22 de noviembre de 2003
Querida Marley:
Nunca te he escrito una carta de amor, ¿verdad? ¿Sabías que Jungkook se estuvo escribiendomcartas de amor con Rita Marsden hasta que se dio cuenta de que no era ella la que las escribía? Las escribía Luv Taylor, la chica bajita y pelirroja que siempre va con Taehyung, el hijo del
entrenador Kim Namjoon le sugirió a Jungkook que le mandara poemas. Yo creo que Jungkook lo pasó muy bien hasta que Rita cortó con él y le confesó que había sido Luv desde el principio. Jungkook no suele mostrar sus sentimientos, pero aquel día estaba muy enfadado. Nos estuvimosmmetiendo con él por lo que había pasado todo el curso. Es divertido imaginar a Jungkook y a Luv juntos, pero a él no le hace ninguna gracia, y cada vez que mencionamos el nombre de la chica se queda callado. Eso me ha hecho darme cuenta de que no se me da muy bien expresarme y me ha recordado lo lejos que está dispuesta a llegar la gente para comunicarse.Hemos tenido que escoltar por turnos a algunos prisioneros antes de que los llevaran a Bagdad. A veces pasan semanas hasta que tenemos un lugar donde mandarlos. Es sorprendente lo que llegan a hacer algunos de los prisioneros iraquíes para comunicarse entre ellos. Mezclan su té chai con tierra y arena, hacen una especie de barro, luego escriben mensajes en trozos de servilletas o trapos, los ponen dentro de la bola de barro (nosotros las llamamos piedras chai) yndejan que se seque. Entonces las lanzan a diferentes celdas cuando los escoltas no miran. Yo no sabía qué escribir hoy y eso me ha hecho pensar en qué te diría si tuviera solo un pedacito de papel. «Te quiero» ya está muy visto, pero te quiero y quiero a Seokjin, aunque no lo haya conocido todavía. Me muero de ganas de regresar a casa y ser mejor persona. Creo que puedo ser mejor, y prometo que lo voy a intentar. Bueno, esta es tu primera carta de amor oficial. Espero que te guste. Yoongi se ha asegurado de que no haya errores ni faltas de ortografía. Vale la pena tener amigos inteligentes.
Con amor, Seokjin
Jungkook esperaba delante de casa de Luv sin saber cómo entrar. Podía lanzarle piedras a lanventana (la de Luv era la de la izquierda de la planta baja. Daba a la parte de atrás). Podía cantarle una serenata y despertar a todo el vecindario… y a los padres de la chica, aunque eso probablemente tampoco le ayudaría a entrar, y se moría de ganas de hacerlo. Era la una de la madrugada. Por desgracia, el horario de trabajo en la pastelería le había alterado el ciclo del sueño y los días que no trabajaba no podía dormir. Bueno, en realidad nunca dormía bien, no desde que había regresado de Irak. La psicóloga le había dicho que era normal tener pesadillas porque tenía trastorno de estrés postraumático. No hacía falta ser muy listo para darse cuenta.
Sin embargo, esa noche lo que le impedía dormir era la necesidad de ver a Luv. Hacía horas desde que lo había dejado para llevar a Taehyung a casa. Solo unas cuantas horas. Pero la echaba de menos.
Cogió el teléfono, una opción mucho más lógica que comunicarse lanzando piedras o hacer de Romeo con música.
«¿Estás despierta?», le escribió. Esperaba que hubiera dejado el móvil cerca de la cama. El móvil tardó veinte segundos en vibrar:
«Sí».
«¿Puedo verte?».
«Sí, ¿dónde estás?».
«Fuera».
«¿Aquí fuera?».
«Sí. ¿Tienes miedo? Me han dicho que asusto bastante. Había pensado en entrar por la ventana, pero los monstruos, en teoría, viven debajo de la cama, o en el armario».
Ahora le era mucho más fácil bromear sobre su aspecto. Luv había hecho que fuera fácil. No respondió al último mensaje, pero la luz se encendió de golpe. Pasaron un par de minutos; Jungkook se preguntaba si se estaría arreglando. A lo mejor dormía desnuda. Vaya, tendría que haberse colado por la ventana.
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Jeon Jungkook - Máscara
Acak> [Esta historia es una adaptación todos los derechos para la autora original]