Jungkoook llegó pocos minutos después que los padres de Luv y los condujeron a todos a la sala de emergencias justo en el mismo instante en que la camilla que llevaba a Rita Garth entraba por la puerta de emergencias. Un técnico de ambulancia iba diciendo sus constantes vitales y lo que le habían hecho por el camino. Un médico ordenó que le hicieran una resonancia magnética y el personal médico se acercó a la nueva paciente mientras el pastor Taylor y su mujer se quedaban pasmados con la llegada al hospital de otro ser querido sin saber todavía el estado del primero. Sarah Marsden entró corriendo por la puerta cargando al pequeño Tyler, que llevaba un pijama manchado de barro. Becker iba detrás y parecía turbado, incómodo. Cuando vio a Jungkook se quedó detrás, observándolo con desprecio y miedo; metió las manos en los bolsillos y apartó la mirada con desdén mientras Jungkook se centraba en la conversación.
—¡Sarah! ¿Qué ha pasado? —Joshua y Rachel se acercaron. Rachel cogió al pequeño de los brazos de su abuela; Joshua pasó el brazo por los hombros temblorosos de la mujer.
Sarah no tenía mucha información, pero se sentó con Rachel y Becker en la sala de espera mientras Joshua y Jungkook iban a ver cómo estaba Taehyung. El pastor Joshua no se dio cuenta del miedo en la mirada de Becker ni de que sus ojos buscaron la salida cuando mencionaron a Taehyung. Tampoco se dio cuenta de los policías que esperaban al lado de la puerta de emergencias ni del coche de policía que se acababa de detener en el bordillo justo delante de la puerta de la sala de espera. Jungkook sí se dio cuenta de todo.
Cuando Joshua y Jungkook llegaron a la pequeña habitación en la que se encontraba Taehyung, vieron a los padres del chico al lado del cuerpo, a Luv encogida en una esquina y a Taehyung tumbado con los ojos cerrados en la camilla del hospital. Le habían dado a Angie un cubo de plástico lleno de agua con jabón y la mujer estaba limpiando con cuidado el barro y la suciedad de la cara y el pelo de su hijo, sirviéndole por última vez. Era evidente por los rostros afligidos de los allí presentes que Taehyung no estaba dormido.
Era la primera vez que Jungkook veía un cadáver. El hombre estaba tirado en el suelo junto a la entrada sur del recinto. Aquella mañana, la unidad de Jungkook estaba de patrulla, y Namjoon y él fueron los primeros en ver el cuerpo. Tenía la cara hinchada y amoratada, llena de manchas negras y con sangre seca en las comisuras de la boca y debajo de los orificios de la nariz. Si no hubiera sido por el pelo, habría sido imposible reconocerlo. Cuando se dieron cuenta de quién era, Namjoon ya se había apartado del cuerpo sin vida y había vomitado el desayuno que había tomado una hora antes.
Lo llamaban Cosmo, porque tenía una mata de pelo rizado y encrespado que le sobresalía por los lados y por encima de la cabeza y se parecía a Cosmo Kramer, el personaje de la serie Seinfeld. Había estado ayudando a los estadounidenses y les había contado trucos e información sobre las idas y venidas de gente de interés. Siempre tenía una sonrisa en los labios y era una persona difícil de asustar. Tenía una hija, Nagar, que tenía la edad de Kylie, la hermana de Nmajoon. Kylie incluso había mandado un par de cartas a la niña, y Nagar había respondido con fotos y unas cuantas palabras básicas en el inglés que su padre le había enseñado.
Primero encontraron su moto; la habían dejado tirada al lado de la base. Las ruedas todavía giraban y el manillar estaba enterrado en la tierra. Miraron si había alguna rueda pinchada y buscaron a Cosmo, sorprendidos de que hubiera abandonado el vehículo en medio de la carretera que rodeaba el perímetro más allá de la alambrada. Entonces lo encontraron. Entre los dedos sin vida le habían colocado una bandera estadounidense, una de esas pequeñas y baratas que tienen un palo de madera, como las que dan en los desfiles del 4 de Julio. El mensaje quedaba claro. Habían descubierto que Cosmo estaba ayudando a los estadounidenses y lo habían matado.
Namjoon fue el que más se alteró; era incapaz de entender el odio. Los sunitas odiaban a los chiitas y los chiitas odiaban a los sunitas. Ambos odiaban a los kurdos y todos odiaban a los estadounidenses, aunque los kurdos eran un poco más tolerantes y reconocían que Estados Unidos era su única esperanza.
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Jeon Jungkook - Máscara
Random> [Esta historia es una adaptación todos los derechos para la autora original]