Ser Valiente

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Septiembre de 2001

A Luv le encantaba el verano porque pasaba los días sin hacer nada más que estar horas y horas con Taehyung o leyendo, pero el otoño en Pensilvania era impresionante. Aunque todavía era verano, puesto que no estaban ni a mediados de septiembre, las hojas ya habían empezado a cambiar, y Hannah Lake estaba llena de colores dorados mezclados con el verde oscuro del verano que se alejaba. Habían vuelto a empezar las clases. Ahora eran alumnos de último curso y estaban en la cúspide de la pirámide. Este sería el último año antes de comenzar la vida real.
Pero para Taehyung la vida real era el ahora, este instante, porque cada día iba a peor. Él no sevolvía más fuerte, sino más débil; no se acercaba a la edad adulta, sino a su fin.

Se había convertido en un experto en vivir el momento y no pensar en qué le depararía el futuro. La enfermedad que padecía hacía que ya no pudiera levantar los brazos ni siquiera a la altura del pecho, y esto le impedía hacer las cosas que la gente hacía cada día sin pensárselo dos veces.
A su madre le preocupaba que siguiera en el instituto porque la mayoría de las personas con distrofia muscular de Duchenne no pasaban de los veintiún años, y Taehyung tenía los días contados. El hecho de exponerse a enfermedades todos los días era motivo de preocupación, pero al no poder tocarse la cara estaba protegido de gérmenes que el resto de niños se restregaban por todo el cuerpo, así que rara vez faltaba a clase.

Podía arreglárselas con una tablilla con sujetapapeles en el regazo, pero le costaba, y, si se le caía, no podía agacharse a recogerla. Le resultaba mucho más fácil trabajar en un ordenador o acercar la silla de ruedas a una mesa y apoyar las manos encima. El instituto Hannah Lake era pequeño y no tenía muchos fondos, pero, con un poco de ayuda y unos pocos ajustes en su rutina, Taehyung se graduaría y, probablemente, con matrícula de honor. A segunda hora, la clase de Introducción al Cálculo estaba repleta de alumnos de último año. Taehyung y Luv se sentaron en la parte de atrás, en una mesa lo suficientemente alta como para que Taehyung la pudiera utilizar, y a ella la nombraron su ayudante, a pesar de que él la ayudaba más a ella en clase que al revés. Jeon Jungkook y Kim Namjoon también se sentaron al final de la clase, y Luv se alegraba de estar tan cerca de Jungkook, aunque él, a un metro de distancia y encajado en un pupitre demasiado pequeño para alguien de su tamaño, no supiera de su existencia.

El señor Hildy llegaba tarde. Solía llegar tarde a segunda hora y a nadie le importaba. No daba clase a primera hora y normalmente lo veían por las mañanas con una taza de café delante de la televisión de la sala de profesores. Pero ese martes entró a clase y encendió la televisión que colgaba en la esquina de la clase, a la izquierda de la pizarra. Los televisores eran nuevos, las pizarras, viejas, y el profesor, anciano, así que nadie le prestó atención cuando se puso de pie delante de la pantalla mirando como el presentador de televisión hablaba de un accidente de avión. Eran las nueve en punto.

—¡Silencio, por favor! —gritó el señor Hildy. Todo el mundo obedeció a regañadientes. La imagen de la pantalla enfocaba dos edificios altos. En el lateral de uno ellos había humo negro y fuego.
—¿Es Nueva York, señor Hildy? —preguntó alguien de primera fila.
—Es el World Trade Center —dijo el profesor
—.Eso no es un avión regional, me da igual lo que digan.
—¡Mira, ahí hay otro!
—¿Otro avión?
Se oyó un grito ahogado colectivo.
—No me jo… — La voz de Taehyung se fue apagando, y Luv se tapó la boca con la mano mientras todos observaban como otro avión se estrellaba en el lado de la otra torre, la que no estaba ardiendo.
Los presentadores reaccionaban igual que los estudiantes en el aula: estaban atónitos, confundidos, intentaban decir algo inteligente mientras miraban con creciente horror aquello que, claramente, no había sido un accidente. Ese día no hubo deberes de Cálculo. En lugar de eso, los alumnos de la clase de Matemáticas del señor Hildy vieron cómo se hacía historia. Puede que el profesor considerara que los alumnos de último año eran lo suficientemente adultos para ver las imágenes que se emitían y escuchar las especulaciones.

Jeon Jungkook - Máscara Donde viven las historias. Descúbrelo ahora