La brisa matutina, fresca y limpia, acariciaba el rostro de Sarada mientras contemplaba la ciudad desde la terraza del palacio. Dos meses. Dos meses desde que Boruto había partido en su peligrosa misión. El sol naciente, aún tímido, pintaba el cielo con delicados tonos rosados y dorados, un espectáculo hermoso que, sin embargo, no lograba calmar la suave melancolía que la envolvía.
Se apoyó en la fría piedra de la barandilla. La ciudad se extendía ante ella como un tapiz tejido con miles de hilos: un mar de tejados rojizos, salpicados por el verde oscuro de los parques y el brillo plateado de los ríos. Desde esta altura, las personas eran diminutas figuras en movimiento, sus vidas un fluir constante que ella observaba con una mezcla de responsabilidad y nostalgia. En estos dos meses, había gobernado con firmeza y determinación, tomando decisiones difíciles, enfrentando desafíos inesperados, y manteniendo la estabilidad del imperio en ausencia de Boruto.
Una leve sonrisa, casi imperceptible, se asomó a sus labios. Había hecho un buen trabajo. Se había demostrado una emperatriz capaz, justa y decidida. Había honrado la confianza de Boruto, gobernando con sabiduría y compasión, guiada por los principios que compartían. Pero la satisfacción se mezclaba con una profunda añoranza. La ausencia de Boruto era un vacío persistente, un silencio ensordecedor en la música del palacio. Extrañaba su sonrisa, sus bromas, su apoyo incondicional. Extrañaba a su esposo, a su compañero, a su mejor amigo.
Suspiró, cerrando los ojos por un instante. El viento traía el aroma fresco de los jardines, un susurro de esperanza. Boruto volvería. Lo sabía. Y cuando lo hiciera, lo recibiría con los brazos abiertos, no solo como emperatriz, sino como esposa enamorada. Hasta entonces, seguiría cumpliendo su promesa: proteger su imperio y a su pueblo hasta su regreso. El sol, ahora más alto en el cielo, bañaba la ciudad con su luz, proyectando una promesa de un nuevo día, un nuevo comienzo, y la esperanza de un pronto reencuentro.
Una conocida voz la saco de sus pensamientos.
—La princesa Himawari te espera en el jardín para desayunar —le recuerda ChouChou, su voz melodiosa como el canto de un pájaro.
Sarada asiente, sus ojos negros reflejando la luz del sol.
—Lo sé —responde, con una voz tranquila que contrasta con el ajetreo sutil del palacio a su alrededor.
ChouChou se acerca a su lado, observando la mirada pensativa de Sarada, dirigida hacia el cielo azul.
—¿En qué piensas, Sarada? —pregunta con delicadeza.
Sarada suspira, un suspiro ligero como una pluma.
—Creo... creo que he hecho las cosas bien— dice, su voz apenas un susurro.
Una sonrisa cálida ilumina el rostro de ChouChou.
—Como si pudiera ser de otra manera— responde con firmeza—. Eres Sarada. Una mujer inteligente y firme, capaz de superar cualquier obstáculo—El elogio hace que Sarada sonría, un poco avergonzada.
—Exageras—murmura, sus mejillas sonrojadas ligeramente.
ChouChou niega con la cabeza, sus ojos brillando con admiración.
—Para nada. Eres una mujer fuerte, Sarada. He visto todo lo que has pasado desde que llegaste al palacio. La forma en que has afrontado cada desafío… te admiro profundamente —ChouChou le toma las manos a Sarada con una ternura sincera. Sus dedos se entrelazan con los de ella. ChouChou la mira directamente a los ojos, su mirada llena de respeto y afecto.
***
El sol de la mañana bañaba el jardín del palacio con una luz suave y cálida. Sarada, con un kimono ligero de color melocotón, se encontraba sentada en una silla junto a una mesa de mármol pulido, cubierta con un bonito mantel azul con hilos de oro. Sobre la mesa, se veían dispuestos unos frutos secos, higos frescos y una selección de fruta variada, disfrutando de una taza de té de jazmín junto a Himawari, quien lucía un vestido de verano alegre y colorido.
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𝑬𝒎𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒓𝒊𝒛 𝑼𝒄𝒉𝒊𝒉𝒂 • |Borusara|
FanfictionLady Sarada Uchiha, una joven hermosa e inteligente de carácter fuerte, era la única hija del Duque Sasuke Uchiha. Fue comprometida con el rebelde príncipe heredero Boruto Uzumaki. Esta unión estaba destinada a fortalecer el vínculo entre las dos fa...
