hasta el día de la boda," respondió Sarada, descartando esa opción.

"¿Entonces qué va a hacer?", preguntó ChouChou, ansiosa por saber sus planes.

Sarada suspiró, sumida en sus pensamientos.

"No lo sé aún, pero pensaré en algún plan para no tener que casarme," dijo Sarada, decidida a luchar contra su destino.

"Cualquier cosa que necesites, no dudes en contar conmigo," ofreció ChouChou, demostrando su lealtad y apoyo incondicional.

"Gracias, ChouChou. Siempre que necesito a alguien, tú estás aquí conmigo," dijo Sarada, agradecida por la amistad de ChouChou.

Sarada haría todo lo que estuviera en sus manos para evitar ese matrimonio. Ella no se casaría con aquel hombre.

𝑬𝒎𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒓𝒊𝒛 𝑼𝒄𝒉𝒊𝒉𝒂 • |Borusara|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora