El alivio inundó a ChouChou al ver a Sarada con vida.
-Su Majestad -exclamó, la voz quebrada por la emoción-. ¡Está viva!
La joven se abalanzó sobre la Emperatriz, abrazándola con fuerza, las lágrimas corriendo por su rostro. Era un abrazo de pura gratitud y alegría contenida, un torrente de emociones que apenas podía contener.
Sarada correspondió al abrazo, sonriendo con ternura.
-Así es, Chou -dijo, su voz suave y cálida-. Estoy viva. Kawaki me salvó -Su sonrisa, sin embargo, ocultaba un rastro de cansancio y la tensión que aún persistía.
ChouChou se separó ligeramente, mirando a Kawaki con una mezcla de gratitud y furia. Sus ojos, llenos de lágrimas, ardían con una intensa preocupación.
-¿Le han hecho daño esos malditos? La pregunta brotó de sus labios como una acusación, un reflejo de su dolor y su miedo.
Kawaki, de pie junto a Sarada, sintió la intensidad de la mirada de ChouChou.
-Eso no importa ahora -respondió con calma, su voz firme y tranquilizadora, tratando de calmar la tormenta de emociones que la asaltaba-. Lo importante es que ahora estoy aquí.
-Su madre no podrá creerlo... Ella debe saberlo.
Sarada asintió, su mirada llena de comprensión. -Yo misma iré a verle ahora.
***
Sakura contemplaba el jardín desde la ventana de los aposentos de Sarada, tenía los brazos cruzados sobre el pecho. La inquietud la carcomía; la imagen de su hija, desaparecida, la atormentaba sin descanso. Sus pensamientos, un torbellino de angustia y desesperación, la mantenían cautiva. De pronto, una voz la sacó de su trance, una voz que le heló la sangre y la hizo dudar de su propia cordura. Sarada. ¿Una alucinación? ¿Se estaba volviendo loca?
Giró bruscamente, y allí estaba. Sarada. Su hija. Viva. Era Real. La incredulidad la paralizó por un instante. No podía creer lo que veían sus ojos.
-Mamá -La voz de Sarada, suave y familiar, la devolvió a la realidad.
Sakura se acercó a ella con pasos vacilantes, como si temiera romper un hechizo.
-Sarada, cariño... ¿Eres tú? -La pregunta, aunque simple, rebosaba de una emoción tan intensa que apenas podía articularla.
Tomó las manos de su hija entre las suyas, examinando cada detalle, buscando alguna señal de que era una ilusión. Las manos eran reales, cálidas, y la mirada de Sarada, llena de amor y alivio, disipaba sus dudas.
-Sí, mamá. Soy yo, tu hija. Sarada -La voz de Sarada era un bálsamo para el alma de Sakura.
Un abrazo. Un abrazo tan fuerte, tan desesperado, que parecía querer absorber días de angustia y miedo. Sakura aferró a su hija con una fuerza que expresaba todo el amor incontenible que sentía.
-Tenía tanto miedo... tanto miedo de no volver a verte... -Las lágrimas de Sakura fluían libremente, un torrente de alivio y felicidad que rompía la tensión acumulada.
-Yo igual, mamá... -La voz de Sarada, aunque débil, transmitía la misma intensidad emocional.
-Nunca... nunca te volveré a dejar sola... -prometió Sakura entre sollozos-. Estaremos siempre juntas.
***
-Su Alteza, no podrá creerlo... -La voz de Hana, la sirvienta, era un susurro apenas audible, cargado de una tensión que hizo que Karin se tensara.
-¿Qué sucede, Hana? ¿Malas noticias? Karin, se volvió, su rostro inexpresivo, pero sus ojos reflejaban una inquietud contenida.
-No sabría discernir si son malas o buenas para usted -La vacilación de Hana aumentó la tensión. Karin sintió una punzada de impaciencia.
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𝑬𝒎𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒓𝒊𝒛 𝑼𝒄𝒉𝒊𝒉𝒂 • |Borusara|
FanfictionLady Sarada Uchiha, una joven hermosa e inteligente de carácter fuerte, era la única hija del Duque Sasuke Uchiha. Fue comprometida con el rebelde príncipe heredero Boruto Uzumaki. Esta unión estaba destinada a fortalecer el vínculo entre las dos fa...
